SÍNDROME DE ABSTINENCIA EN EL RECIÉN NACIDO
Surge al segundo día del nacimiento, apareciendo más tarde en consumidoras de opiáceos de vida media larga (metadona).
Suelen ser recién nacidos de bajo peso con una alta tasa de prematuridad y un lógico aumento de la morbilidad y mortalidad. La mortalidad sin tratamiento es del 3-30% (por aspiración meconial, muerte súbita del lactante).
La clínica es similar a la del adulto y puede haber síntomas leves durante meses.
El tratamiento exige cuidados médicos estrictos (por el riesgo de convulsiones) y el uso de sedantes (por ejemplo, fenobarbital o diazepam) u opiáceos (metadona, paregórico).
REHABILITACIÓN Y DESHABITUACIÓN (TRATAMIENTO DE LA DEPENDENCIA).
Como en cualquier tipo de dependencia, lo fundamental es el abordaje psicosocial, buscando distintas motivaciones para mantener la abstinencia.
Los fármacos carecen de sentido como tratamiento aislado. En primer lugar, hay que lograr la desintoxicación. No hay una estrategia mejor que otra, siempre y cuando se ocupen de todas las dimensiones del problema (médica, laboral, familiar, legal).
Dentro de los abordajes farmacológicos, diferenciamos:
1. Programas de “alta exigencia” que utilizan antagonistas de opiáceos (de acción prolongada) para reducir el “refuerzo positivo” inducido por la droga, en el caso de un consumo esporádico; el más usado es la naltrexona antes de iniciar el tratamiento hay que asegurar la desintoxicación completa (test de la naloxona); su eficacia es escasa (10% de seguimiento a los 6 meses). La naltrexona tiene unas contraindicaciones:
– Embarazo y lactancia.
– Politoxicomanías.
– Hepatopatía.
– Enfermedad psiquiátrica grave.
– Edad <18 años.
2. Programas de “baja exigencia” o de mantenimiento con opiáceos; no buscan la curación de la dependencia, sino una disminución de las consecuencias médicas y legales del consumo de opiáceos clandestinos; el más usado es la metadona (sólo v. o.); en otros países se usan el acetato de metadilo, la heroína o la buprenorfina (para adictos a opiáceos y cocaína); son los más eficaces para lograr la “normalización” de la vida del paciente.
PRONÓSTICO.
El 60% llega a abandonarlos, aunque pueda consumir otras drogas. La mortalidad es alta; el 25% fallece en 10-20 años (por suicidio, homicidio o enfermedades infecciosas).
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Categoría: Glosario Médico.
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