Defectos anatómicos del aparato reproductor


Entre los defectos que impiden la hemorragia vaginal se incluyen la ausencia de vagina, himen imperforado, tabiques vaginales transversales y la estenosis cervical; su presencia es habitualmente sugerida por la exploración física. Cuando los hallazgos no son concluyentes puede establecerse el diagnóstico administrando acetato de medroxiprogesterona a dosis de 10-20 mg/día por vía oral durante 5 días o 100 mg de progesterona en vehículo oleoso por vía IM. Si los niveles de estrógenos son adecuados (y el conducto de salida está intacto) debe producirse hemorragia menstrual dentro de la semana siguiente al fin del tratamiento con gestágeno, y por tanto el diagnóstico es anovulación crónica con presencia de estrógeno, habitualmente enfermedad poliquística del ovario. Si no hay hemorragia por deprivación y el nivel de prolactina es normal en la mujer sin ovulación con ausencia de estrógenos, deben determinarse las gonadotropinas plasmáticas. Si están aumentadas el diagnóstico es insuficiencia ovárica (disgenesia gonadal, síndrome del ovario resistente, o fracaso ovárico prematuro). Es útil un cariotipo cuando se sospecha disgenesia gonadal.
Si las gonadotropinas son normales o bajas, el diagnóstico es trastorno hipotalámico-hipofisario o un defecto anatómico de la vía de salida (véase más arriba). Cuando los datos exploratorios no son nítidos, es útil administrar estrógeno cíclico con gestágeno (1,25 mg de estrógenos conjugados orales diarios durante 3 semanas añadiendo 10 mg de acetato de medroxiprogesterona en los últimos 5 a 7 días del tratamiento), seguidos de observación durante 10 días. Si no hay hemorragia, el diagnóstico de síndrome de Asherman u otros defectos anatómicos de la vía de salida se confirma por una histeroscopia o histerosalpingografía. Si ocurre hemorragia por deprivación tras la combinación de estrógeno-progesterona, el diagnóstico es anovulación crónica con ausencia de estrógeno (amenorrea hipotalámica funcional). Entre sus causas se cuentan el síndrome de Kallmann (hipogonadismo hipogonadotrópico), estrés emocional extremo, anorexia nerviosa, enfermedad debilitante crónica, adenomas hipofisarios, craniofaringiomas y panhipopituitarismo. Puede estar indicado el estudio radiológico de la región hipotálamo-hipofisaria.
El dolor pelviano puede asociarse tanto a reglas normales como a ciclos menstruales anormales. Muchas mujeres experimentan molestias abdominales con la ovulación («Mittelschmerz»): un dolor sordo, en el centro del ciclo que dura desde minutos a horas. Además, las mujeres que ovulan pueden experimentar síntomas somáticos en los días que preceden a la regla, incluyendo edema, tumescencia mamaria, molestias abdominales y un síntoma de irritabilidad cíclica, depresión y letargia conocido como síndrome premenstrual. Un dolor cólico intenso o incapacitante en mujeres con ciclos ovulatorios en ausencia de patología demostrable de la pelvis se conoce como dismenorrea primaria y su tratamiento óptimo son los AINE o los anticonceptivos orales. El dolor pelviano de causa orgánica puede clasificarse como uterino (leiomiomas, adenomiosis, estenosis cervical, infecciones, cáncer) anexial (salpingo-ooforitis, quistes, neoplasias, torsión, endometriosis), vulvar o vaginal (Monilia, Trichomonas, Gardnerella, Herpes, condiloma acuminado, quistes o abscesos de las glándulas de Bartholin) y asociado a gestación (amenaza de aborto o aborto incompleto, embarazo ectópico). La valoración comprende la anamnesis, exploración pelviana, determinación de gonadotropina coriónica humana, ecografía de la pelvis y en algunos casos laparoscopia o laparotomía.

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Categoría: Glosario Médico.




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