Uveítis posteriores
Suelen afectar al mismo tiempo la retina suprayacente, causando disminución de la visión. Pueden darse dos tipos de reacción inflamatoria en la úvea:
1) Uveítis posteriores supurativas (agudas). Causadas por bacterias piógenas y, a veces, por hongos. Son secundarias a cirugía ocular, traumatismos y, a veces, a émbolos sépticos. Una de las causas más frecuentes es Candida albicans en adictos a la heroína. Dos cuadros clínicos:
– Panoftalmitis. Infección purulenta de las membranas y contenido ocular con extensión hacia la órbita.
– Endoftalmitis. Infección limitada al contenido intraocular. Es necesaria la hospitalización.
2) Uveítis posteriores no supurativas. Inflamación tisular crónica que se extiende a retina y generalmente a vítreo.
CLÍNICA.
En muchos pacientes se diagnostica casualmente, aunque algunos pueden referir visión con niebla o moscas volantes. Es necesario el examen de fondo de ojo, donde se observan opacidades en el vítreo (agregados celulares, fibrina y bandas de vítreo degenerado) con aspecto blanquecino. En la coroiditis se observan focos blanquecinos o amarillogrisáceos, de localización coroidea, con edema
de la retina adyacente, áreas cicatriciales y hemorragias retinianas. Su repercusión sobre la visión dependerá de su localización en la retina.
ETIOLOGÍA.
En nuestro medio, las causas más frecuentes son las siguientes: toxoplasmosis (30-50%), idiopáticas, tuberculosis, sarcoidosis, CMV o Candida.
TRATAMIENTO.
En principio, el etiológico. Además, corticoides sistémicos o perioculares para limitar el proceso a la menor extensión de retina posible. Inmunosupresores. Entre las posibles complicaciones pueden aparecer edema macular crónico, extensión al nervio óptico y desprendimientos de retina exudativos.
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Categoría: Oftalmología.
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