Aspartame: Un dulce debate
Los puntos a favor y en contra que ha generado en el mundo este edulcorante artificial.
Entre quienes defienden el uso del aspartame en bebidas y alimentos, asegurando que nunca se ha demostrado que sea perjudicial para la salud humana, se cuentan varias instituciones, que por su prestigio y trayectoria, poseen una opinión relevante en el problema.
La FDA, el Comité Conjunto de Expertos para Aditivos en los Alimentos de la Organización Mundial de la Salud (Joint Expert Committee on Food Additives), el Comité CientÃfico de Alimentos de la Unión Europea, el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (Center for Disease Control) y agencias gubernamentales en más de 95 paÃses han aprobado su uso y certificado su seguridad para el consumo humano. Además estudios realizados por la Asociación Médica Americana, la Academia Americana de PediatrÃa, la Asociación Americana de Diabetes, el Instituto de Epilepsia Americano y la Academia Americana de Médicos de Familia, aseguran que el aspartame no representa riesgo alguno para la salud.
Según la FDA, organismo que aprobó la sustancia y que con el tiempo se ha convertido en su defensor más importante, el aspartame es absolutamente seguro. No tiene efectos secundarios y es apto para el consumo de todas las personas en general. Diabéticos, mujeres embarazadas, madres en perÃodo de lactancia y niños pueden consumir productos con este edulcorante sin ninguna preocupación. Según lo indican las estadÃsticas, la FDA ha reafirmado su evaluación 26 veces en los últimos 23 años.
De lo anterior, se desprende que esta sustancia es una de las más completas y exhaustivamente estudiadas por esta agencia norteamericana, en lo que a ingredientes alimenticios se refiere. Las numerosas pruebas a que fue sometida incluyen exámenes en animales y seres humanos, niños y adultos, mujeres en estado de embarazo, personas diabéticas e individuos con condiciones genéticas especiales. En estos estudios, se utilizó una dosis de aspartame mucho más alta de la que una persona podrÃa consumir en su dieta normal. Pero además, el edulcorante fue sometido a un programa de tres bioensayos en dos años para comprobar su supuesta relación con algunos tipos de cánceres. Uno de estos estudios se realizó en ratas embarazadas y su descendencia. Los resultados indicaron que claramente el aspartame no era cancerÃgeno ni causa de cáncer alguno.
Hace un par de años, el 2000, la prestigiosa revista Times trató de zanjar el conflicto de una vez por todas. A través de un extenso artÃculo, Christine Gorman, columnista de salud del seminario, realizó una férrea defensa del edulcorante denostando la calidad cientÃfica de los argumentos opositores a la sustancia y destruyendo una a una las eventuales evidencias del bando contrario.
Textualmente, la periodista señala que «no es cierto que el aspartame provoque la toxicidad de metanol. Ni siquiera se aproxima a la verdad. En muchos vegetales y frutas existen naturalmente trazas de metanol y una pequeña cantidad se libera cuando el cuerpo digiere aspartame. Pero hay cuatro veces más metanol en un vaso de jugo de tomate que en una lata de refresco endulzado con aspartame, y el cuerpo humano no tiene problemas para metabolizar una cantidad tan pequeña».
«¿El aspartame provoca dolores de cabeza?. Otro error, según sostiene Susan Shiffman, psicóloga médica de la Universidad de Duke, que llevó a cabo una prueba doble ciego, controlada por placebo sobre 40 personas sensibles al aspartame. Con una investigación un poco más exhaustiva se reveló el verdadero problema. Una mujer que solÃa ingerir manÃes con su refresco de dieta era alérgica a los manÃes. Otro individuo bebÃa demasiada cafeÃna».
Al final Times, remata señalando que no existe ninguna evidencia cientÃfica que demuestre que el aspartame es responsable del reciente aumento de los Ãndices de cáncer cerebral. Pues, ¿cómo se explica que esta tendencia comenzó a evidenciarse en 1973, o sea ocho años antes de que se aprobara el aspartame en los Estados Unidos?
Hechos son hechos
Aunque la discusión en Internet está lejos de terminar, el peso argumentativo, el prestigio de las organizaciones y la falta de mayor cantidad de evidencias de la contraparte, parecen estar inclinando la balanza a favor de quienes apoyan el uso del aspartame.
Este edulcorante es efectivamente una proteÃna que se transporta en el organismo en forma de aminoácidos: fenilalanina y ácido aspártico, el que se transforma en metanol. No obstante, esta sustancia también se encuentra en los frutos cÃtricos o en el jugo de tomates y en cantidades cinco veces mayores que en el aspartame. Cualquier producto light tiene menores cantidades de fenilalanina que otros alimentos que se ingieren en forma habitual. Por ejemplo, una lata de bebida carbonatada aporta 100 miligramos de este aminoácido mientras que en un huevo se encuentran aproximadamente 300 y en un vaso de leche 500. Aún asÃ, estos Ãndices no indican ningún efecto sobre el organismo dada su baja concentración.
En cuanto al asunto del calor, un argumento ampliamente utilizado por los contrarios a la aprobación del edulcorante, la FDA señala que el único efecto comprobado con fundamentos cientÃficos, es que el aspartame pierde su dulzura debido a la desunión de los dos animoácidos que lo constituyen. Ello explicarÃa por qué no se utiliza en la fabricación de mermeladas.
los graves problemas neurológicos que afectaron a los soldados norteamericanos después de la Guerra del Golfo, enmarcados bajo el rótulo de SÃndrome Tormenta del Desierto. A juicio de los crÃticos, los combatientes tomaron en exceso bebidas diet recalentadas por el sol, lo que supuestamente arrojó una presencia de niveles inaceptables de metanol en sus organismos.
Sobre la discusión de que el edulcorante era un promotor de la obesidad, debe señalarse que por su naturaleza proteica, es cierto que el aspartame contiene calorÃas, pero no se ha comprobado que aumente la sensación de apetito entre quienes lo consumen. Con exactitud, la cantidad de calorÃas que esta sustancia aporta son cuatro por gramo. Sin embargo, como su valor edulcorante es muy alto, se requieren cantidades muy pequeñas, sólo miligramos, para endulzar un alimento. De esta manera, su aporte calórico resulta insignificante.
Quizás las únicas precauciones que se deben tomar en cuenta al momento de consumir productos que contienen aspartame tienen que ver con las dosis adecuadas de ingesta y una extraña enfermedad congénita llamada fenilcetonuria.
La FDA especifica que para un adulto de sesenta kilos, el consumo diario admisible y su correspondencia en determinados productos, como por ejemplo los refrescos carbonatados, es de 13 latas de bebida light al dÃa, 20 yogures de dieta o 65 sobres de edulcorante para el café. En cuanto a los niños, está permitido tomarse hasta cinco latas de bebida y 50 tabletas de la sustancia. Es decir, es muy poco probable que un individuo sea capaz de consumir toda esta cantidad de productos todos los dÃas.
Sobre la segunda consideración, las personas que sufren de fenilcetonuria deben evitar comer o beber alimentos que contengan aspartame. Esta rara enfermedad congénita, que sin un tratamiento adecuado produce trastornos neurológicos, se caracteriza por la falla de una enzima que les impide metabolizar la fenilalanina, uno de los animoácidos que componen el edulcorante. Sin embargo, estos pacientes deben privarse no sólo de esta sustancia, sino que de todos los alimentos que contienen fenilalanina. En todo caso, esta enfermedad se detecta en Chile en el momento de nacer a través de una prueba obligatoria, y además por disposición sanitaria, todos los productos que contienen aspartame, desde bebidas hasta chicles, están debidamente etiquetados.
Finalmente, es necesario considerar que el aspartame sólo tiene veinte años de uso masivo, un tiempo que generalmente no suele ser decidor en estos asuntos cientÃficos. Por lo que no se descarta que eventuales efectos pudieran aparecer a largo plazo. Por ahora, tómese su café con Nutrasweet o su bebida light con tranquilidad, por que todo hace presumir que la eterna pregunta -¿azúcar o sacarina?- seguirá rondando por los restaurantes y cafés de Santiago. Y mientras ella lo haga, el espectáculo de la guerra cientÃfica en Internet proseguirá con nuevos soldados y misiles argumentativos.
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Categoría: Nutrición y Dietética.
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