Insolación: Un verano al rojo vivo


Nunca faltan los que se quedan dormidos en la playa, los que olvidan el filtro solar en la casa o los que simplemente, no pudieron resistir la tentación de tenderse al sol sin ningún cuidado el primer día de vacaciones. Es probable que muchos de ellos ya hayan olvidado las dolorosas consecuencias que esa imprudencia les ha causado en veranos anteriores.

Quemaduras en la piel, dolor de cabeza, fatiga, deshidratación, calambres, escalofríos, náuseas, vómitos y en ocasiones incluso convulsiones y delirio. Estos son los principales síntomas de la insolación, que es un cuadro desencadenado por una exposición excesiva al sol, asociado a una falla de los mecanismos encargados de eliminar el calor excedente del organismo, lo que hace que el cuerpo pierda la capacidad de enfriarse.
PREVENCIÓN

Utilizar como mínimo un filtro solar factor 15.

Evitar la exposición al sol, sobre todo en las horas peak (de 11:00 a 16:00 horas).

Usar ropa de trama tupida.

Colocarse anteojos y sombreros de por lo menos siete centímetros de ala.

De acuerdo con la doctora Carmen Bruning, dermatóloga de Clínica Alemana, «la quemadura solar es la causa directa de la insolación y es la que desencadena todos los mecanismos que provocan su sintomatología, debido a una serie de procesos bioquímicos a nivel celular».

Cuando la quemadura es leve, sólo produce molestias, sensación de tirantez y ardor en la piel. En cambio, cuando hay un gran compromiso de piel, además de los síntomas generales ya mencionados, pueden aparecer vesículas y ampollas cutáneas.

«Los niños y pieles claras son más proclives a sufrir quemaduras solares graves, ya que las personas más morenas cuentan una especie de barrera protectora natural dada por su propia pigmentación oscura», explica la especialista.
Cómo sobrellevar los días más críticos
Mientras está tendida sobre la arena y siente el calorcito y la brisa marina sobre la piel, la persona no se da cuenta que está siendo víctima de los rayos solares. Recién después de varias horas comienza a sentir los primeros malestares, los cuales alcanzan su curva más alta al segundo y tercer día, cuando apenas se puede mover.

Es así como después de cuatro días de muchas molestias la insolación comienza a ceder y finalmente, después de una semana, la piel empieza a despellejarse.

Para hacer más llevaderas estas dolorosas y eternas jornadas veraniegas, se recomienda seguir diferentes tratamientos dependiendo del grado de insolación.

Para bajar la temperatura corporal, se aconseja aplicar compresas o baños de tina fríos o tibios con avena. Para calmar el dolor e hidratar existen en el mercado una serie de cremas emolientes especialmente diseñadas para quemaduras solares.

Cuando la insolación ya es más grave, el médico puede recomendar el uso de corticoides tópicos, antiinflamatorios, aspirinas, analgésicos y, si es necesario, también se recetan corticoides orales.

Califica este Artículo
0 / 5 (0 votos)

Categoría: Dermatología.




Deja una respuesta