Espondilitis anquilosante (EA)


La espondilitis anquilosante (EA) es una enfermedad inflamatoria crónica y sistémica que afecta predominantemente al esqueleto axial (de forma invariable a las articulaciones sacroilíacas), pero que también puede afectar a las articulaciones periféricas y a las estructuras yuxtaarticulares. Se la considera el prototipo de las espondiloartropatías.

EPIDEMIOLOGÍA.

La enfermedad es más frecuente en varones (3 /1) y suele comenzar entre los 15 y los 30 años.
Se postula que la EA sigue un modelo de susceptibilidad genética poligénica. Es conocida la estrecha relación que la EA tiene con el antígeno de histocompatibilidad HLA B-27. El 90% de los pacientes presenta HLA B27, mientras que este antígeno sólo se encuentra en el 7% de la población general.

Se considera que la lesión fundamental que define a la EA es la entesitis, es decir, una inflamación de las zonas de inserción de los ligamentos y tendones en los huesos. Suele localizarse típicamente en la fascia plantar o en la inserción del tendón de Aquiles.

MANIFESTACIONES CLÍNICAS.

La EA afecta principalmente al esqueleto axial. En el 80% de los casos el comienzo es insidioso, en forma de un dolor sordo bilateral en la zona lumbar y glútea, acompañado de rigidez lumbar matutina de varias horas de duración, que mejora con el ejercicio y empeora con el reposo (características inflamatorias). Es muy característico que el dolor despierte al enfermo de madrugada y que con el paso de los meses (debe durar al menos 3 meses para sugerir EA) se atenúe y desaparezca, reapareciendo en relación con las exacerbaciones de la enfermedad Cuando la enfermedad articular llega al grado de anquilosis (lo cual sólo ocurre en algunos casos de larga evolución donde no se ha seguido el tratamiento correcto), el dolor desaparece.

Pueden aparecer dolores extraarticulares producidos por la entesopatía en crestas ilíacas, trocánter mayor, tuberosidad isquiática, y sobre todo en los talones.

La afectación axial sigue un patrón ascendente. Tras iniciarse la enfermedad en la zona lumbar, afecta a la zona torácica, y en especial a las articulaciones costovertebrales y costoesternales. La consecuencia es una limitación de la expansión torácica.

La columna vertebral se rectifica al perderse la lordosis lumbar y posteriormente se acentúa la cifosis torácica y el tórax se aplana. Tardíamente se afecta la columna cervical, curvándose el cuello hacia delante. Así se crea la típica imagen del paciente espondilótico con gran cifosis de toda la espalda y con la cabeza en rotación lateral.
Se detectan artritis periféricas en el 25-35% de los pacientes. Las más frecuentemente afectadas son la cadera y los hombros (articulaciones de las cinturas), que aparecen en las fases precoces de la enfermedad. La artritis de la cadera suele ser bilateral y crónica, creando gran incapacidad. Esto suele suceder cuando la enfermedad comienza en la adolescencia y suele manifestarse en los primeros 10 años de evolución de la enfermedad.
La participación de otras articulaciones periféricas es mucho más rara y suelen seguir un patrón oligoarticular asimétrico no erosivo.

RADIOLOGÍA.
Las alteraciones radiológicas son fundamentales para el diagnóstico de la EA(forman parte de sus criterios diagnósticos). Suele ser necesario un período mínimo de 5 años tras el inicio de la enfermedad para que se detecten alteraciones en las radiografías simples. Por eso, en fases muy precoces, puede tener utilidad el uso de la RMN, TC ó la gammagrafía ósea.
Habitualmente se demuestra la existencia de una sacroileítis bilateral y simétrica. Inicialmente la afectación se localiza en la parte ilíaca de la articulación sacroilíaca (puesto que aquí el hueso está más adelgazado y se erosiona con más facilidad).
Primero se observa borrosidad del borde cortical del hueso, que da paso a erosiones y esclerosis óseas. Según dichas erosiones se acentúan, se observa un pseudoensanchamiento del espacio articular.
Tras la destrucción, se produce reactivamente formación de tejido fibroso y posteriormente sustitución por tejido óseo, lo que da lugar a la anquilosis (y desaparición del espacio articular).
Por lo tanto, la evolución de la afectación articular es:
– Tejido de granulación en zonas ligamentarias y periostio.
– Sinovitis y formación de pannus (que causan destrucción articular).
– Borrosidad del hueso subcondral en las rx.
– Bordes erosionados asimétricamente y esclerosis (pseudoensanchamiento).
– Anquilosis (regeneración fibrocartilaginosa formación ósea).
– Desaparición de la ARTICULACIÓN.

En el esqueleto axial se produce una esclerosis ósea reactiva a la osteítis del borde anterior del cuerpo vertebral, seguida de erosión, que produce la característica cuadratura de las vértebras (“squaring” ).

Los típicos sindesmofitos marginales son el producto de la osificación de las capas superficiales del anillo fibroso del cartílago discal. Son puentes óseos entre las vértebras (a diferencia de los osteofitos o picos de loro de la artrosis, que no llegan a conectar los cuerpos).

La evolución progresiva ascendente de este proceso, junto con la anquilosis de las articulaciones interapofisarias da lugar a la característica imagen en caña de bambú (que confiere gran fragilidad a la columna y tendencia a la fractura vertebral, principalmente en la zona cervical).

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Categoría: Glosario Médico.




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