Litiasis renal
La formación de «piedras» en los riñones es una dolorosa enfermedad que puede evitarse con una dieta equilibrada y mediante la práctica de ejercicio físico
Las piedras en el riñón son acúmulos en las vías urinarias de productos cálcicos o ácido úrico, sustancias que de ordinario se disuelven en la orina. Se trata de una afección muy dolorosa, que afecta al 5% de la población española al menos una vez en la vida, y que siempre debe ser tratada por un profesional de la Medicina. Para intentar evitar su aparición, que aumenta cada año de manera significativa en los países desarrollados, es conveniente practicar ejercicio físico con regularidad y seguir una dieta sana y variada.
Origen de los cálculos
La litiasis renal, nombre científico de las conocidas popularmente como «piedras» en el riñón, son un mal conocido desde hace 7.000 años de antigüedad, tal y como demuestran las pruebas realizadas a un esqueleto del Antiguo Egipto que padecía esta dolencia. La dolorosa enfermedad (la expulsión de las piedras es más temida que un parto), consiste en la formación de productos cálcicos o ácido úrico en las vías urinarias. De manera habitual el organismo los elimina disueltos en la orina junto con otros residuos. Cuando estas sustancias no se disuelven, este material precipita y se forman acúmulos conocidos como cálculos renales. El doctor Jesús Cebollada Muro, jefe de servicio de Nefrología del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza, señala que la acumulación de estos productos puede originarse por dos causas:
– Por saturación: Cuando hay mucha cantidad de esas sustancias en la orina.
– Por déficit de disolución: Cuando no se eliminan de manera adecuada. No se disuelven bien al existir alteración en el medio ácido de la orina. La orina hace normalmente de efecto tampón, ya que su ph (pH) ácido facilita que se disuelvan muchos de estos componentes.
Los temidos cálculos pueden pertenecer a dos grandes grupos, según sea su componente mayoritario, explica el nefrólogo:
– Cálculos producidos por exceso de calcio: El calcio aparece normalmente en forma de fosfatos, y se encuentra disuelto en la orina. Bien por exceso de calcio o debido a la alteración del medio ácido de la orina, el calcio precipita y produce la formación de «piedras». Se producen por un exceso en el consumo de productos que contienen una notable concentración de calcio, como leche, queso, moluscos, espárragos, puerros, e incluso chocolate. También por defectos congénitos que aumentan la expulsión o dificultan la disolución del calcio, aunque se trata de casos más raros.
– Cálculos provocados por ácido úrico: El urato sódico se transforma en la orina en ácido úrico. Estos cálculos están producido, generalmente, por un consumo excesivo de carnes, mariscos, vísceras, bebidas alcohólicas, embutidos, tabasco?
Además, existen otras sustancias que están presentes en la orina como el oxalato de cal que normalmente no producen formación de piedras. Sin embargo, sí contribuyen a empeorar el cuadro de la enfermedad, ya que se trata de pequeños cristales en forma de dobles pirámides que favorecen la formación de la piedra y dificultan la expulsión del cálculo.
Síntomas
Cerca del 5% de la población española padece litiasis según las fuentes que maneja la Asociación para la Lucha contra las enfermedades del riñón (Acer), desde donde indican que esta cifra es un porcentaje muy elevado, ya que tener «piedras» en el riñón en muchos casos puede llegar a convertirse en una dolencia crónica. Los estudios de la National Kidney Foundation de Estados Unidos señalan que el 10% de los americanos padecerá al menos una vez en la vida litiasis y que el 30% deberá ser ingresado por esta causa, porcentajes asimismo muy elevados.
La enfermedad, que de manera habitual no se padece durante la infancia, puede afectar a partir de los 18 años tanto a hombres como a mujeres, aunque suele ser más frecuente entre el género masculino. ¿La razón? Aunque no está demostrado científicamente, los expertos lo achacan a una vida más sedentaria y a una ingesta mayor de comida por parte de los varones respecto a las mujeres. Las edades en las que suele presentarse de manera más común esta patología también difieren para ambos sexos. Normalmente los hombres suelen padecerla entre los 35 y 50 años, mientras que las mujeres la sufren mayoritariamente entre los 40 y los 60 años.
Normalmente los hombres suelen padecerla entre los 35 y 50 años, mientras que las mujeres la sufren mayoritariamente entre los 40 y los 60 años.
En un cólico nefrítico, como se conoce al cuadro de dolor que provocan los cálculos según señala el doctor José Bravo, médico del servicio de Urgencias del Hospital Nuestra Señora de la Montaña, de Cáceres, no puede hablarse de síntomas producidos por la «piedra». Sí es cierto, sin embargo, que la presencia de estos cálculos provoca la obstrucción a la salida de la orina por el úreter (tubo que conecta el riñón con la vejiga urinaria ) y esta obstrucción, el cólico renal, es la que produce unos síntomas muy claros, en los que coinciden tanto el nefrólogo como el responsable del servicio de Urgencias:
– Náuseas
– Vómitos
– Saltos por el dolor: Se trata de saltos literales. Tanto es así -subraya el doctor Cebollada- que los médicos suelen hacer el diagnóstico diferencial entre apendicitis y cólico renal derecho al ver desde la puerta de la habitación el aspecto de la cama del enfermo. Si la cama está arreglada y el paciente está tumbado y quieto, se trata de apendicitis; si por el contrario la cama parece destrozada y el paciente está dando botes de dolor es, sin duda, un cólico renal.
– Asimismo, las manifestaciones clínicas más frecuentes de esta enfermedad son dolor, sangre en la orina e infección. A pesar del dramatismo de un cólico renal, al menos hay que tener en cuenta que se trata de una enfermedad que siempre avisa y que no produce nunca insuficiencia renal.
La aparición de estos síntomas indica la posibilidad de padecer cálculos o «piedras» en el riñón, lo que indica la necesidad de acudir al médico, «porque no se soluciona solo», según asevera el nefrólogo zaragozano.¿Cómo librarse de ellos?
Tratamiento
Terminar con el dolor que provoca el cólico renal o nefrítico es el primer aspecto que un médico tiene en cuenta ante la llegada de un paciente con esta dolencia, puesto que es muy dolorosa, según advierte el doctor Cebollada. Para ello es preferible utilizar medicación por vía intravenosa ya que las náuseas y los vómitos impiden la toma oral. Se trata, además, con todos los analgésicos por el intenso dolor y se llega a administrar como penúltimo escalón la dolantina (‘Santa dolantina’ porque es la que quita el dolor que parece imposible de quitar, señala el doctor Bravo refiriéndose a mórficos sintéticos) e incluso, en los casos más graves, cloruro mórfico (morfina). El dolor que provoca esta afección es tan grande que se ha llegado a comparar con el dolor de un parto, aunque el doctor Cebollada argumenta que el del cólico renal es aún peor, ya que en un parto el periné se dilata para que salga la cabeza del niño, y se puede incluso favorecer la salida con un corte (episiotomía); sin embargo en un cólico renal la piedra, «que puede llegar a tener el tamaño de un hueso de aceituna y que parece que además tuviera pinchos» debe atravesar un tubo de menos de un centímetro de grosor.
Tras conseguir calmar el intenso dolor que padece quien sufre esta enfermedad, el proceso se resuelve de dos modos, según señala el nefrólogo:
– Expulsión: Mediante la salida natural del cálculo o favoreciendo su disolución si es de pequeño tamaño.
– Litotricia: Se trata de un tratamiento que permite romper la «piedra» mediante la utilización de ultrasonidos para favorecer de este modo su expulsión.
Tras la extracción del cálculo el paciente no termina el proceso de tratamiento, ya que es fundamental evitar que se vuelva a desarrollar otro cólico, algo bastante común, según indican desde Alcer. De hecho, a los cinco años de haber padecido un cálculo, la mitad de los enfermos vuelve a sufrir de este problema
«A los cinco años de haber padecido un cálculo, la mitad de los enfermos vuelve a sufrir de este problema»
y a los 10 años hasta un 70% de las personas tratadas por esta dolencia presenta un nuevo episodio de litiasis.
Para conseguirlo es fundamental la prevención, como señala el doctor Jesús Cebollada Muro. Entre los mayores enemigos de la acumulación de sustancias nocivas para el riñón se encuentran la dieta sana y equilibrada y la práctica de ejercicio físico, ya que está demostrado que la comida rápida y las dietas ricas en proteínas favorecen el desarrollo de los cálculos en el riñón, según señalan desde la Federación Nacional Alcer. Por ello, para evitar esta enfermedad es muy importante cuidar la ingesta de determinados productos en función del tipo de cálculo que se haya padecido:
– Si el mayor componente de la «piedra» era el calcio, se debe restringir el consumo de espárragos, puerros, leche, queso y moluscos.
– Si el cálculo era de ácido úrico se debe restringir la ingesta de vísceras, embutidos, alcohol? En estos casos, además, es efectivo el uso de alopurinol, medicamento que sirve para evitar la formación de ácido úrico.
– Para completar la prevención es muy importante realizar una ingesta grande de agua y una dieta blanda, porque ambas favorecen el filtrado renal y por tanto la expulsión del cálculo.
Los cálculos renales son trastornos comunes (1 % de la población) y recidivantes (50-85 %) que habitualmente pueden prevenirse. La formación de cálculos comienza cuando se sobresatura la orina con uno o varios componentes insolubles debido a excreción excesiva o a factores que disminuyen la solubilidad. El 75 % de los cálculos son de calcio, el 15 % de estruvita (fosfato amónico-magnésico), el 5 % de ácido úrico y el 1% de cistina. La composición refleja los trastornos metabólicos que los causan.
SÍNTOMAS.
Son similares en la mayor parte de los cálculos. Los situados en la pelvis renal pueden ser asintomáticos o causar hematuria, y puede haber obstrucción en cualquier localización. En la expulsión, son típicos el dolor cólico intenso y la hematuria. Puede haber síntomas de infección urinaria u obstrucción. La litiasis coraliforme puede causar infecciones recurrentes.
COMPOSICIÓN DE LOS CÁLCULOS.
La mayoría de los cálculos se componen de oxalato cálcico el 30 % se asocian a hipercalciuria, mientras la hiperoxaluria es rara. La hipercalciuria sin hipercalcemia es habitualmente idiopática, es decir, sin etiología específica (sarcoidosis, inmovilización, furosemida, acidosis tubular renal, síndrome de Cushing). La anomalía subyacente en la hipercalciuria idiopática va desde una absorción intestinal de calcio excesiva hasta un aumento de la excreción renal, y parece ser familiar. El tratamiento estándar tanto de las formas gastrointestinales como de las renales es un elevado aporte de líquidos y tiacidas.
Otras causas de litiasis de oxalato cálcico incluyen: (1) hiperuricosuria debida al exceso de purinas en la dieta (el ácido úrico inicia la formación de cristales de oxalato cálcico), el tratamiento es una dieta baja en purinas y alopurinol; (2) hiperparatiroidismo primario (hipercalciuria hipercalcémica con parathormona elevada), la paratiroidectomía previene la litiasis; (3) acidosis tubular renal distal (la acidosis renal causa hipercalciuria; con la orina alcalina y el citrato urinario bajo se forman cálculos de fosfato Ca, además de nefrocalcinosis), tratar con álcali; (4) hiperoxaluria (habitualmente debida a una absorción gastrointestinal excesiva asociada a esteatorrea), el tratamiento es la corrección de la malabsorción de grasas, lactato Ca oral, colestiramina o ambos, y (5) idiopática (normocalciúrica), tratar con hidratación y restricción del Ca dietético.
Los cálculos de estruvita se forman en el sistema colector cuando hay infección por microorganismos que desdoblan urea (habitualmente Proteus). Como consecuencia, la orina tiene un pH elevado y alto contenido en magnesio, amonio y carbonato, lo que produce cálculos de estruvita (MgNH4PO4). Son la causa más común de litiasis coraliforme y de obstrucción. Entre los factores de riesgo se incluyen las sondas urinarias, vejiga neurógena, y sondajes repetidos. La mandelamina y los antibióticos son útiles para bajar el pH urinario, suprimir la infección y prevenir el crecimiento del cálculo, la recidiva, o ambos procesos. La curación requiere la litotricia o la extirpación quirúrgica. Puede lograrse la disolución parcial con tratamiento antibacteriano crónico. La irrigación de la pelvis renal con renacidina, que disuelve la estruvita, es factible en algunos centros.
Los cálculos de ácido úrico se producen cuando la orina está saturada de ácido úrico en presencia de un pH urinario ácido y deshidratación. Ocurren en pacientes con: (1) gota, en la cual pueden preceder a la artritis; (2) trastornos mieloproliferativos, especialmente cuando la quimioterapia aumenta la uricosuria; (3) diarrea, enfermedad inflamatoria intestinal, o ileostomía, o (4) de forma idiopática. El tratamiento es con líquidos, alcalinización de la orina y alopurinol. Cuando existe hiperuricosuria ( 1 g/día), está indicada una reducción de la ingestión de purinas.
CISTINURIA.
Un raro trastorno hereditario con un defecto de transporte renal (e intestinal) que da lugar a excreción excesiva de cistina. Los cálculos comienzan a formarse en la infancia y son una causa rara de litiasis coraliforme. Además de la detección de cristales hexagonales de cistina en la orina, debe medirse la excreción urinaria de cistina.
El tratamiento se hace aumentando el volumen de orina y alcalinizándola (pH urinario 7,5).
– La penicilamina, que liga la cistina, se reserva para casos refractarios.
– Se ha utilizado la mercaptopropinilglicina para disolver los cálculos renales perfundiendo la pelvis renal, y se puede administrar por vía oral como profilaxis.
EVALUACIÓN.
Logra reconocer una causa identificable en muchos pacientes formadores de cálculos y debe ofrecerse a todos ellos. La anamnesis puede revelar episodios previos o historia familiar positiva de exceso dietético o baja ingestión de líquidos, infecciones urinarias, gota, enfermedad intestinal o una causa específica de hipercalciuria. Deben medirse el Ca, HCO3 y la creatinina séricos. En la orina pueden encontrarse cristales de cistina, estruvita u otras sustancias; debe tomarse cultivo si se sospecha infección. Una radiografía simple de abdomen y una UIV revelarán la localización, cantidad, tamaño y opacidad de los cálculos, así como la presencia de obstrucción. Los cálculos recuperados deben ser siempre analizados.
Cualquiera que sea la composición, debe aumentarse el volumen de la orina mediante una elevada ingestión de líquidos.
Todos los pacientes con infección, cálculos de ácido úrico o de cistina, deben ser evaluados y recibir tratamiento específico. En los formadores de cálculos de Ca, deben descartarse la hipercalcemia y el hiperparatiroidismo. Debe obtenerse orina de 24 horas para detectar hipercalciuria ( 300 mg en los varones, 250 mg en las mujeres); el pH urinario y la excreción de ácido úrico y oxalato pueden dirigir el tratamiento específico.
El tratamiento de los cálculos ya presentes en el riñón y en la vía urinaria depende de la localización y de si están causando obstrucción o afectando a la función renal. Debe determinarse el movimiento de los cálculos y el riesgo de la extirpación. La litotripsia, si se dispone de ella, es una alternativa útil a la litotomía quirúrgica.
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Categoría: Nefrología.
One Response to “Litiasis renal”
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Excelente informacion.
Fui operado hace 2 año0s de calculo renal (litotripsia)y no se me dijo q podia volver a padecer de esto,ahora ya tengo informacion de que si sucedera de nuevo.
Gracias por esta.