Fases de progresión del empiema pleural


La infección pleural pasa por unas fases que fueron descritas en 1962 por la American Thoracic Society. Estas fases son comunes a los diferentes tipos de empiema pero se hacen especialmente evidentes en el empiema paraneumónico. En los casos de neumonía bacteriana existe derrame pleural hasta en un 40% de ocasiones. Estos derrames paraneumónicos no se complican en la mayor parte de las veces. En estos casos los cultivos del líquido pleural son negativos, el pH es básico, los niveles de glucosa normales y la lactodehidrogenasa (LDH) a niveles bajos. Estos derrames no complicados tienen tendencia a la resolución espontánea y a la ausencia de loculación. Los derrames pleurales complicados, por contra, suelen tener un pH y glucosa bajos, una LDH elevada y tienen tendencia a la formación de loculaciones. Pueden evolucionar al empiema pleural.
Fase exudativa. En ella hay un predominio de los fenómenos inflamatorios con la formación de líquido exudativo y fibrina. Existe proliferación angio y fibroblástica. Los niveles bioquímicos son normales y el cuadro tiene una buena respuesta al tratamiento antibiótico correcto con regresión del mismo.
Fase fibropurulenta. En ella hay invasión bacteriana franca y se depositan cantidades importantes de fibrina en las hojas pleurales, sobre todo en la parietal. El líquido pleural se torna turbio o purulento y se inician las loculaciones. Aunque con ciertas dificultades, el pulmón puede reexpandir con el drenaje del espacio pleural.
Fase organizada. Se suele producir a las 3-4 semanas del proceso. Los fibroblastos proliferan en gran cantidad y se forman fibras de colágeno sobre las superficies pleurales. El pus es muy espeso y el pulmón queda atrapado por el gran engrosamiento pleural. El pulmón no expande si no se realiza una decorticación pleuropulmonar.

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Categoría: Glosario Médico.




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