Manifestaciones clÃnicas de los abscesos pulmonares
El cuadro clÃnico habitual es el de una neumonÃa aguda con fiebre alta, escalofrÃos, sudación, malestar, tos seca (antes de establecerse la comunicación bronquial) y, frecuentemente, dolor pleurÃtico, lo que sugiere la asociación de empiema. En un tercio de los casos, el comienzo es más subagudo, con un cuadro clÃnico de semanas o meses de evolución de malestar, febrÃcula, tos productiva, hemoptisis, adelgazamiento y anemia, lo que obliga siempre a establecer el diagnóstico diferencial con una neoplasia. Una vez que se ha producido la cavitación, en la mitad de los casos se puede observar la presencia de expectoración fétida y abundante. La expectoración pútrida es una evidencia definitiva de la implicación de los anaerobios en el proceso infeccioso (especialmente del género Prevotella), aunque la ausencia de este olor no excluye esta posibilidad. Ciertos organismos microaerofÃlicos y algunos cocos anaeróbicos no producen los metabolitos finales responsables de la fetidez del esputo. En ocasiones, la expectoración viene precedida de un cuadro de vómica (expulsión súbita de una cantidad importante de pus) que indicarÃa el establecimiento de una comunicación bronquial.
La exploración fÃsica es la de una neumonÃa con o sin participación pleural. Más tarde, cuando el absceso se abre al bronquio, puede escucharse en la auscultación, un soplo anfórico o cavernoso. En casos de larga evolución pueden verse acropaquias. Además de todo esto, es importante el hallazgo de factores predisponentes a la formación de abscesos, en especial la existencia de una boca séptica, desnutrición y mal estado general.
Califica este Artículo
Categoría: Glosario Médico.
Deja una respuesta