Prevención del cáncer de pulmón


A pesar de los recursos terapéuticos disponibles, la supervivencia actual de los pacientes con cáncer de pulmón sólo ha mejorado modestamente en las últimas décadas. Las reducciones más significativas de mortalidad por esta causa sólo se conseguirán empleando estrategias preventivas, siendo la mejor de ellas la eliminación del uso del tabaco, lo que implica evitar el inicio del hábito y estimular su abandono (ver capítulo 2). Pero, aunque se consiguiera el abandono del consumo de tabaco en amplias capas de la población, las tasas de mortalidad por esta causa no disminuirían hasta transcurridas dos o tres décadas. Por tanto, son necesarias otras medidas preventivas. En este sentido, una dieta rica en alfa-carotenos (zanahorias y tomates), licopenos (tomates), flavonoides (manzanas) e isotiocianatos (berros, col, brócoli y repollo) parece reducir el riesgo de cáncer de pulmón. Conceptualmente, también es posible la administración de sustancias que sean capaces de evitar o revertir los cambios genotípicos que conducen al desarrollo de una neoplasia. Actualmente se está investigando el papel de los antioxidantes y otros agentes en la prevención
primaria y secundaria del cáncer de pulmón y otras neoplasias. Por último, la capacidad de identificar ciertos grupos de sujetos con marcadores citogenéticos de susceptibilidad, – sobre todo las variantes o polimorfismos genéticos relacionados con el metabolismo del carcinógeno o la reparación del ADN –, tiene importantes implicaciones preventivas.

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Categoría: Glosario Médico.




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