Cálculos renales: Esas dolorosas y diminutas piedras en los riñones


Esta enfermedad se relaciona con la absorción de calcio, el consumo de sal y proteínas, y con la falta de líquido.
Muchos viven con ellos y no lo saben, hasta que estas pequeñas piedritas alojadas en los riñones intentan salir, causando un dolor intenso e inmovilizador, conocido como cólico renal.

Los cálculos renales se forman principalmente por la saturación de sales en la orina y otras sustancias como el calcio y el ácido úrico. Muchos de ellos permanecen en el riñón. Los más pequeños pueden pasar inadvertidos a través del tracto urinario, pero los grandes provocan un fuerte dolor en la zona lumbar, que se irradia hacia la cara anterior, bajando hasta la ingle.

Al principio, el ataque puede ser leve, pero el dolor se intensifica rápidamente y desaparece sólo cuando los cálculos se han eliminado a través de la orina. En algunos casos, ante la dificultad de ser expulsados, pueden obstruir el uréter, provocar hemorragias e infecciones en las vías urinarias.

Los hombres son más proclives a sufrir esta afección, llegando a desarrollarla tres veces más que las mujeres. Las estadísticas muestran que por lo menos la mitad de los que sufren un ataque, volverán a tener otro.

Según el doctor Arturo Ayala, nefrólogo de Clínica Alemana, «los cólicos renales son bastante frecuentes, de hecho, en Urgencia recibimos alrededor de 15 casos semanales».

Predisposición genética y hábitos alimenticios
Hay personas que tienen hábitos de vida que las hacen más propensas a producir cálculos renales. Según el doctor Ayala, «tienen un mayor riesgo quienes toman poco líquido, realizan actividades que los hacen transpirar mucho o consumen demasiadas proteínas. Sin embargo, esto no es suficiente por sí solo, también debe haber factores genéticos».

El papel del calcio en la formación de los cálculos no se conoce por completo, quizás el organismo absorbe más del necesario de los alimentos. Otra posibilidad es que un problema metabólico estimule a los huesos a liberar demasiado calcio en el torrente sanguíneo.
En aproximadamente el 10 % de los casos, la infección crónica bacteriana de la orina activa la formación de cálculos renales. También hay ocasiones en que éstos son provocados por enfermedades como la gota, el exceso de hormona paratirodea o patologías gastrointestinales.

Para ubicar el cálculo ya formado y establecer las causas que lo producen, se realizan exámenes de sangre y orina, así como radiografías de la vía urinaria. También se puede pedir un ultrasonido de los riñones y tracto urinario. Cuando la piedra se elimina o extrae quirúrgicamente, se debe analizar para determinar su composición química y la causa de su formación.

Si los cálculos tienen menos de cinco milímetros de diámetro y no hay mayores complicaciones, son eliminados por vía natural, en un período promedio de 48 y 72 horas. Mientras esto ocurre, se receta analgésicos.

Si alguna piedra bloquea el uréter, se usa una sonda de dilatación uretral para ensanchar el conducto, con el fin de que la orina fluya. Las piedras que no pueden pasar en forma natural, por su tamaño o forma, son extraídas con métodos quirúrgicos. Actualmente, el más utilizado es la litotripsia extracorpórea, que consiste en la fragmentación del cálculo a distancia a través de ondas de choque.

Una vez eliminados los cálculos, los especialistas estudian la causa de la formación para evitar que vuelvan a desarrollarse.

Las indicaciones generales consisten en aumentar la ingesta de agua a por lo menos tres litros al día, disminuir la ingesta de proteínas (principalmente carne) y moderar la cantidad de sal. También hay tratamientos más específicos, que van a depender del número de cálculos que se formen en el tiempo y al tipo de alteraciones metabólicas que se encuentre. De acuerdo a esto, el médico receta los medicamentos adecuados.

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Categoría: Glosario Médico.




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