Oncocercosis


Agente causal Onchocerca volvulus
Distribución geográfica
La oncocercosis es un padecimiento producido en el hombre por nemátodos del género Onchocerca, en África por O. caecutiens y en América por O. volvulus. Se ha notificado en México, Guatemala, Colombia y Venezuela.
En México, existen tres focos endémicos de oncocercosis: uno en el estado de Oaxaca, que empieza al norte de la ciudad de Oaxaca, a la altura de Ixtlán de Juárez, y otros dos más en el estado de Chiapas, el mayor, que está en la sierra de Soconusco y se continúa hasta Guatemala, y el segundo se encuentra localizado en los altos de Chiapas en la zona chamula.
Fases de desarrollo
El parásito se presenta en la Naturaleza como adultos machos y hembras, por lo general entrelazados dentro de nódulos, subcutáneos principalmente. Los parásitos adultos son de color blanco opalescente y transparentes, con estriaciones transversales en su cutícula. El macho mide 9 a 24 milímetros de longitud por 130 a 210 micras de diámetro, y la hembra, 330 a 700 mm de longitud por 270 a 400 micras de ancho, es decir más o menos como un cabello de mujer.
Cuando los machos y hembras copulan, las hembras paren, después de un corto tiempo, microfilarias que son filiformes, de 285 a 365 micras de longitud por 6 a 10 micras de diámetro. En ningún caso las microfilarias que se encuentran en el huésped humano evolucionan in situ a la forma adulta, ya que es indispensable que un díptero transmisor (del género Simulium sp.) pique y chupe sangre con microfilarias, las cuales a través de la probóscide del mosco penetran hasta sus
músculos torácicos, donde sufren metamorfosis y se transforman en las llamadas «salchichas». Éstas triplican su tamaño, adquieren gran movilidad y se trasladan a la porción cefálica del simúlido cerca de la probóscide. En este momento ya son microfilarias metacíclicas, las cuales son introducidas en un nuevo huésped al momento de la picadura de un simúlido infectado, y ya en el nuevo huésped se desarrollarán hasta adultos.
Mecanismo de infección
Mediante la picadura de un simúlido infectado e introducción en el huésped humano
de las microfilarias metacíclicas.
Localización en el huésped
Los parásitos adultos quedan atrapados en los tejidos del huésped, formando generalmente nódulos fibróticos subcutáneos cuyo tamaño, depende de los meses o años de evolución del padecimiento. Así, algunos tienen el tamaño de una lenteja, mientras que otros pueden alcanzar el de un huevo de gallina. Se localizan principalmente en la cabeza, cuello, hombros, a lo largo de la columna vertebral, y parte superior de los glúteos; pero a veces tienen localizaciones raras como en el lóbulo de la oreja o viscerales, etc.
Las microfilarias, al quedar atrapadas en los tejidos, sobre todo por debajo de la piel, provocan reacción inflamatoria que se traduce en un cuadro cutáneo llamado erisipela de la costa o mal morado, y después, al engrosarse la piel, da el aspecto de piel de elefante por lo que se ha dado en llamarla «paquidermitis». Algunas veces las microfilarias, llegan al parénquima ocular y al humor acuoso. Si quedan atrapadas en el parénquima ocular y mueren, producen el cuadro clínico ocular.
Manifestaciones clínicas
Las manifestaciones clínicas que se presentan en la oncocercosis suelen aparecer en forma variable de una zona geográfica a otra. La afección se presenta en ambos sexos y edades. En América, las manifestaciones clínicas oculares son fotofobia, queratitis punteada, queratosis, opacidad de la córnea y ceguera total.
Los nódulos, dependiendo de su tamaño y localización en el huésped, pueden ser desde asintomáticos hasta causar síntomas y signos correspondientes a la presencia de un cuerpo extraño.
Bajo la piel, las microfiliarias producen dermatitis y dermatosis. Cuando existen infiltración y alergia cutánea, la piel se pone tersa y lustrosa, eritematosa con hipertermia localizada, cuadro al que se conoce como erisipela de la costa. Después de varios ataques de ésta, la piel toma una coloración violácea obscura, la que se denomina «mal morado». Posteriormente la piel del oncocercoso pierde su elasticidad y se vuelve fláccida, lo cual se conoce como «cara de perro».
Materiales para estudio
Nódulos extirpados para estudio parasitoscópico, y piopsias de la piel, orina y suero.
Exámenes de laboratorio
Se recurre a la búsqueda de microfilarias mediante la biopsia de piel, para lo cual se obtiene un pequeño fragmento de epidermis, principalmente de la región de los hombros, que se pone sobre un portaobj etos junto con una gota de solución salina isotónica. Con una aguja de disección se dilacera la piel para permitir que se liberen las microfilarias; después, se lleva a un microscopio y, como las microfilarias están vivas y son relativamente grandes, se podrán observar fácilmente con el objetivo seco débil.
También se pueden observar las microfilarias mediante la observación con lámpara de hendidura y el humor acuoso del ojo; asimismo si se aspiran los nódulos con jeringa.
La extirpación de los nódulos permite observar a los parásitos adultos mediante corte histológico y tinció. Si se digiere al nódulo con jugo gástrico e intestinal artificial, también se obtienen los parásitos adultos completos.
Asimismo, se recomienda la búsqueda de microfilarias en el filtrado de orina y el uso de las pruebas inmunológicas, como la inmunoelectroforesis, inmunofluorescencia indirecta, ELISA e Inmunoblott.
TRATAMIENTO
La desnodulización es una forma de tratamiento masivo para eliminar a las hembras y machos que están produciendo microfilarias.
El tratamiento con hetrazán (dietilcarbamazina), que es muy buen microfilaricida, junto con antihistamínicos, da buenos resultados. Actualmente, también se emplean imidazoles, prazicuantel y metrifonato.
La suramina se usa para matar adultos dentro de los nódulos que no se localizan y pueden extirpar quirúrgicamente, con el debido cuidado por ser nefrotóxica.

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Categoría: Glosario Médico.




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