EPILEPSIA


ETIOLOGÍA.
Tanto el tipo de crisis como la edad del paciente proporcionan datos clave para conocer la etiología. En la tabla 1571 se muestran las causas más importantes de las crisis convulsivas por grupos de edad.
ANAMNESIS.
La crisis puede comenzar en un área localizada de la corteza cerebral («parcial» o «focal») o en un área difusa («generalizada»). Las crisis parciales pueden estar asociadas a pérdida o alteración de la conciencia («complejas») o pueden no afectar a la conciencia («simples»). Las crisis parciales complejas pueden ser motoras, sensitivas, autonómicas o psíquicas. En las crisis parciales complejas hay alteración de la conciencia junto a automatismos (p. ej., movimientos de chupeteo en los labios, de masticación, marcha errante u otras actividades motoras complejas). Las crisis generalizadas pueden producirse por generalización secundaria de una crisis parcial compleja o bien como un trastorno primario. Las crisis tónico-clónicas («grand mal») se manifiestan con una pérdida brusca de la conciencia, pérdida del tono postural, contracción muscular tónica que produce cierre enérgico de la boca y rigidez en la extensión (fase tónica) seguidas de sacudidas musculares rítmicas (fase clónica).
La recuperación de la conciencia es típicamente gradual con un periodo intermedio de confusión y desorientación. Fenómenos postictales frecuentes son la cefalea y la somnolencia (véase cap. 4). Durante la crisis puede haber incontinencia esfinteriana o puede ocurrir que el paciente se muerda la lengua. En las crisis de ausencia («petit mal») hay, sin previo aviso, un cese brusco de la actividad mental que raramente dura más de 30 segundos. Son frecuentes los síntomas motores menores no existiendo sin embargo automatismos complejos o actividad clónica. La vuelta a un estado de conciencia normal es rápida, sin somnolencia poscrítica o confusión. Otros tipos de crisis generalizadas son las ausencias atípicas, los espasmos infantiles y las crisis tónicas, atónicas y mioclónicas.
EXPLORACIÓN FÍSICA.
Las constantes vitales pueden proporcionar indicios de una hipertensión maligna o una infección. La hiperplasia de las encías es sugestiva de tratamiento crónico con fenitoína. Puede haber lesiones cutáneas en el síndrome de Sturge-Weber (nevus facial en vino de Oporto), en la esclerosis tuberosa (adenoma sebáceo, mancha achagrinada) y en la neurofibromatosis (manchas de café con leche, neurofibromas). La exploración general puede también revelar datos de abuso de drogas o de alcohol, traumatismo, insuficiencia renal o hepática o infección del SNC. Las asimetrías en el examen neurológico son sugestivas de tumor cerebral, accidente cerebrovascular u otra lesión focal. Durante una crisis generalizada, las pupilas pueden ser arreactivas, el reflejo corneal puede estar ausente y de forma transitoria se pueden presentar hiperreflexia y signo de Babinski.
HALLAZGOS DE LABORATORIO.
Deben obtenerse de manera inmediata glucosa, iones y calcio séricos. En algunos pacientes, las pruebas de función hepática, nitrógeno ureico sanguíneo, hemograma completo, análisis de tóxicos y nivel de alcoholemia pueden suministrar datos importantes. Si el paciente toma medicación anticonvulsivante deben medirse niveles. En los pacientes con una crisis convulsiva de origen no explicado, deben realizarse una RNM o una TC de cráneo, siendo con frecuencia aconsejable una revisión (a los 3 a 6 meses). En todos los pacientes en que se sospeche una infección está indicada la PL. Un EEG con maniobras de estimulación (hiperventilación, estimulación luminosa intermitente, sueño) a menudo es de utilidad en el diagnóstico y clasificación de las crisis convulsivas.
TRATAMIENTO.
En la fase aguda el paciente debe ser colocado en posición de semipronación, con la cabeza hacia abajo para evitar la aspiración. Se debe proporcionar oxígeno a través de una mascarilla. No se le debe atar a la fuerza, y no se debe intentar introducir una torunda blanda u otro objeto entre los dientes. Se deben corregir con rapidez los trastornos metabólicos reversibles (hipoglucemia, hipertensión, hiponatremia, abstinencia a drogas o alcohol). Un principio del tratamiento con fármacos (véase tabla 157 a 2) es administrar a los pacientes un único medicamento (con optimización de la dosis determinando niveles séricos), y sólo si una dosis adecuada de medicamento fracasa en el control de las crisis se podrá comenzar con un segundo fármaco. Si de esta manera se obtiene el control, la primera medicación debe retirarse de forma paulatina.

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Categoría: Glosario Médico.




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