Enfermedades producidas por Trematodos


Dentro de los trematodos se incluyen diversos géneros, aunque únicamente dos de ellos (Schistosoma y Paragonimus) afectan a estructuras respiratorias.
Las esquistosomosis son enfermedades producidas por 5 especies de Schistosoma (S. mansoni, S. haematobium, S. japonicum, S intercalatum y S. mekonji), de las cuales, las más importantes son las tres primeras. El reservorio principal de estos helmintos es el ser humano, que se infecta por la penetración, a través de la piel, de cercarias. Una vez en el interior de la piel, las cercarias maduran a esquistosómulas que acceden al torrente sanguíneo, atraviesan el pulmón y finalmente anidan en los vasos del sistema portal (en el caso de S. mansoni y S. japonicum) o en el plexo venoso vesical (S. haematobium). En esa localización tiene lugar el apareamiento de la pareja de adultos y la puesta de huevos, que se dirigen en ambos sentidos del torrente sanguíneo. La llegada de huevos a los diferentes tejidos induce la formación de granulomas que, de forma progresiva, alteran su estructura y función. En el caso de S. mansoni y S. japonicum se afecta el sistema portal hepático, llevando al desarrollo de hipertensión portal y cortocircuito portosistémico, mientras que en la infección por S. haematobium los huevos acceden directamente a las ramas de la arteria pulmonar. Por otro lado, los huevos son eliminados al tubo digestivo (en S. mansoni y S. japonicum) o urinario (S. haematobium) accediendo finalmente al medio ambiente. En presencia de agua, los huevos eclosionan y se transforman en miracidios, que penetran y se desarrollan en moluscos específicos para cada especie de Schistosoma. Tras varias fases evolutivas, se liberan cercarias que pueden sobrevivir varios días en el agua, hasta que infectan a un nuevo hospedador, cerrando de esta forma el ciclo biológico.
El pulmón puede afectarse en la esquistosomosis de dos formas diferentes. La esquistosomosis aguda (fiebre de Katayama) aparece en las fases iniciales de la infección, coincidiendo con la puesta de huevos y liberación de material antigénico. Realmente es una reacción de hipersensibilidad caracterizada por fiebre, escalofríos, sudación, tos, hepatomegalia, eosinofilia e infiltrados pulmonares transitorios. El diagnóstico se basa en la sospecha clínica (viajes a zonas endémicas, que incluyan baños en agua dulce) junto a la demostración de anticuerpos frente a Schistosoma sp. Lógicamente, en esta fase no es posible detectar huevos en heces ni en orina. La forma crónica de afectación pulmonar es totalmente diferente y se debe a la formación de granulomas pulmonares en torno a los huevos del parásito que han sido embolizados. Esta situación es más precoz, por razones anatómicas en la infección por S. haematobium aunque puede aparecer en fases avanzadas en otras esquistosomosis, cuando se ha establecido una circulación colateral y los huevos se dirigen directamente al pulmón. El cuadro clínico es el de una hipertensión pulmonar con cardiomegalia y un patrón miliar en la radiografía de tórax. En esta fase el diagnóstico se basa en la detección directa de huevos del parásito en muestras de heces u orina dependiendo de la especie.
El tratamiento de la esquistosomosis debe ser precoz para evitar las consecuencias de la fibrosis tisular. El fármaco de elección en la fase aguda incluye glucocorticoesteroides (GCE) y derivados del quingaoshu (artesunato), mientras que en la fase crónica debe utilizarse praziquantel, aunque las lesiones fibróticas son irreversibles.
Varias especies de Paragonimus, en especial Paragonimus westermani, son los agentes causales de la paragonimosis. El parásito posee distribución mundial, aunque las infecciones humanas existen principalmente en áreas donde se acostumbra a comer crustáceos de agua dulce crudos. Las tres áreas en las que aparece esta enfermedad son Asia (Japón, Corea, China, Filipinas, India y Sri Lanka), América (Méjico, Colombia, Costa Rica, Perú y Ecuador) y Africa (Camerún y Nigeria).
La infección se produce al ingerir crustáceos crudos o poco cocinados que contienen metacercarias enquistadas. En el intestino humano, se produce la exquistación del parásito que atraviesa la pared y accede a la cavidad peritoneal, dirigiéndose al espacio subfrénico, atravesando el diafragma y alcan-zando la cavidad pleural. Algunos vermes penetran en el pulmón, madurando a adultos hermafroditas que producen huevos. Este hecho es responsable de la afectación parenquimatosa pulmonar y de la continuación del ciclo biológico, ya que los huevos son eliminados por el esputo o deglutidos y eliminados por las heces. En contacto con el agua, los huevos eclosionan transformándose en miracidios que invaden moluscos específicos. Tras varias fases sucesivas, se produce la liberación de cercarias que invaden a crustáceos (cangrejos) en donde se enquistan dando lugar a metacercarias.
Las manifestaciones respiratorias de la paragonimosis también adoptan dos patrones diferentes. En la forma aguda el cuadro es similar al ya mencionado de la fiebre de Katayama y se debe a la respuesta inmune al parásito. La forma crónica se caracteriza por tos, inicialmente no productiva y progresivamente asociada a expectoración purulenta y hemoptoica, pudiendo aparecer también hemoptisis franca. Radiológicamente el cuadro simula una tuberculosis pulmonar siendo muy característica la afectación pleural (lógica teniendo en cuenta el ciclo del parásito). En la toracocentesis es frecuente encontrar un exudado en el que destaca un número elevado de eosinófilos. El diagnóstico se basa en la demostración de huevos en esputo o heces. El tratamiento, como en la mayor parte de las trematodosis, se basa en el empleo de praziquantel.

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Categoría: Glosario Médico.




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