Diagnóstico de los abcesos pulmonares


Las claves para el diagnóstico en estos enfermos son la observación de la aspiración, o la existencia de factores predisponentes o patogénicos la comprobación radiológica de una cavitación, con o sin empiema, en un segmento pulmonar declive; la existencia de expectoración pútrida; y la morfología microscópica de organismos característicos en especímenes obtenidos por una técnica que permita eludir la contaminación orofaríngea.
Desde el punto de vista del laboratorio, suele encontrarse leucocitosis con desviación a la izquierda, y no es infrecuente el hallazgo de trombocitosis, elevación de la velocidad de sedimentación globular y anemia, como reflejo del proceso séptico o en relación con alcoholismo.
La radiología de tórax puede mostrar, dependiendo de la fase evolutiva del cuadro, una neumonía necrosante o un absceso. La distribución de las lesiones es muy característica en dos sentidos: tienen una predilección por los segmentos declives y suelen tener una forma piramidal, con base sobre la superficie pleural y vértice hacia el hilio. El lugar más frecuente de la neumonía aspirativa es el segmento posterior del lóbulo superior derecho, seguido de ambos apicales inferiores, aunque también pueden verse afectados otros segmentos dependiendo de la postura del paciente en el momento de la aspiración. A veces se ven adenopatías mediastínicas importantes, lo que dificulta aún más el diagnóstico. En caso de existir empiema, no es extraña la distribución atípica del mismo, con tabicaciones, colecciones loca-lizadas y niveles hidroaéreos, que pueden confundirse con una afectación parenquimatosa. La TAC puede ser útil en el diagnóstico diferencial.
Dado que el absceso pulmonar es una infección polimicrobiana causada por microorganismos habituales en la flora orofaríngea, el estudio del esputo no es un medio válido de diagnóstico etiológico. El hemocultivo es poco sensible en este tipo de infecciones que habitualmente cursan sin bacteriemia. Además, no todos los microorganismos implicados en la formación de un absceso se recuperarán necesariamente en el hemocultivo. La punción transtorácica, el catéter telescópico protegido o el LBA, pueden ser técnicas válidas para la obtención de muestras en estos pacientes. Naturalmente, si existe un empiema debe hacerse toracocentesis con cultivo del líquido pleural. Sea cual sea el espécimen obtenido, debe colocarse en condiciones de anaerobiosis y en medio de cultivo adecuado inmediatamente después de su extracción. Sin esta precaución, un número significativo de anaerobios morirán en su traslado al laboratorio.
En el abordaje diagnóstico no hay que olvidar la investigación de posibles factores predisponentes, lo que frecuentemente puede requerir exploraciones complementarias como la broncoscopia flexible, la ecocardiografía, estudio gastroduodenal u ortopantomografía, entre otros.

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Categoría: Glosario Médico.




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