Injertos y sustitutivos óseos
Existen situaciones en las que la capacidad del hueso nativo no es suficiente para generar la cantidad de tejido óseo nuevo necesaria para conseguir el objetivo terapéutico que se persigue. En estas situaciones es necesario trasplantar hueso (realizar un injerto de hueso) o implantar algún material alternativo. Las indicaciones para realizar estos procedimientos incluyen el tratamiento de defectos óseos tras traumatismos, infecciones, resección de tumores o recambio de implantes articulares (prótesis) y la realización de fusiones óseas (sobre todo artrodesis lumbar).
Existen algunos términos relacionados con el injerto óseo y sus sustitutivos cuyas definiciones conviene conocer. Un material es osteogénico si posee tanto las células como los factores de crecimiento necesarios para la formación de hueso; osteoinductor, si añadido a un tejido estimula sus células para que formen hueso; y osteoconductor, si facilita su progresiva sustitución por el tejido óseo que lo penetra. Dependiendo de sus propiedades biomecánicas, diferentes materiales pueden proporcionar mayor o menor soporte estructural.
El autoinjerto es el material ideal para tratar defectos óseos y realizar fusiones óseas: es osteogénico, osteoinductor, osteoconductor, proporciona cierto soporte estructural, no es inmunogénico y no transmite enfermedades. La zonas dadoras más frecuentemente empleadas son la cresta iliaca (autoinjerto esponjoso o corticoesponjoso) y el peroné (autoinjerto cortical). Sin embargo, la cantidad de autoinjerto de la que se puede disponer es limitada y su obtención ocasiona una morbilidad añadida. Alternativamente al autoinjerto puede utilizarse aloinjerto (hueso obtenido en el momento de la donación de órganos). El aloinjerto es osteoconductor y, en el caso del aloinjerto esponjoso, levemente osteoinductor. Sus ventajas con respecto al autoinjerto son su mayor disponibilidad y ausencia de morbilidad sobre el paciente. Sin embargo, es menos eficaz y tiene un cierto riesgo de transmisión de enfermedades.
Como consecuencia del mejor conocimiento de la biologÃa y biomecánica ósea, del interés por evitar la morbilidad asociada a la obtención de autoinjerto y de la creciente necesidad de injerto, se han desarrollado un conjunto de sustitutivos óseos. Se definen como aquellos biomateriales empleados para la sustitución de tejido óseo nativo en regiones con déficit (o pérdida) establecido o potencial de hueso y con capacidad para inducir o ser sustituidos por tejido óseo nativo. Existen algunos que son fundamentalmente osteoinductores (matriz ósea desmineralizada, BMPs), otros que son osteoconductores y proporcionan cierto soporte estructural (cerámicas, biovidrios, combinaciones de colágeno con cerámica) y algunos que combinan ambas propiedades. También se está estudiando la posibilidad de aumentar la concentración sistémica o local de factores de crecimiento mediante técnicas de ingenierÃa genética (estimulación de la transcripción de los genes implicados en las células de interés o introducción de secuencias genéticas autorreplicativas utilizando vectores virales o no virales).
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Categoría: Glosario Médico.
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