Daño cerebral adquirido


Iniciar a tiempo una rehabilitación multidisciplinar aumenta las posibilidades de recuperación de una lesión cerebral. Sin embargo, la creación de una red específica de recursos sanitarios y de reinserción social para las personas con secuelas severas por traumatismos cráneo-encefálicos o ictus -principales causas del daño cerebral adquirido- es todavía una asignatura pendiente en España y Latinoamérica. Es un hecho objetivo que denuncian reiteradamente familiares y afectados.

El propósito de los reducidos equipos de rehabilitación integral existentes es conseguir dar autonomía a las vidas de estos pacientes. Pero aun con el mejor de los pronósticos, el problema continúa una vez que reciben el alta médica. De ahí que, además de una atención sanitaria profesional, se hagan necesarias medidas de integración social para estas personas.

Daño cerebral adquirido Neurología

Todos estamos expuestos

Una persona afectada por daño cerebral adquirido (DCA) puede acceder físicamente a un autobús, pero una vez dentro es posible que no recuerde la dirección a la que se dirige.

El también llamado daño cerebral sobrevenido (DCS) proviene de una lesión que acontece una vez que ha tenido lugar el desarrollo del cerebro. Entre las causas más habituales del daño cerebral adquirido figuran los traumatismos cráneo-encefálicos (TCE) y los accidentes cerebro-vasculares (ACV) o ictus, además de los tumores cerebrales, encefalitis y otras, que contribuyen en menor medida a su incidencia.

Respecto a los afectados, los jóvenes son el grupo más susceptibles de sufrir DCS a causa de un golpe en la cabeza tan fuerte que altere la conciencia o produzca una fractura craneal, porque son más propensos a tener caídas y golpes en juegos y deportes, y suelen ser más imprudentes conduciendo. Además que el DCA está aumentando principalmente por el actual estilo de vida y los avances del sistema sanitario, que cada vez es capaz de mantener vivas a personas en situaciones que hace tan sólo unos pocos años eran impensables. No obstante las secuelas que produce esta lesión súbita en el cerebro pueden ser múltiples e incluso graves.

Entre las lesiones se distinguen las de carácter físico -las que afectan al movimiento, al habla, al tragar…- y las psíquico y sensoriales. Son alteraciones cognitivas que interfieren en la atención, la memoria, la capacidad de programación de tareas y trastornos en el plano emocional. No es una lesión puramente física ni puramente psíquica. Esto hace que los afectados sean ubicados en «terreno de nadie».

Aprender a vivir otra vez

Los tratamientos son efectivos. Pero las alteraciones son de tal complejidad que precisan de equipos de rehabilitación multidisciplinares. En estos largos programas intervienen médicos rehabilitadores, traumatólogos, logopedas, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, neuropsicólogos, asistentes sociales etc. Sólo así se puede ayudar a la persona afectada por un DCA a recuperar sus funciones, potenciar sus capacidades, adaptarse a sus limitaciones e integrarse socialmente, es decir, alcanzar la máxima autonomía posible.

Hay que subrayar la dificultad que existe para valorar secuelas intelectuales como el déficit de atención y los trastornos conductuales persistentes en la mayoría de los casos, y debemos añadir «otra causa de invisibilidad»: el aislamiento social de la persona afectada y su entorno, producto de la inexistencia de recursos para la rehabilitación y la reinserción social. Tienen vida sin calidad de vida. El DCA cambia radicalmente la dinámica del afectado y de toda su familia, que se ve obligada a cargar con el problema y se organiza mejor o peor, según la relación que exista entre todos. Desde luego, es una patología suficientemente importante y numerosa para que estuviera dotada con más medios.

Posibilidades de recuperación

Los expertos coinciden en que la posibilidad de recobrar las capacidades perdidas varía significativamente si el paciente recibe a tiempo una terapia específica.

La posibilidad de recobrar las capacidades perdidas varía significativamente si el paciente recibe a tiempo una terapia específica
Sin embargo, los hospitales no ofrecen un tratamiento rehabilitador integral. El denominador común es la deficiencia en la dotación de servicios de atención especializada; las pautas de atención para los pacientes con daño cerebral varían en cada centro hospitalario. Pocos hospitales cuentan con camas para este fin concertadas con la sanidad pública.

Un modelo a seguir

Los programas de tratamiento para pacientes con daño cerebral siguen un modelo que incluye:

La magnitud del problema

Cada año se producen en España al menos 80.000 nuevos traumatismos craneoencefálicos. Una quinta parte de ellos son severos y, por tanto, ocasionan lesiones permanentes. Entre sus causas figuran:

En el caso de los ictus, la cifra de nuevos casos por año es muy similar, aunque el porcentaje de personas con secuelas permanentes es mayor: aproximadamente una de cada tres. También afecta a una población de más edad. Sólo una cuarta parte de los ictus los sufren personas menores de 65 años.

Existe una escasez dramática de recursos sanitarios y sociosanitarios públicos. A la vista de esta situación, OCU va a solicitar de las autoridades la creación de una comisión interministerial que asuma la resolución de este problema con la adopción de determinadas medidas. Ente otras:

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