La alimentación de los ancianos en las residencias
Su estado nutricional mejora cuanto más individualizada es la dieta y mayor es su implicación en todo lo relacionado con la comida
Se ha comprobado que la implicación de las personas mayores en su proceso de alimentación mejora su estado nutricional. Cuando los mayores viven en una residencia, esto no siempre es posible, pero al menos, se les debe integrar en la toma de decisiones.
Ha de evitarse la desnutrición de los adultos mayores y no obviar el respeto a sus deseos, es decir, que puedan escoger los platos o alimentos que más les apetezcan. Un aspecto importante es poder individualizar las dietas para adaptarse a las peculiaridades de cada uno, con el fin de hacerlas menos restrictivas y evitar por sistema que sean «bajas en sal», «bajas en grasas», «turmix», etc. Estos puntos contribuirán a una mejor ingesta, más satisfacción, y por lo tanto, mejor estado nutricional y mejor esperanza y calidad de vida.
El envejecimiento de la población, caracterÃstico de los paÃses industrializados, supone una mayor preocupación de instituciones y organismos sanitarios por la mejora de la calidad de vida de estos ciudadanos, entre quienes se promociona un envejecimiento activo, encabezado por la práctica habitual de actividad fÃsica y el seguimiento de hábitos alimentarios saludables, tanto entre los ancianos que viven en sus casas como entre quienes lo hacen en residencias.
La alimentación en los centros residenciales y asilos de ancianos
A pesar de las dificultades para cuantificar las personas que viven en residencias para la tercera edad, se estima que en España lo hacen el 1,2% de los mayores de 65 años. En nuestro paÃs, más de siete millones de personas superan esta edad, un 16,7% de la población, según el último informe «Las personas mayores en España», del Ministerio de Sanidad y PolÃtica Social. Hoy en dÃa, la esperanza de vida a los 65 años, es decir, el promedio del número de años que se espera que viva una persona de esa edad, es de 19,3 años más (17,2 si es varón y 21,1 si es mujer).
La malnutrición y la escasa actividad fÃsica son problemas frecuentes en la población institucionalizada. Al abordarlos, hay que tener en consideración los múltiples elementos que rodean al anciano y que tienen un papel central en su estado nutricional y en su salud en general: el propio proceso de envejecimiento, el diagnóstico de una o más enfermedades, la polimedicación, la soledad y la depresión, entre otros tantos factores. Todos ellos juegan un papel central en el diseño de las pautas alimentarias, aunque es posible establecer unas generales, aplicables a la práctica totalidad de los ancianos sanos. Se estima el aporte energético idóneo para servir en los centros geriátricos en unas 2.000-2.200 kcal/dÃa
Numerosas guÃas dietéticas sitúan el aporte energético idóneo para servir en los centros geriátricos en unas 2.000-2.200 kcal/dÃa, siempre que se mantengan las normas de una alimentación saludable de suficiencia, variedad y equilibrio, además de apetitosa. Una manera sencilla para comprender los criterios de dieta equilibrada es visualizar la pirámide de la alimentación saludable adaptada a la población anciana.
Pirámide alimentación saludable para mayores de 70 años
Otros aspectos genéricos que contribuyen a facilitar una ingesta adecuada por parte de los ancianos que viven en residencias es el fraccionamiento de la ingesta en cuatro o más comidas, la inclusión de propuestas gastronómicas relacionadas con las fiestas y tradiciones religiosas, la adaptación de las texturas de los platos a las dificultades más habituales para tragar, una adecuada iluminación del espacio y el uso de utensilios adaptados, entre otros.
Es clave individualizar la dieta
Las personas mayores constituyen un grupo muy heterogéneo, por lo que es imprescindible individualizar las necesidades de salud y los consejos. En el caso de las personas mayores institucionalizadas, además de los criterios básicos de alimentación saludable, los profesionales sanitarios deben conocer los requerimientos nutricionales y alimentarios de los residentes y saber cuáles son los factores que los influyen, para evitar la desnutrición.
Pero esto no es suficiente. Según un reciente documento de la Asociación Americana de Dietética (ADA) resulta esencial que, en la toma de decisiones, se integre al individuo afectado, con el fin de mejorar el deseo de comer y el placer relacionado con el acto alimentario y, en última instancia, su estado nutricional y su calidad de vida.
Aunque la individualización de las dietas según la condición médica y las necesidades es frecuente en las residencias, el respeto por los deseos y los derechos de los adultos mayores no siempre se tiene en cuenta en la práctica diaria. La ADA recalca que en especial entre las personas mayores, la comida es una parte esencial de la calidad de vida, por lo que una dieta poco gustosa o mal aceptada condiciona una ingesta deficitaria, que deviene en desnutrición y sus consecuentes efectos negativos sobre la salud
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Categoría: Tercera Edad.
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