Anemia en edad fértil


En España el 31% de las mujeres en edad fértil tiene déficit de hierro, que puede transformarse en anemia si no se corrige a tiempo

Entre el 2% y el 3% de la población española ha sufrido alguna vez anemia. Esta patología se caracteriza por una disminución anormal de la concentración de hemoglobina en la sangre, lo que a su vez hace que se produzcan menos glóbulos rojos o que éstos sean menos eficaces para cumplir sus funciones. Los bebés y las mujeres embarazadas son los principales grupos de riesgo, aunque también pueden serlo los adolescentes. Los especialistas coinciden en que tratada a tiempo la anemia no reviste gravedad. La causa más frecuente es la pérdida de hierro, un bioelemento indispensable para la vida.

Diferentes tipos

La hemoglobina es una proteína rica en hierro que se encuentra en el interior de los glóbulos rojos o hematíes y que además es la que da el color rojo a la sangre. Los hematíes, a su vez, se encargan de transportar el oxígeno a todas las células del cuerpo, y cuando esta función se altera, aquéllas también se ven afectadas. Una disminución anormal de la concentración de hemoglobina es lo que se conoce como anemia. Según el doctor Asensio López de Santiago, vicepresidente de la Sociedad Española de Médicos de Familia, la anemia es un proceso en el que los límites de los síntomas «son confusos». Pueden existir, dice este especialista, anemias sin síntomas, y ello depende de cada organismo.

Las anemias se clasifican en varios grupos: carenciales, por enfermedades crónicas, por patologías de la médula ósea, por destrucción de glóbulos rojos y por causas genéticas. En el grupo de las anemias carenciales se encuentran las originadas por falta de hierro, de ácido fólico o de vitamina B12. La causa más frecuente de anemia es por deficiencia de hierro. También se conoce como anemia ferropénica. Esta patología, según Ángela Figuera Álvarez, Jefe Clínico del Servicio de Hematología del hospital de La Princesa, de Madrid, afecta a una de cada cinco mujeres y a casi la mitad de las embarazadas.

Déficit de hierro
Entre los grupos más proclives a padecer déficit de hierro se encuentran las mujeres con reglas abundantes
Según Luis Escribano Mora, Jefe de la Sección de Hematología del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, en España el 31% de las mujeres en edad fértil tiene déficit de hierro, lo que en última instancia puede convertirse en una anemia si no se corrige a tiempo. El hierro, explica este especialista, es un bioelemento indispensable para la vida porque, entre otras cosas, interviene en el metabolismo de las células. De hecho, es más frecuente, según Escribano, el déficit de hierro que la anemia.

Entre los grupos más proclives a padecer déficit de hierro se encuentran las mujeres con sangrado excesivo, es decir, con reglas abundantes; las mujeres embarazadas (el organismo consume más hierro) y los adolescentes. En este segmento, Escribano asegura que el déficit de hierro es «una causa muy frecuente de fracaso escolar», si bien no hay estudios epidemiológicos al respecto. Por ello aconseja la práctica anual de una prueba de ferritina que determine los valores de este elemento en la sangre. Pero frente a esta opinión el doctor Asensio López discrepa: «Somos contrarios a este tipo de pruebas. Hay tres instituciones mundiales que aseguran que no se deben hacer análisis preventivos para buscar anemia. No están recomendadas pruebas estándares. La ferritina sólo nos da una pista».

«La ferritina es una prueba muy fácil de hacer que cualquier hematólogo puede llevar a cabo. Lo que ocurre es que en la atención primaria no se recomienda porque los médicos de cabecera consideran que no es necesaria», afirma la doctora Figuera. Y añade: «Yo pienso que esta prueba debería pedirse de manera sistemática. Además, antes era muy difícil, pero ya no». «El déficit de hierro es uno de los problemas sanitarios más importantes de un país. Y debería ser más importante solucionar esto que hacer trasplantes de pulmón, porque el déficit altera la calidad de vida a unos niveles inimaginables. Además, cuando se llega a la anemia ferropénica se ponen en marcha unos mecanismos de adaptación que hacen que la persona crea que es lógico su cansancio o que se le caiga el pelo y se le rompan las uñas. Cuando ves que es por falta de hierro y lo solucionas la vida cambia», asegura Luis Escribano.

Reglas abundantes

El sangrado digestivo, como las úlceras de estómago, los pólipos o incluso el cáncer de colon también pueden ocasionar una pérdida de sangre que suponga, a su vez, una pérdida de hierro. Esta carencia también se puede dar por una dieta pobre en el embarazo o durante el crecimiento de los niños. En los varones la cantidad de hierro normal es de 3 gramos. En las mujeres, en cambio, es de 2 gramos. El 70% de este elemento se deposita en la hemoglobina que está dentro de los glóbulos rojos. En condiciones normales la absorción es de 1 miligramo al día, que es lo mismo que se pierde a través de las heces.

Pero una mujer embarazada, un niño en crecimiento o una adolescente que tiene una regla abundante pierden entre 2 y 3 miligramos al día, lo que podría conducir a una anemia ferropénica, según explica Ángela Figuera. Las mujeres pierden entre 40 y 80 mililitros de sangre por la regla. Cuando la menstruación es muy abundante y hay que cambiar con frecuencia de compresas o se mancha la cama, hay que estar atentos. «Algunas personas creen que esto es normal», dice la doctora Figuera. Pero conviene hacerse una revisión médica.

Para producir glóbulos rojos se necesita, además de hierro, vitamina B12 y ácido fólico
Cuando se habla de anemia conviene saber que la concentración de hemoglobina en las mujeres tiene que ser mayor de 12 gramos y de 13 gramos en el caso de los hombres. Parámetros distintos ya suponen una patología en la sangre.

Para producir glóbulos rojos se necesita, además de hierro, vitamina B12 y ácido fólico. La anemia por deficiencia de estas vitaminas se produce cuando no hay una dieta que contenga estos elementos. La vitamina B12 se encuentra en la carne y las verduras verdes y es necesaria para que se sintetice la hemoglobina, explica la doctora Figuera. La ausencia de este nutriente produce una anemia muy lenta, que es típica de personas mayores por el tipo de alimentación que tienen o porque presentan problemas digestivos que dificultan la absorción de la vitamina.

El ácido fólico se encuentra en las verduras. Una anemia por deficiencia de este elemento es común en alcohólicos crónicos e incluso sociales, dice la doctora Figuera. No se trata de una anemia tan lenta como la que origina la falta de vitamina B12 pero también se puede producir cuando hay problemas de absorción en el intestino y en el estómago.

Síntomas: cansancio y palidez
El síntoma común a cualquier clase de anemia es el cansancio, que se hace intenso cuando se aumenta la actividad. El corazón va más rápido y puede haber bajadas de tensión. Lo normal, si disminuye la cantidad de glóbulos rojos, es que la piel palidezca y la sangre se aclare un poco. «Pero la palidez es difícil de evaluar. Si es progresiva ni los allegados ni el propio paciente lo notan. Ante la sensación de cansancio es importante acudir al médico», explica Ángela Figuera. Otros síntomas asociados a la anemia son la dificultad para respirar y dolor de cabeza, sobre todo, con el ejercicio; mareo; dificultad para concentrarse, insomnio y calambres en las piernas.

Otro momento de riesgo ante la anemia es cuando las niñas presentan su primera menstruación
El doctor José Rubio de Villanueva, Jefe de la Sección Preescolares del hospital infantil Niño Jesús, de Madrid, asegura que la anemia puede ser un cuadro frecuente entre los niños, aunque lo es cada vez menos por la calidad de la alimentación en España. Donde sí es más común la anemia es en niños prematuros. Ello ocurre, explica Rubio, porque los depósitos de hierro se producen en el último semestre de la gestación y al nacer antes, los niveles de este elemento en el bebé serán bajos. Ante casos así el pediatra siempre recomienda un suplemento de hierro.

Otro momento de riesgo ante la anemia es cuando las niñas presentan su primera menstruación, pues pierden sangre y, con ello, hierro. Sin embargo, el doctor Rubio aclara que en niños sanos la anemia carencial (falta de hierro, de vitamina B12 y de ácido fólico) no es frecuente. Lo es, más bien, cuando ésta acompaña a otros procesos patológicos. Como ejemplo de ello cita a los niños celíacos, pues éstos suelen tener diarreas y eliminar nutrientes cuya pérdida puede provocar anemia.

En los niños también se pueden dar las anemias hemolíticas (destrucción de glóbulos rojos) congénitas o hereditarias, así como las anemias aplásicas, relacionadas con la disminución de las células de la médula ósea y de la producción de glóbulos rojos, leucocitos y plaquetas en la sangre. Los pequeños también pueden padecer talasemias, una anemia de origen genético que causa alteración en las proteínas de los glóbulos rojos. En los bebés el vómito frecuente -conocido como reflujo gastroesofágico-, también puede producir una pérdida de hierro que derive en anemia

DIETA SANA

El doctor Asensio López recomienda para el caso de los bebés, considerados un grupo de riesgo frente a la anemia, no alimentarlos con leche de vaca. Lo ideal, dice, es la leche materna o las leches preparadas que ya traen el hierro incorporado. En el cuarto mes se recomiendan los cereales y en el sexto las proteínas y los vegetales. No es conveniente, según este especialista, alimentar sólo con leche materna al bebé hasta los doce meses.

En cuanto a las mujeres embarazadas es importante que se hagan aportes de hierro de «manera sistematizada», pues en estos estados se consume dos veces más este elemento por la presencia del feto. En el embarazo se recomienda consumir hierro en pastillas al menos hasta los dos meses de lactancia. También hay que comer carnes rojas y vísceras, nueces, frutas pasas como cereales y uvas pasas, mariscos, espinacas, brócoli y habas. Entre los adolescentes hay que estar atentos cuando se produce un crecimiento (el estirón) muy brusco, pues ello puede producir una bajada considerable de hierro. En estos casos se suministran pastillas, pero lo mejor es una buena alimentación.

Desde el punto de vista nutricional los médicos afirman que lo mejor es una dieta equilibrada para prevenir la anemia. Las dietas milagro, «raras y extravagantes», según el doctor López, «son un disparate» porque se pierde hierro y el organismo se ve obligado a usar sus reservas. Para curar la anemia el médico determinará primero cuál es su causa, porque en función de ello se administrará un tratamiento u otro. Dependiendo de los casos se puede necesitar desde transfusiones de sangre, pastillas de hierro, vitamina C, inyecciones intramusculares o mejora de la alimentación.

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Categoría: Glosario Médico.




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