Cáncer de Colon


El segundo cáncer interno más frecuente en humanos, responsable del 20 % de las muertes por cáncer en los EE.UU., su incidencia aumenta espectacularmente por encima de los 50 años, igual frecuencia en varones y mujeres.

Etiología y factores de riesgo: Causa desconocida, prevalencia mayor en países desarrollados; aumento del riesgo en pacientes con hipercolesterolemia, enfermedad arterial coronaria, los estudios con emigrantes la correlación del riesgo con dietas con escaso contenido en fibra y ricas en grasa animal sugieren factores ambientales, aunque no se ha demostrado el efecto directo de la dieta, posible disminución del riesgo con suplemento dietético de calcio a largo plazo; riesgo aumentado en familiares en primer grado de los enfermos, en familias con elevada prevalencia de cáncer y en pacientes con historia de cáncer de mama o ginecológico, en síndromes de poliposis familiar, 10 años de historia de colitis ulcerosa, colitis de Crohn, 15 años de ureterosigmoidostomía, asbestosis. Los tumores en pacientes con historia familiar cargada de tumores malignos se sitúan frecuentemente en colon derecho y se suelen presentar antes de los 50 años; elevada prevalencia en pacientes con bacteriemia por Streptococcus bovis.

Anatomía patológica: Casi siempre adenocarcinoma 75 % localizados distalmente al ángulo esplénico (excepto cuando se asocian a poliposis o síndromes cancerosos hereditarios), pueden ser polipoides, sesiles, vegetantes o constrictivos; los subtipos y el grado de diferenciación no guardan correlación con el curso; el mejor predictor pronóstico único es el grado de invasión en el momento de la cirugía (CLASIFICACIÓN DE DUKES):

– supervivencia a 5 años 90 % en el cáncer confinado a la mucosa y submucosa (estadio A);
– del 70-85 % si penetra hasta la muscular o la serosa (estadio B; la supervivencia en este grupo es peor con la penetración del tumor en la grasa pericólica);
– del 30-60 % en afectación de los ganglios linfáticos regionales (estadio C; en este grupo la supervivencia es mejor si se afectan < 5 ganglios); - del 5 % con metástasis a distancia (p. ej., hígado, pulmón, hueso; estadio D). Los tumores del rectosigma pueden diseminarse tempranamente al pulmón debido al drenaje venoso paravertebral sistémico de esta zona. Otros predictores de mal pronóstico; antígeno carcinoembrionario sérico (CEA = carcinoembryonic antigen) preoperatorio 5 ng/mL ( 5 ?g/L), histología poco diferenciada, perforación intestinal, invasión venosa, adherencia a órganos adyacentes, aneuploidía, delecciones específicas en los cromosomas 5, 17 y 18. Características clínicas: Los cánceres de colon izquierdo se presentan frecuentemente con rectorragia, alteración del hábito intestinal (heces de calibre disminuido, estreñimiento, diarrea intermitente, tenesmo) y dolor abdominal o de espalda. Los cánceres de ciego y colon ascendente se presentan con más frecuencia con síntomas de anemia, sangre oculta en heces o pérdida de peso, otras complicaciones: perforación, fístula, vólvulo, hernia inguinal; hallazgos analíticos: anemia en el 50 % de los tumores del lado derecho. Diagnóstico: El diagnóstico temprano se facilita realizando tests de sangre oculta fecal en personas asintomáticas (véase más adelante); más de la mitad de todos los cánceres de colon están al alcance del sigmoidoscopio flexible de 60 cm, el enema baritado con doble contraste diagnosticará aproximadamente el 85 % de los cánceres de colon fuera del alcance del sigmoidoscopio; la colonoscopia es la prueba más sensible y específica, permite la biopsia del tumor y la extirpación de pólipos síncronos, pero es hasta cierto punto más cara. Tratamiento: Enfermedad localizada. Resección quirúrgica de segmentos del colon que contienen tumor; la evaluación preoperatoria para determinar el pronóstico y el abordaje quirúrgico comprende radiografías de tórax, pruebas bioquímicas hepáticas, nivel plasmático de CEA y posiblemente TC abdominal, la resección de metástasis hepáticas aisladas es posible en casos seleccionados; radioterapia pélvica adyuvante (con o sin quimioterapia asociada) para disminuir la tasa de recidivas locales del carcinoma rectal (sin efecto aparente sobre la supervivencia); la radioterapia no supone beneficios en tumores más proximales; quimioterapia adyuvante (5-FU y levamisol) para disminuir la tasa de recidivas de tumores en estadio C (puede mejorar la supervivencia); la determinación periódica del CEA sérico es útil para el seguimiento del tratamiento y determinar si existe recidiva. Seguimiento tras resección curativa: Pruebas de bioquímica hepática anuales, hemograma completo, examen radiológico o colonoscópico al año, y si es normal repetir cada 3 años, con test de detección selectiva («screening») habituales intermedios (véase más adelante); si se detectan pólipos, repetir la colonoscopia al año de la resección. Tumor avanzado (no resecable localmente o metastásico): la quimioterapia sistémica (5-FU y ácido folínico), quimioterapia intraarterial , la radioterapia o la combinación de ellas pueden paliar los síntomas. Prevención: La detección temprana del carcinoma de colon puede facilitarse por el examen sistemático de heces para detección de sangre oculta (Hemoccult II, ColoTest, etc.): FALSOS POSITIVOS, ingestión de carne roja, hierro, aspirina, hemorragia digestiva alta; FALSOS NEGATIVOS, ingestión de vitamina C, sangrado intermitente; Se recomienda - el examen anual en pacientes de más de 40 años, más temprano en pacientes de alto riesgo (véase más arriba); - se recomienda la sigmoidoscopia flexible de detección («screening») cada 3 años; - el estudio cuidadoso de todos los pacientes con tests de sangre oculta en heces positivos (con sigmoidoscopia flexible y enema opaco de doble contraste o sólo colonoscopia) revela pólipos en el 20 a 40 % y carcinoma en el 5 %; - el estudio de personas asintomáticas permite una detección más temprana del cáncer de colon (estadio de Dukes más precoz) y mayor tasa de resecabilidad; - sin embargo, la determinación sistemática de sangre oculta en heces no ha demostrado afectar a la mortalidad global por carcinoma de colon. Una valoración más intensiva de familiares en primer grado de pacientes con carcinoma de colon frecuentemente incluyen enemas baritados de doble contraste o colonoscopia de detección a partir de los 40 años. Si se detecta a tiempo, existe casi un 99% de posibilidades de eliminarlo con cirugía Cada año se detectan en España 25.000 nuevos casos de cáncer de colon y, de ellos, los que se descubren a tiempo son superados en un 99% tras una pequeña intervención quirúrgica en la que se elimina sólo la parte afectada. Las técnicas han avanzado de tal manera que en la mayoría de los casos no es necesario el tratamiento con quimioterapia o radioterapia, y los cirujanos recurren incluso a operaciones de reconstrucción del intestino en los casos más complicados para evitar la colocación de bolsas donde depositar las heces. En cualquier caso, la prevención es fundamental y unos sencillos consejos sobre la alimentación o el deporte moderado pueden ayudar, si se ponen en práctica, a reducir el riesgo de padecer esta enfermedad. Factores de riesgo y prevención: El colon es el primer tramo del intestino grueso y el lugar en el que se depositan los desechos antes de ser expulsados por el ano. Se divide en cuatro segmentos -ascendente, transverso, descendente y sigmoide- y está formado por varias capas de tejido, de las cuales la mucosa es la más interna. Precisamente, es en ella donde se desarrollan con más frecuencia los pólipos que dan lugar al cáncer de colon. Según explica el presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Antonio Antón, “cada año, se detectan en España 25.000 nuevos casos de cáncer de colon, siendo los hombres quienes más padecen esta enfermedad, en proporción de seis a cuatro respecto a las mujeres, es decir, de cada diez pacientes, seis son hombres y cuatro mujeres”. De cada diez pacientes, seis son hombres y cuatro mujeres ” No obstante, las posibilidades de curación cuando el cáncer se diagnostica a tiempo y el tumor es aún pequeño son muy altas, ya que, prosigue Antón, “cuando no hay metástasis o cuando el tumor sólo afecta a la mucosa del colon, existe entre un 95% y un 99% de posibilidades de eliminarlo con cirugía”. “Por el contrario, cuando el tumor es tan grande que penetra a través de la mucosa del colon o invade el tejido externo (Nivel 2 y 3), dependiendo de la penetración del tumor y el grado de afección de los ganglios, la supervivencia puede situarse entre cinco y diez años en el 70% de los casos, mientras que cuando se detecta muy avanzado, con ganglios afectados, la tasa de supervivencia se sitúa entre el 30% y el 50%”, añade. Por ello, es muy importante el diagnóstico precoz y, sobre todo, la prevención. Una práctica que se puede conseguir gracias a la labor de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), que ha identificado como factores de riesgo de la enfermedad: - La alimentación, que debe contener un bajo contenido en grasas animales y una mayor cantidad de fibra. – - Inactividad física, puesto que una vida sedentaria favorece la aparición de cualquier enfermedad. - Consumo de tabaco y de alcohol, que ayuda a la aparición de pólipos y favorece el crecimiento de las células malignas en la mucosa del colon. - Edad, ya que son las personas mayores, a partir de 60 años, quienes tienen más riesgo de caer enfermos. - Historia personal de pólipos y de cáncer colorrectal, porque la aparición de pólipos o de un tumor aumenta las posibilidades de cáncer o de un segundo tumor, respectivamente. - Enfermedades inflamatorias intestinales, que suponen menos del 1% de todos los cánceres colorrectales, pero también influyen. Los factores genéticos juegan a su vez un papel muy importante, puesto que en un 5% de los casos de cáncer de colon se han identificado una serie de genes que, cuando se alteran, dan lugar a una situación de predisposición a la aparición de la enfermedad. Asimismo, la transmisión de padres a hijos de un gen denominado APC, que también puede ser alterado, supone otro 1% de los tumores detectados, mientras que entre un 3% y un 5% de los casos restantes se transmiten de forma autosómica, esto es, “por la mutación o alteración de genes”, de manera que en la mayoría de los pacientes no se detectan pólipos. “Por ello, a los pacientes de alto riesgo que están enfermos se les plantea la posibilidad de hacer un seguimiento a sus hijos ante el riesgo de que estos también puedan presentar la enfermedad”, apunta Antonio Antón, quien recuerda la importancia de practicar deporte, seguir una dieta rica en fibra y dejar de beber y fumar para evitar una enfermedad que es la segunda causa de muerte por cáncer, siendo la primera el cáncer de pulmón en los hombres y de mama en las mujeres. El cáncer de colon es una enfermedad silenciosa, lo que significa que en el momento en el que aparecen los síntomas éstos denotan un estado avanzado del tumor. La primera señal de alarma suele ser la aparición de sangre en las heces La primera señal de alarma suele ser la aparición de sangre en las heces, uno de los síntomas más frecuentes y que permiten conocer si el tumor se encuentra en el recto, en el sigma o en el colon descendente (sangre roja), o por el contrario, está localizado en el colon ascendente (sangre negra). “Los pacientes que descubren que sangran están ya en alerta porque en caso de que no sufran dolores ni molestias, únicamente cuando el tumor sea grande e impida que salgan las heces serán realmente conscientes del problema que tienen, aunque en un primer momento creen que se trata de estreñimiento”, asegura el presidente de SEOM. Otros síntomas son la expulsión de heces más estrechas, que se corresponden con un estrechamiento del intestino por parte del tumor; tenesmo o sensación de evacuación incompleta; dolor abdominal semejante a un cólico, que puede estar localizado o ser difuso y que, en los casos en los que la masa tumoral cierra por completo el tubo intestinal, produce además estreñimiento y vómitos. Por otro lado, el cansancio extremo o la pérdida de peso sin causa aparente, así como la pérdida de apetito, son otros síntomas de la enfermedad, que pueden darse también en otras enfermedades, por lo que ante su aparición y ante cualquier duda, el mejor consejo es acudir siempre al médico para que realice las pruebas oportunas y determine si se trata de un tumor o un caso de hemorroides, diarrea o trastorno digestivo. La principal prueba para detectar la enfermedad, incluso antes de que el paciente sienta cualquier síntoma, es el test de sangre oculta en las heces (TSOH), que puede dar lugar a “falsos positivos” si no se realiza adecuadamente. Con él se detecta si existe o no sangre en las deposiciones y la necesidad de una colonoscopia si el resultado da positivo para comprobar así el origen del sangrado. El TSOH se puede realizar en el propio domicilio. Para ello, el paciente sólo debe tomar una muestra de heces durante tres días consecutivos y depositarlas en un sobre especial que contiene varias tiras reactivas. Posteriormente, será personal sanitario quien analice las tiras y la posible variación de su color, “lo que indicará que existe sangre en las deposiciones y requerirá estudios posteriores para diagnosticar el origen de la misma”. Además de esta prueba, se puede realizar también un análisis de sangre y orina para conocer el estado general del paciente, una exploración del ano y parte del recto o tacto rectal y la citada colonoscopia, “que es una prueba muy molesta pero muy eficaz”, describe Antonio Antón. En concreto, gracias a la colonoscopia se puede observar la mucosa de todo el colon y el recto Gracias a la colonoscopia se puede observar la mucosa de todo el colon y el recto a través de un tubo largo y flexible, con una luz y una cámara en un extremo, que es introducido por el ano y se denomina endoscopio. Según confirma la Asociación Española de Endoscopia Digestiva, lo habitual es que el paciente esté sedado, “no dormido”, de forma que no sienta molestias ni dolor. Si durante la colonoscopia el médico observa una lesión sospechosa, llevará a cabo una biopsia y extraerá una muestra de tejido que será estudiada por un especialista, quien diagnosticará si se trata de un tumor. Por último, para confirmar la enfermedad se pueden realizar radiografías de tórax, ecografías abdominales o endorrectales y pruebas encaminadas a la detección de marcadores tumorales, sustancias que aparecen en cantidades superiores a lo normal cuando se trata de personas que padecen algún tipo de cáncer. Etapas y tratamiento: El cáncer de colon pasa por varias fases. Por ello, para determinar el mejor tratamiento es necesario saber en qué fase se encuentra el tumor: si se localiza sólo en el colon o recto o si afecta a los ganglios y órganos próximos. En cualquier caso, la cirugía siempre es necesaria para extirpar el tumor y en ocasiones es también necesario el tratamiento con radioterapia y quimioterapia. “Aunque sea pequeña, la cirugía siempre es necesaria -insiste el presidente de SEOM-. Pero además, cuando el tumor es grande, después de operar hay que seguir un tratamiento con quimioterapia y, si el tumor está localizado al final del recto, también con radioterapia. Tras la cirugía, el tratamiento complementario aumenta la posibilidad de curación y la tasa de supervivencia alcanza casi el 70%, lo que significa salvar la vida”. Con la cirugía se suele extirpar un tercio del colon, mientras que las secciones que quedan se vuelven a unir e incluso es posible que, de manera temporal, se tenga que realizar una colostomia, es decir, una operación en la que el colon se une a una salida artificial en la pared del abdomen, donde se coloca una bolsa que recoge los excrementos. La colostomia puede ser permanente o transitoria, ya que si el paciente experimenta mejoría esa apertura artificial puede cerrarse. “Una vez que el enfermo ha sido operado con cirugía, se puede llevar una vida perfectamente normal, excepto en los casos en los que el cáncer está muy extendido y es necesario colocar una bolsa donde expulsar las heces. Pese a todo, la calidad de vida de los pacientes ha mejorado y, en la actualidad, se evitan las operaciones en las que el paciente es ‘vaciado’ y debe llevar esta bolsa o, en todo caso, se practican operaciones de reconstrucción del intestino”, agrega Antón. Sin embargo, cuando se produce metástasis y las células cancerosas llegan a la sangre y se distribuyen a otras partes del cuerpo, es necesario el tratamiento con quimioterapia para controlar la metástasis. Este tratamiento se puede administrar por vía oral o intravenosa. En el caso de la radioterapia, se recurre al empleo de rayos bien antes de la cirugía para reducir el tamaño el tumor o tras la cirugía, para destruir las células cancerosas.

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Categoría: Oncología.




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