Donación de órganos
Actualmente los órganos para trasplante son un bien escaso, y no por falta de tecnologÃa sino porque hay poca gente dispuesta a donarlos.
Mi única opción de vivir, gracias a la generosidad de otros padres que pudieron concretar mi esperanza de vida. Cuando mi existencia dÃa a dÃa me conducÃa a detener mi estadÃa junto a mis seres queridos. La voluntad de Dios, la ayuda del equipo médico y muchas personas que hicieron posible este milagro… Muchos otros niños siguen esperando este milagro.
El párrafo anterior lleva por tÃtulo «Trasplante» y corresponde a un poema escrito por los hermanos Ecaterina y Mauricio Clavijo, de 10 y 16 años respectivamente. Reproducidos en la página web de la Corporación del Trasplante, el atractivo de estos versos es que reflejan fielmente la importancia que tienen los trasplantes en la vida de ciertas personas. Como protagonistas de lo que llaman milagro, pues tanto Ecaterina como Mauricio son niños transplantados, ella de hÃgado y riñón en 1998 y él de hÃgado en 1999, son quizás los más indicados para describir los beneficios de la donación de órganos. Para ellos significó el regalo más grande que se puede dar a una persona: una segunda oportunidad para vivir.
Sin embargo, no todos son tan afortunados como estos hermanos. Por lo menos asà se desprende de los datos que ha publicado la Corporación del Trasplante. Durante 2002, las donaciones efectivas de órganos disminuyeron en un 10%, a pesar de todas las campañas publicitarias que se han realizado para promoverlas. La situación es más grave si se piensa que esta tendencia se mantiene desde el año 2000, privando a miles de seres humanos de continuar viviendo o mejorar ostensiblemente su calidad de vida.
La importancia de donar
Tal como explica el doctor Enrique Reynolds, nefrólogo de ClÃnica Alemana, «hay enfermedades en que la única solución es el trasplante. Hay pacientes que, aún con tratamiento médico, llegan a una etapa en que les resulta imposible seguir viviendo en las condiciones en que están. Para ellos no transplantarse significa la muerte. En otros casos, recibir un órgano, como por ejemplo un riñón, involucra una mejorÃa enorme en su calidad y expectativas de vida, como es el caso de algunas personas que se someten a un tratamiento de diálisis crónica».
Actualmente, las posibilidades y el porcentaje de éxito de los trasplantes son muy superiores al que existÃa en el pasado, incluso comparables a los resultados obtenidos en paÃses desarrollados. El avance de la ciencia médica permitió que una considerable cantidad de órganos y tejidos pudieran ser utilizados por otras personas. De hecho, hoy en dÃa, contradiciendo lo que dice la tradición popular, para ser donante no necesariamente hay que estar muerto.
En vida, una persona puede donar uno de sus riñones, parte del hÃgado, del páncreas, de un pulmón, de los huesos y su médula, porciones de la piel, de los vasos sanguÃneos y del intestino delgado. En el caso de un fallecido es posible aprovechar las córneas, el corazón, los pulmones, las válvulas cardÃacas, ambos riñones, todo el páncreas y el hÃgado, la piel y varios otros órganos y tejidos.
Según estadÃsticas de la Corporación del Trasplante, en Chile se han realizado hasta la fecha más de 3000 trasplantes renales, 300 de hÃgado, 50 de corazón, 19 de pulmón, 6 de páncreas y numerosos injertos de tejidos como córneas, válvulas cardÃacas y otros. Aunque a la vista los números son bastante auspiciosos, estas cifras todavÃa no alcanzan para solventar todos los trasplantes necesarios. De hecho, se calcula que cerca de mil personas esperan un órgano y una cantidad similar requiere un implante de tejidos. Lamentablemente, el 20% muere antes de concretar su recepción.
Paradójicamente, hay áreas especÃficas donde los trasplantes han aumentado. Las intervenciones cardiacas, por ejemplo, se incrementaron en un 30% debido en gran parte a que muchas isapres incluyeron estas operaciones como una enfermedad catastrófica, ampliando su cobertura. Los implantes de tejidos también aumentaron en un 30%, principalmente por el mayor desarrollo de los injertos de piel para el manejo de personas quemadas. Por lo tanto, el problema no radica en los equipos médicos ni en las capacidades técnicas para realizar estas operaciones. La ecuación es mucho más simple: sin donantes no hay órganos o tejidos que trasplantar.
¿Quién puede ser donante?
Como cualquier decisión importante en la vida, ser donante no es cuestión ligera. Requiere de un proceso de reflexión y análisis, que tome en cuenta lo relevante que puede resultar para otra persona gravemente enferma recibir un órgano. A juicio del doctor Reynolds «lo primero es tener la voluntad de querer ser donante. Es una decisión personal que debe ser debidamente meditada. Luego es aconsejable comentarlo con los familiares, para que dado el caso sepan cuál era la voluntad de la persona».
En principio, no hay lÃmites de edad ni restricciones en relación al sexo de los donantes. Por razones obvias se prefiere que éstas personas tengan entre 5 y 60 años, pues aún cuando debajo o sobre estas edades es posible donar, se necesitan criterios médicos más exactos y hay algunos factores de riesgo, especialmente en las personas mayores. En general, el promedio de edad de los donantes indica que se trata de personas más bien jóvenes, entre los 25 y 45 años.
Como ya se explicó, no todas las donaciones provienen de personas muertas. Para donar en vida, el sujeto debe manifestar su consentimiento, estar apto fÃsica y fisiológicamente y ser informado sobre los riesgos de la operación. Estas personas pueden donar los órganos pares, como el riñón, o porciones de éstos, como es el caso del hÃgado y el páncreas. Cabe señalar, que en cualquier momento es posible arrepentirse de la decisión de donar.
Sin embargo, la situación más frecuente es que los órganos y tejidos provengan de individuos fallecidos. En este punto es importante tener claro el concepto de muerte encefálica. «Muchas personas no entienden bien en qué consiste este estado y no aceptan que su pariente nunca más se va a recuperar. Entonces tienden a rechazar cualquier solicitud de donación. Por lo mismo, es importante dejar en claro que la muerte cerebral es la pérdida total e irreversible de todas las funciones del cerebro. La persona en realidad está muerta. Son sus órganos los que siguen siendo artificialmente mantenidos, oxigenados gracias a la labor de un ventilador mecánico. No obstante, esta situación es sólo temporal por que al no existir un cerebro vital se produce indefectiblemente la falla celular y la muerte de todos los otros tejidos», comenta el especialista. Las causas de muerte cerebral más frecuentes en Chile son los Accidentes Vasculares Encefálicos y el Traumatismo Encéfalocraneano.
El diagnóstico de este cuadro es realizado por personal adecuado, generalmente un neurólogo o neurocirujano, y está fundamentado en una serie de criterios clÃnicos bastante estrictos y precisos. Además, se toma en cuenta la historia médica conocida del sujeto. Sólo entonces se certifica la muerte encefálica. Incluso en los niños se piden exámenes adicionales, como un electroencefalograma. El doctor Reynolds comenta «que para evitar cualquier tipo de sospechas acerca de si se hizo todo lo posible por salvar al paciente o que se intenta beneficiar a una persona en particular, es recomendable que este especialista no esté relacionado con los equipos que efectuarán el trasplante».
Desde el punto de vista legal, para ser donante basta inscribirse como tal en algún tipo de registro a partir de los 18 años. En Chile, puede hacerse a través de la Cédula de Identidad, la Licencia de Conducir o mediante un poder notarial. Incluso es posible afirmar esta voluntad en la ficha de ingreso de un centro asistencial. Cuando se trata de niños, debe contarse con la autorización de los padres. En cualquier caso, cuando llegue el momento de convertirse en un donante real, siempre debe existir el consentimiento de la familia.
Ahora, hay algunas condiciones invalidantes que impiden que una persona pueda ser donante. Por ejemplo, aquellos que padecen algún tipo de cáncer no pueden entregar sus órganos por que pueden traspasar las células tumorales y el receptor desarrollarÃa la enfermedad. La excepción son los cánceres que afectan al sistema nervioso central, como los tumores cerebrales. También algunas infecciones son un impedimento para la donación. Es el caso de los portadores del virus de inmunodeficiencia adquirida y de los enfermos de SIDA. Tampoco es posible el trasplante de órganos de personas enfermas de hepatitis B y C, aunque en este último caso si el receptor ya tiene el virus C, eventualmente podrÃa realizarse la operación.
En ciertas ocasiones, algunas personas que están cursando una infección general o sepsis no controlada, deben abstenerse de donar sus órganos. No obstante, normalmente es una situación transitoria pues «sólo se requiere que la infección sea identificada y tratada adecuadamente para que los especialistas puedan proceder con el trasplante» asegura el nefrólogo de ClÃnica Alemana.
¿Quién puede ser receptor?
Como se podrá imaginar, los órganos que efectivamente se donan son un bien tan preciado como escaso. Por lo mismo, el proceso para designar al receptor más idóneo es largo y complejo, ya que una equivocación en esta etapa puede privar a otro enfermo de recibir el trasplante.
En Chile está tarea está centralizada a través del Instituto de Salud Pública. Este organismo, dependiente del Ministerio de Salud, elabora un Listado Único Nacional donde se inscriben las personas que requieren un trasplante para seguir viviendo o mejorar su calidad de vida. La designación de quién va a recibir un órgano se realiza con criterios técnicos y médicos muy rigurosos que involucran la compatibilidad, la edad del receptor, el tiempo que lleva inscrito en la lista de espera, la gravedad de la enfermedad y la urgencia con que requiere ser transplantado.
El doctor Reynolds recalca que «no hay ningún tipo de consideraciones sociales o económicas para rechazar a un receptor. Ni siquiera si la persona pertenece al sistema de salud privada o pública. Hay determinados escenarios que pueden impedir un trasplante, pero son estrictamente médicos. Existen condiciones permanentes, como la edad, y transitorias, como un simple resfrÃo, para decidir no realizar el trasplante. También algunas enfermedades, entre ellas la diabetes y el cáncer, pueden incidir en que un receptor reciba o no el órgano».
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Categoría: Actualidad Médica.
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