Mi hijo de dos años recién cumplidos me tiene muy preocupada ademas de no hablar prácticamente nada se autoagrede
En relación a tu preocupación por el lenguaje del niño, es importante que sepas que el ritmo en que se desarrolla el lenguaje en un niño y otro puede variar bastante; y finalmente tener un curso positivo y normal. Algunos niños empiezan a hablar temprano y de «golpe», otros un poco más tarde y, también, hay unos que se retrasan bastante más y luego avanza el lenguaje rápidamente y se compensa. En el tiempo de desarrollo individual inciden distintos factores; hay familias donde los niños empiezan a hablar más tarde que en otras. Intervienen las caracterÃsticas individuales del desarrollo biológico, de la maduración del aparato fonoarticulatorio y cerebral, del aspecto psicológico, de las condiciones de educación y de las caracterÃsticas del lenguaje de las personas que rodean al niño, es decir si es un ambiente que estimula adecuadamente la adquisición y el desarrollo del habla de los niños. Por distints factores puede retrasarse la emergencia del lenguaje.
No entregas muchos antecedentes acerca de cómo es el lenguaje de tu niño, solo planteas que casi no habla; pero serÃa importante distinguir si la dificultad es en el lenguaje verbal exclusivamente o bien se ve comprometida toda la comunicación; es decir, habrÃa que evaluar si es un niño que se contacta e interesa en el mundo de los objetos y las cosas. Si utiliza otras maneras de comunicarse, tales como movimientos, gestos faciales, si señala los objetos, o bien no muestra mayor interés por la comunicación y la relación con el mundo. Por otra parte, es distinto si no habla, pero comprende lo que se le dice, es capaz de comprender preguntas o seguir instrucciones simples, por ejemplo; ya que el desarrollo de la expresión verbal suele ser posterior a la comprensión del lenguaje; es decir, el niño comprende más de lo que expresa normalmente. El que no hable mayormente, pero que tenga interés en la relación y comunicación con su medio y personas más cercanas; y entienda más de lo que habla; es bastante favorable, y tiene un mejor pronóstico.
Se espera que durante el primer año de vida el niño haya ido estableciendo toda una red de comunicación gestual, vocal y verbal con la familia y figuras más cercanas. Entre los 18 y 24 meses, la mayorÃa de los niños cuentan con un vocabulario mayor a 50 palabras, logran denominar objetos, situaciones o personas cercanas y cotidianas, pasando a combinar 2 a 3 palabras en una frase, dándose inicio al habla «sintáctica»; es decir, el niño comienza a articular palabras en frases y oraciones simples. Antes de eso las frases son de una sola palabra, pero con varios significados distintos, es decir; nombran varios objetos o situaciones, con una sola palabra.
Esta es una referencia acerca de lo normal y esperado para la edad de tu niño. Si observas una diferencia significativa, me parece bien que consultes a un especialista, ya que los resultados de una intervención temprana son más efectivos. Además cuando uno entiende la dificultad del niño, puede aprender diversas maneras de estimular el desarrollo del habla en él.
Cualquier especialista que consultes, necesitará más de una sesión para evaluar el desarrollo del lenguaje, en el contexto del desarrollo general del niño. Hay pruebas especÃficas para evaluarlo; un buen diagnóstico es fundamental para que se realice un tratamiento eficaz si resulta necesario. Quizá serÃa bueno asistir a la segunda sesión y pedirle mayor información al especialista; que te especifique cual es su forma de trabajo, alrededor de cuantas sesiones necesitará para evaluar al niño, qué le parece a primera vista; es decir que te informe y tranquilice un poco. Es importante que el especialista sea alguien que te da confianza y seguridad; por eso, pÃdele que te explique, pero no te apresures. Pueden ser necesarias varias sesiones de evaluación, dependiendo del caso; pero alrededor de cuatro o cinco sesiones; antes de tener un diagnóstico definitivo; sobre todo si no es un tema exclusivamente del lenguaje, y hay aspectos emocionales también involucrados.
Tu niño es pequeño todavÃa; y aun cuando reciba apoyo de un especialista, en el periodo de adquisición del lenguaje es fundamental la estimulación que reciba del medio y especialmente de su familia y sus figuras más cercanas. La familia cumple una función importante en la aparición y en el ritmo del desarrollo del lenguaje verbal del niño. Algunos consejos generales es dedicar mucho tiempo comunicándose con el niño, cuando estén en la casa, háblenle, cántenle, motÃvenlo a imitar sonidos, palabras, simples primero, léanle cuentos que le interesen, con dibujos atractivos y acordes a su edad, estimúlenlo a que señale las imágenes que reconoce e intente nombrarlas. Hay que aprovechar las situaciones cotidianas para reafirmar su lenguaje: por ejemplo nombrar las partes del cuerpo, los alimentos en el supermercado, nombrar los objetos de la casa, explicarle lo que están haciendo mientras hacen aseo o cocinan, para que vaya familiarizándose con las palabras y vaya asociándolas con una referencia concreta. Primero deben comenzar con el lenguaje nominativo, es decir, nombrar objetos con palabras sueltas, solas; apoyándose de la comunicación gestual. Deben usar un vocabulario sencillo al comienzo, básico, adaptar nuestro lenguaje al del niño para que le resulte comprensible, pero no en lengua infantil.
Es importante cuidar que el proceso de enseñanza- aprendizaje, sea una instancia agradable para el niño, de una forma lúdica y atractiva, ya que a veces los padres, por la preocupación comenzamos a exigirlos demasiado, corregirlos todo el tiempo y esto más que estimular el desarrollo del habla, lo coarta, genera mayor resistencia y puede inhibir también la comunicación general. No debes inhibir sus intentos de comunicación, aun cuando sea a través de gestos o palabras que resulten poco inteligibles. Lo más importante es que el niño mantenga la motivación por aprender a hablar, que lo necesite para actuar en el medio en la medida en que vaya captando que es una herramienta muy potente para expresar sus deseos y obtener satisfacción. FelicÃtalo, prémialo cuando se esfuerce. No accedas a todas sus demandas sin que realice esfuerzos, y premia los esfuerzos más que los resultados.
Por otra parte, tu hijo está atravesando por una etapa evolutiva que se conoce como «primera edad de la obstinación». Periodo en el cual los niños se ponen más tercos, obstinados, desobedientes y aumentan las conductas agresivas; el niño responde a la voluntad de otro con la oposición y la resistencia, mantiene su propia opinión y su propio deseo con violencia, rÃgidamente, en pugna con la autoridad y los deseos ajenos. A veces puede responder en forma intensa frente a las frustraciones, gritando, haciendo rabietas o pataletas, se tiran al suelo, etc. Es frecuente también que se muerdan o golpeen a si mismos; como un modo de expresar la frustración, la rabia, la impotencia o puede ocurrir en momentos de mucha tensión emocional.
Este es un periodo crÃtico, de grandes cambios, fundamental para el desarrollo de su personalidad. Y en niños de temperamento difÃcil, las reacciones tienden a ser más intensas y marcadas. Este comportamiento del niño, que muchas veces nos resulta incomprensible, se debe al despertar de la conciencia del yo; por primera vez el niño es capaz de reflexionar acerca de sus deseos, necesidades y motivaciones, quiere autonomÃa e independencia, más de lo que son capaces, porque no ven sus limitaciones, quieren hacer valer sus deseos y su voluntad. Por todo esto es que el niño responde negativamente a las exigencias, lÃmites, e imposiciones externas.
Es aconsejable que los padres sean algo más flexibles y pacientes, debemos establecer niveles de importancia ante sus deseos y nuestras reglas. Existen situaciones de menor seriedad en que es positivo que el niño haga lo que desea, que tome elecciones simples, por ejemplo, dejarlo elegir su ropa o el color del vaso e el que va a tomar agua, aunque no sea la que más nos gusta. Pero hay ciertas cosas que no son debatibles, y estas el niño las debe tener claras y es necesario perseverar en el cumplimiento de estos mandatos; como los horarios, ordenar las cosas después de utilizarlas y sobre todo cuando hay algún tipo de riesgo. En estos casos no podrá hacer su voluntad y si es necesario habrá que tomarlo firme pero con cariño y suavidad.
Frente a las pataletas, lo más importante es mantener una actitud de tranquilidad y calma. Como padres, somos modelos para nuestros niños y debemos enseñarles a tolerar las frustraciones, que son inevitables; y el autocontrol; pero en la medida que reaccionemos con gritos, amenazas o desesperación, no lograremos cambios favorables en ellos.
Un ambiente tranquilo, ayuda al niño a recuperar el control, tomarlo, abrazarlo e intentar distraerlo, pueden evitar una gran rabieta. El afecto y el humor son fundamentales para que el niño logre distraerse y también para que acepte órdenes, que deben ser claras, sin muchas explicaciones y consistentes; pero dadas con afecto. En la medida en que crecen, se les puede ir explicando las razones de las reglas y normas.
Si presenta una rabieta o pataleta, déjalo, intenta no darle demasiada importancia y atención. Cuando se autoagreda, responde con firmeza y calma, hazle saber que lo desapruebas, dile, con cara de seriedad y seguridad que no lo haga, que si lo hace tú vas a tener que dejarlo solo hasta que se tranquilice. Si no se pega o muerde muy fuerte, es importante que no lo tomes en cuenta; probablemente lo que busque a través de esta conducta es tu atención, y si la consigue, tenderá a repetirla. Si en cambio ves que se pega o muerde muy fuerte no se lo permitas, con suavidad, seriedad y tranquilidad tómalo, contenlo fÃsicamente, pero no intentes explicarle nada en ese momento, no accedas tampoco a sus demandas o deseos ni le demuestres demasiada preocupación y atención; ya que esto agravará la situación y hará que la conducta se repita. Si agrede a otros tampoco se lo permitas, dile seriamente que no y tómale la manito. Si no logra controlar la conducta, puedes aislarlo de la situación por algunos minutos. Si no le damos gran importancia y nos alejamos o dejamos al niño solo por unos minutos, lógicamente cuidando de su seguridad, comprenderá que ese recurso es poco efectivo y buscará otro.
Los lÃmites son fundamentales porque dan seguridad a los niños y disminuyen sus niveles de ansiedad. No cedas a sus exigencias para que abandone la reacción o deje de pegarse; ya que de ese modo estarás reforzando las pataletas. Siempre se debe responder de igual manera ante situaciones similares y todos los adultos de su entorno deberán reaccionar igual.
FelicÃtalo y elógialo cuando empiece a obedecer y logre controlarse.
Aunque resulte difÃcil, en estos casos es fundamental ser paciente, y darles la oportunidad que adopten una forma distinta, tolerar la frustración y modular la expresión emocional es una tarea de largo aliento y somos los padres sus modelos. Cuando el niño siente que el adulto además de comprenderlo lo acepta, entonces aprueba con mayor disposición las crÃticas y órdenes.
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Categoría: Consejos para Mamá.
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