Clasificación de los enfermos anestesiados


Sistema por el cual la American Society of Anesthesiologists clasifica los enfermos a anestesiar en cinco categorías de riesgo, según sus parámetros característicos.

Los enfermos de la clase I son generalmente individuos sanos, sin graves problemas orgánicos, fisiológicos, bioquímicos o psiquiátricos, y en los que la anestesia es necesaria sólo para el tratamiento de una afección local, como una hernia inguinal o un fibroma uterino.

En la clase II se incluye a los enfermos con problemas generales leves o moderados, tanto si afectan a la enfermedad que precisa la anestesia, como si no; entre éstos tenemos la anemia, diabetes leve, hipertensión esencial, obesidad acusada o bronquitis crónica.

En la clase III se incluye a los enfermos con alteraciones o enfermedades generales graves, tanto si están relacionadas con la intervención que precisa la anestesia quirúrgica como si no es así.

Pertenecen a la clase IV los enfermos que padecen un estado amenazante para la vida, pero no necesariamente terminal, que puede estar relacionado o no con la intervención quirúrgica prevista.

La clase V corresponde al enfermo moribundo que tiene escasas probabilidades de supervivencia, como una persona en shock con un aneurisma abdominal roto o una embolia pulmonar masiva, Al número romano se añade la letra E (Emergency) para indicar que se trata de una intervención de urgencia, como el caso de un enfermo propuesto para una herniorrafia electiva que se transforma en urgente cuando su hernia sufre una obstrucción.

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Categoría: Anestesiología.




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