Proceso de adaptación


La adaptación es el proceso gracias al cual el indi­viduo es capaz de soportar situaciones de estrés, resolver problemas y tomar decisiones. Tiene dos componentes, cognitivo y no cognitivo. El componente cognitivo lo cons­tituyen todos aquellos pensamientos y aprendizajes nece­sarios para identificar la procedencia del estrés que aparecen en forma automática en orden a aliviar el males­tar; muchos mecanismos de defensa forman parte de este grupo. Los mecanismos no cognitivos, aunque pueden ser útiles, muchas veces no evitan el estrés bien porque la res­puesta no sea apropiada o produzcan un efecto perjudi­cial, bien porque, al reemplazar a los mecanismos cognitivos, impiden que el individuo conozca la causa del problema y busque una solución adecuada al mismo.

También se entiende como adaptación la modificación o respuesta a un estímulo o a una noxa de cualquier tipo tal como la inflamación de la muco­sa nasal en la rinitis infecciosa o un aumento del llanto en él niño atemorizado. La adaptación puede ser normal, autoprotectora y un signo de desarrollo, como es el caso del aprendizaje a caminar de un niño; sin embargo también puede tener efectos indeseables, como sucede en la poli­citemia que se produce de forma natural en las altitudes elevadas y que a la vez que aumenta la capacidad trans­portadora de oxigeno de los hematíes condiciona también una tendencia mayor a la trombosis, congestión venosa o edema. El grado y naturaleza de la adaptación de un pa­ciente deben ser valorados regularmente por la enfermera, siendo una medida de la eficacia de su asistencia la evolución de la enfermedad y la capacidad del paciente para tolerar el estrés.

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Categoría: Glosario Médico.




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