FRACTURAS DE LA PELVIS
La pelvis se encuentra constituida por:
• Dos huesos ilÃacos, planos, delgados, que constituyen la pared anterior y laterales del anillo pelviano. Todos están cubiertos por grandes masas musculares, tanto por su cara interna y externa, que encuentran en ellos sólidos y firmes puntos de inserción mientras el anillo pelviano esté intacto y estable; cuando segmentos óseos quedan liberados del anillo (fracturas), son objeto de la acción contracturante de las masas musculares que en esos segmentos se insertan, provocando desplazamientos a veces de gran magnitud y de muy difÃcil o imposible reducción o contensión. Por otra parte, la masa muscular que tapiza las paredes endo y exopelvianas, proveen al hueso ilÃaco de una riquÃsima vascularización; los procesos de consolidación se producen en plazos extraordinariamente breves.
• El sacro y el coxis cierran por atrás el semi-anillo formado por la disposición de ambos huesos ilÃacos.
Asà dispuestas estas tres piezas óseas, conforman un anillo o cinturón, que posee ciertas caracterÃsticas importantes desde el punto de vista traumatológico:
1. Es elástico; las articulaciones sacro ilÃacas y la sÃnfisis pubiana, le permiten un cierto grado de flexibilidad para soportar presiones antero-posteriores o laterales. Traspasados los lÃmites de tolerancia dados por la flexibilidad del anillo y por la resistencia ósea, el cinturón pelviano se fractura.
2. El anillo pelviano asà conformado, presenta zonas de menor resistencia a las fuerzas compresivas:
a. Los dos agujeros obturadores delimitados por pilares óseos delgados, como son las ramas pubiana e isquiática, se constituyen en las áreas más frágiles en la constitución del anillo óseo.
2. La sÃnfisis pubiana: los cuerpos pubianos se unen por un disco fibrocartilaginoso que ofrece débil resistencia a las fuerzas de distracción o presión antero posterior. Por ello son frecuentes las diástasis a este nivel.
3. Las articulaciones sacro-ilÃacas, encajadas una contra la otra y unidas por masas de ligamentos extraordinariamente fuertes, especialmente por los ligamentos sacro ilÃacos posteriores, ofrecen una sólida resistencia ante las presiones laterales.
Cuando el traumatismo ejercido logra romper la estabilidad de la articulación sacro-ilÃaca (disyunción), debe considerarse que la violencia ejercida sobre la pelvis ha sido extrema.
Relaciones importantes del anillo pelviano: La estructura ósea, sólida y resistente, se constituye en un continente protector de órganos y vÃsceras ubicados en su interior; pero la Ãntima relación entre el continente óseo y el contenido visceral se transforma en una amenaza inminente, cuando fragmentos óseos producidos en una fractura irrumpen dentro de la cavidad pelviana. En esta situación se encuentran:
• La vejiga urinaria, ubicada inmediatamente detrás del pubis; la relación entre ellos es Ãntima, en caso de vejiga llena de orina.
• Uretra membranosa, que atraviesa ambas hojas de la aponeurosis perineal. El desplazamiento de los huesos pubianos arrastra el diafragma aponeurótico, que es fuerte y tenso; con facilidad secciona a la uretra, como si fuese una guillotina.
• Vasos arteriales y venosos, de apreciable calibre, que se deslizan directamente aplicados a la superficie ósea endo-pelviana de los huesos ilÃacos: arterias y venas ilÃacas, arteria obturatriz, etc. Su ruptura genera hemorragias violentas e incoercibles. La sangre extravasada se vierte libremente en el espacio pelvi-rectal, retroperitoneal y allà fácilmente se acumulan uno o más litros de sangre, constituyendo uno de los más graves problemas clÃnicos en este tipo de fractura.
El shock hipovolémico, anemia aguda, pseudo-abdomen agudo, son las consecuencias directas de esta situación.
CLASIFICACION
Las lesiones traumáticas que comprometen el anillo pelviano se pueden dividir en tres grupos
I. Fracturas por arrancamiento, provocadas por contractura muscular violenta.
II. Fracturas o luxofracturas del anillo pelviano, debidas a aplastamiento.
III. Fracturas del sacro y coxis.
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Categoría: TraumatologÃa.
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