Cocaína
Se distinguen dos patrones de consumo:
Episódico (en “atracones” o “binges”, sobre todo de fin de semana).
Crónico (diario).
1. Farmacocinética. Vías de administración:
Oral (masticando las hojas)
Nasal (clorhidrato de cocaína esnifado, la vía más frecuente).
Inhalatoria (“crack” o “free-base”, muy adictivo por su rápido efecto) o intravenosa (“speedball”: clorhidrato de cocaína con heroína).
La vida media es de 1 hora eliminándose a través de las esterasas plasmáticas (se pueden detectar metabolitos en orina hasta 2-3 días después).
2. Farmacodinamia. Ejerce su efecto a través del bloqueo de la recaptación de aminas en el SNC (dopamina, sobre todo), bloqueo, en principio reversible (posibilidad de daño permanente si consume a largo plazo).
Crea tolerancia rápidamente, cruzada con las anfetaminas.
3. Usos médicos. Escasos (históricamente como vasoconstrictor y anestésico local en oftalmología y ORL).
1. Intoxicación aguda. Depende de la vía utilizada (más rápida en forma inhalatoria que intranasal, lo cual produce efectos más prolongados); alto riesgo: traficantes que llevan bolas de cocaína en su tracto digestivo.
Da lugar a un síndrome simpáticomimético. Produce estimulación y euforia (“rush”), con disminución del cansancio. En dosis altas, pueden aparecer alucinaciones táctiles o visuales. Midriasis reactiva, bruxismo y movimientos estereotipados. Aumenta la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca y la presión arterial (se han descrito infartos y hemorragias intracerebrales, infartos de miocardio, crisis hipertensivas e hipertermia maligna duradera). Riesgo de convulsiones y muerte (súbita, si hay déficit de pseudocolinesterasa)
El tratamiento es sintomático: reanimación en UCI; benzodiacepinas, si hay agitación; haloperidol, con psicosis tóxica; fentolamina
MUY IMPORTANTE
La intoxicación aguda por opiáceos se trata con naloxona, junto a ventilación con mascarilla y en ocasiones flumacenilo (el 80% de los heroinómanos son politoxicómanos).
El síndrome de abstinencia por sí solo no es indicación de tratamiento hospitalario, hay que remitir al paciente a un centro de deshabituación; si ingresa un heroinómano por otra enfermedad, se le ofrece iniciar un programa de desintoxicación en el hospital, y si lo rechaza, nos limitaremos a instaurar un tratamiento sintomático de la abstinencia (con BDZ de vida media larga, neurolépticos sedativos atípicos y a veces agonistas 0-2 como la clonidina).
La deshabituación puede realizarse como un programa de altísima exigencia (deprivación sin psicofármacos, suele reservarse para menores de edad, y con frecuencia es necesario pasar a un programa de alta exigencia por la alta tasa de fracasos), alta exigencia (naltrexona y psicoterapia) o de baja exigencia (metadona).
o nitroprusiato, si se dan crisis HTA; diazepam o fenobarbital, si presenta convulsiones tonicoclónicas; dantrolene, si presenta hipertermia maligna.
2. Efectos del uso crónico.
Locales: perforación y necrosis del tabique nasal por vasoconstricción.
Sistémicos:
– Vasoconstricción: cardiopatía isquémica y disminución del
flujo sanguíneo cerebral con riesgo de ACVA y convulsiones.
– Daño pulmonar por los disolventes de la cocaína preparada
para fumar (neumopatía intersticial con hipertensión pul-
monar e hiporreactividad bronquial).
– Riesgo de necrosis hepática.
– Parkinsonismo e hiperprolactinemia persistente (impotencia y ginecomastia en varones, amenorrea, galactorrea y esterilidad en mujeres) como reflejo de la depleción dopaminérgica.
– Se han comunicado numerosos casos de teratogénesis.
Psiquiátricos: psicosis paranoide; alucinaciones, siendo típicas las táctiles con sensación de que la piel es recorrida por insectos (formicación o síndrome de Magnan). En la abstinencia o “crash” se ve un cuadro de perfil depresivo con intensos deseos de volver a consumir (“craving”), aumento del apetito, hipersomnia y miosis.
3. Tratamiento de la dependencia. De nuevo, lo fundamental es el abordaje psicosocial (psicoterapia individual y de grupo, terapias familiares, grupos de autoayuda, etc.). Los fármacos son poco eficaces; se usan antidepresivos tricíclicos (desipramina) o agonistas dopaminérgicos (bromocriptina, lisuride, amantadina, levo-DOPA).
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Categoría: Glosario Médico.
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