¿Qué son los probióticos?


Una vez más el comercio pone en aprietos a los consumidores ofreciendo productos con características o ingredientes muy especiales, que prometen soluciones mágicas, pero nadie sabe qué significan. Los probióticos son uno más en la lista.

La FAO (Organización de Alimentos y Agricultura) los definió recién en octubre de 2001: «Microorganismos vivos, que al ser administrados en dosis adecuadas, confieren un beneficio de salud al receptor».

La doctora Ana María Agar, inmunóloga de Clínica Alemana, explica que las bacterias que tendrían estos efectos son las que cumplen con una serie de condiciones: existen naturalmente en la flora microbiana intestinal, pueden permanecer vivas durante el tránsito por el intestino delgado y el colon, tienen buena capacidad de adherencia al epitelio intestinal y no son patógenas.

Las estudiadas corresponden principalmente a las que se encuentran en las leches fermentadas, como los lactobacilos y bífidobacterias, y se utilizan comercialmente dentro de preparados lácteos (Lactobacillus johnsonii La1 y Lactobacillus GG) y también en pastillas. En forma natural, los probióticos se encuentran en lácteos fermentados, como yogures, leche y quesos; vegetales fermentados -aceitunas, chucrut, soya, cereales-, productos cárneos y pescados fermentados, y bebidas alcohólicas artesanales.
«Las investigaciones muestran que los probióticos producen sustancias antibacterianas, es decir, mejoran la defensa contra la invasión de otros microorganismos, poblan la flora intestinal que puede verse alterada por la administración de antibióticos evitando las diarreas, estimulan la respuesta inmune por varias vías y disminuyen la sintomatología alérgica de la dermatitis atópica. Pero todavía queda mucho por estudiar», sostiene la doctora Agar.
A nivel inmunológico, la especialista explica que estas bacterias actúan aumentando la capacidad de fagocitosis, que es la primera línea de defensa del sistema inmune y consiste en la ingestión de los agentes invasores por unas células llamadas fagocitos.

También incrementan los niveles de las células B tipo de linfocitos, que son encargados de reconocer los agentes extraños y contienen los receptores o anticuerpos para neutralizarlos- y contribuyen a una mejor respuesta de las IgA (Inmunoglobulina A), que son un tipo de anticuerpos.

En cuanto a las alergias, el contar con una flora intestinal adecuada promueve una serie de mecanismos, como normalizar la permeabilidad intestinal, que en los alérgicos está aumentada y eso provoca un paso más rápido de los alimentos a la sangre, lo que incrementa la reacción alérgica.

Además, aumenta la presencia de elementos, como las IgA, que neutralizan la inflamación alérgica. Los niños con alergia a diversos alimentos se ven favorecidos con una mejoría de la dermatitis atópica; se reduce su extensión, severidad y síntomas.

La doctora Agar explica que el consumo de los probióticos se hace necesario porque la dieta occidental ha disminuido la ingesta de productos fermentados y aclara que los probióticos afectan al organismo sólo cuando la flora intestinal ha bajado de su nivel mínimo.

«El desafío para la industria alimentaria es descubrir nuevas bacterias beneficiosas y sus dosis», sostiene la doctora.

De esta forma, se está intentando volver a lo natural, pero con toda la maquinaria e investigación científica actualmente disponible.

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Categoría: Nutrición y Dietética.




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