CARCINOMA HEPATOCELULAR


Globalmente, la forma más común de cáncer de órganos internos; incidencia máxima en áreas de infección endémica por el virus de la hepatitis B (especialmente el sudeste asiático, el África subsahariana); mucho menos frecuente en los EE.UU. (12% de los tumores malignos). Máxima incidencia en el quinto y sexto decenio en los EE.UU., en el cuarto y quinto en zonas endémicas; relación varones/mujeres = 2:1 – 4:1.
Etiología y factores de riesgo.
La estrecha correlación con la infección crónica por hepatitis B sugiere un papel causal del virus en la mayoría de los casos. La infección neonatal comporta el máximo riesgo de desarrollo del carcinoma con posterioridad. La infección por virus de hepatitis C también aumenta el riesgo.
Otros factores de riesgo: cirrosis (especialmente alcohólica), hemocromatosis, déficit de þ – 1 – antitripsina, tirosinosis, ingestión de metabolitos fúngicos (p. ej., aflatoxina), uso de esteroides anabolizantes, administración de Thorotrast (agente de contraste radiológico utilizado en los años cuarenta y cincuenta).
Características clínicas.
En cirróticos, con frecuencia se presenta como descompensación de la hepatopatía subyacente; pérdida de peso, dolor en hipocondrio derecho (ocasionalmente agudo debido a hemorragia o rotura del tumor). La ictericia es rara excepto en fases terminales.
La exploración frecuentemente revela hepatomegalia dolorosa. Existe masa palpable, ascitis (frecuentemente hemorrágica) en el 25 % de los casos en el momento del diagnóstico, ocasionalmente, soplo o roce hepático.
Análisis: elevación de la fosfatasa alcalina y 5′ nucleotidasa, con frecuencia desproporcionadas con respecto a las otras pruebas de función hepática; elevación de la þ fetoproteína (AFP) sérica, (frecuentemente de 400 ng/ mL) en el 80 % de los enfermos a nivel global (aproximadamente el 50 % en EE.UU.).
Otras causas de elevación de la AFP incluyen la cirrosis, hepatitis aguda o crónica, metástasis hepáticas (todas ellas con elevaciones discretas), la gestación normal, teratomas malignos.
Diagnóstico.
La TC y la RNM son las más sensibles para la detección de masa hepática; la gammagrafía con isótopos (p. ej., galio, etiotol) puede sugerir carcinoma hepatocelular primario; la angiografía con frecuencia revela la vascularización típica de las lesiones y puede detectar tumores pequeños. La confirmación histológica por biopsia hepática percutánea bajo control radiológico, laparoscopia o laparotomía.
Tratamiento.
La resección curativa es posible en menos del 5 % de los pacientes; el trasplante hepático puede beneficiar a pacientes seleccionados con tumores pequeños confinados al hígado; RNM y angiografía para determinar la resecabilidad; radioterapia o embolización arterial selectiva sólo para paliar el dolor, no se han demostrado beneficios con la quimioterapia sistémica o intraarterial.
La prevención podría terminar por lograrse mediante vacunación global eficaz contra la hepatitis B.

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Categoría: Glosario Médico.




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