Beatriz Hauer, trasplantada de hÃgado: «Tengo una vida absolutamente normal»
Los últimos meses antes de la operación, Beatriz vivÃa prácticamente en cama, estaba muy débil y apenas podÃa caminar. Hoy, lo único que le recuerda que está trasplantada son los dos medicamentos que toma al dÃa.
Beatriz Hauer (65 años) celebra cada año dos cumpleaños: el de su nacimiento y el del trasplante de hÃgado. El 29 de julio de 2008 cumplió seis años desde que fue operada en ClÃnica Alemana por el equipo a cargo del Dr. Juan Hepp.
«Con mi familia nos juntamos, celebramos y agradecemos cada nuevo año de vida que tengo», confiesa.
Todo comenzó en 1994 cuando descubrieron que tenÃa el virus de la hepatitis C, el que al parecer adquirió por una transfusión de sangre después del nacimiento de su hija mayor.
-Empecé a controlarme y siempre los médicos me dijeron que cuando tuviese una crisis iban a ver qué hacÃan. Y el año 2001 hice una ascitis, que es una retención de lÃquidos muy grande, la que definitivamente comprometió mi salud. Me dolÃa todo, me sentÃa muy mal, sobre todo los últimos meses, casi no podÃa caminar. Ahà entré a la lista nacional en espera para trasplante de órganos y estuve asà un año y medio.
¿Se asustó con lo de la cirugÃa?
SÃ, los primeros dÃas estuve muy preocupada, sólo escuchar la palabra trasplante era algo demasiado grande y riesgoso. Pero al mismo tiempo pensé ‘si me opero puede que me muera, pero si no, seguro que me muero’. En realidad, no habÃa muchas opciones. También me dije ‘bueno, si el Señor me está ofreciendo esta posibilidad es porque quiere que me vaya bien’. Hecho ese análisis me tranquilicé.
¿Usted es una persona de fe?
SÃ, soy cristiana y eso me ayudó mucho. Además, yo siempre he sido muy positiva, y cuando se trata de enfermedad, ser positivo es muy importante.
Cómo fue la espera?
Tranquila. SabÃa que el momento preciso iba a llegar y gracias a Dios asà fue. TenÃa muy presente que en cualquier minuto me iban a llamar, por eso no podÃa alejarme mucho de mi casa. TenÃa que estar siempre ubicable. Ahà aprendà a usar el celular. Otro tema importante fue que desde el primer momento pensé que ese hÃgado que me iba a llegar serÃa un regalo de Dios, que no serÃa algo extraño en mi cuerpo. Eso es muy importante, ya que otros trasplantados no lo sienten asà y se angustian.
¿Qué recuerda del dÃa que le avisaron que serÃa trasplantada?
Una emoción muy grande. Fue un domingo como a las cinco de la tarde. Estaba en mi casa con mis dos hijos. Partimos altiro y antes de una hora estábamos en la ClÃnica Alemana. Una hora más tarde me llevaron a pabellón y desperté recién el martes.
¿Qué habrÃa que hacer para incentivar la donación de órganos?
Creo que todos deberÃan ser donantes, y el que no quiere debe dejarlo por escrito, al revés de como es hoy la legislación. Es un acto de generosidad inmenso, pueden hacer tanto bien a tanta gente. Yo estoy muy agradecida.
¿Cómo han sido estos seis años?
Muy buenos, mejoró mi calidad de vida. Los últimos meses antes del trasplante vivÃa prácticamente en cama, estaba muy débil, me sentÃa mal. Hoy, lo único que me recuerda que estoy trasplantada son los dos medicamentos que tengo que tomar al dÃa. De eso hay que estar consciente y no olvidarse nunca. Lo otro es que soy imunosuprimida, por lo que tengo que cuidarme mucho. Por ejemplo, evito las aglomeraciones para no contagiarme ningún virus.
Fue un cambio en su vida?
La gente trasplantada generalmente dice ‘volvà a nacer’, yo más bien digo volvà a una vida normal. Antes de ser operada yo me habÃa entregado, decÃa ‘esto es lo que me tocó vivir, tengo que aguantar no más’, pero después de la cirugÃa empecé de cero.
El otro dÃa en una reunión alguien me dijo ‘yo nunca habÃa estado al lado de un trasplantado, pensaba que, por lo menos, quedaban en silla de ruedas’. Por eso cuando ven que uno hace una vida normal, se admiran. Yo ahora me siento ágil, puedo hacer de todo, lo único que me ataja es mi edad, no voy a ir a subir cerros, pero un joven trasplantado claro que puede hacerlo. Incluso, mientras lleve mis medicamentos y los tome a la hora, como cualquier enfermo crónico, puedo ir a la China si quiero.
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Categoría: Actualidad Médica.
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