La vacuna contra el citomegalovirus


La vacuna contra el citomegalovirus, cada vez más cerca
La nueva vacuna busca prevenir la infección más corriente por virus y evitar el desarrollo de enfermedad cuando el agente patógeno ya está presente

El citomegalovirus es la causa más común de infecciones virales, sobre todo en pacientes con el sistema inmunológico deprimido. Perteneciente a la familia del virus del herpes, es transmisible, habitualmente, por vía sexual, aunque también de madre a hijo o por trasplante de órganos. Los expertos estiman que más de la mitad de la población está infectada, aunque lo desconozcan. El tratamiento consiste en la administración de fármacos antivirales, como prevención o tratamiento, pero ahora las investigaciones de expertos estadounidenses para desarrollar una vacuna que produzca inmunidad parece que avanzan a buen ritmo.
Hasta el momento no se había logrado una vacuna contra el citomegalovirus (CMV). Sin embargo, científicos de la Universidad de California, en San Diego (EEUU), han publicado en Journal of Virology los resultados de una investigación realizada en ratones, con la que han conseguido proteger frente a la infección y frenar el desarrollo de la enfermedad en el organismo cuando ya estaba infectado. El CMV actúa desarmando el sistema inmunitario, bien ocultando las proteínas que en condiciones normales avisarían al organismo de la presencia del virus o manipulando las defensas para que provoquen una respuesta inmunitaria no válida.

Los expertos creen que el éxito de la investigación reside en que la vacuna actúa en dos fases: sobre el ADN de los dos genes que necesita el CMV para replicarse; y generando una respuesta determinada de anticuerpos (linfocitos B) para que el sistema inmunitario esté alerta contra el CMV. Los investigadores estadounidenses se muestran esperanzados en que la vacuna en humanos sirva para redirigir la lucha del sistema inmunitario contra el agente patógeno viral.

CMV y embarazo
La infección fetal por CMV es la causa más frecuente de malformaciones congénitas en los países desarrollados. Según datos publicados hasta ahora, afectan entre el 0,2 y el 2,5% de los nacidos vivos. La tasa de transmisión fetal cuando se produce la infección durante la gestación está entre el 25% y el 75%, que disminuye del 0,2 al 2,5% en casos de recurrencia. La inmunidad de la madre no asegura una protección absoluta del bebé ya que la enfermedad puede presentarse, también, por reactivación de la infección en estado latente o por reinfección por cepas diferentes. La infección se diagnostica en la detección del virus en sangre fetal o líquido amniótico.

La manera más común de contraer la infección es por transmisión sexual o por contacto con niños infectados
Los estudios epidemiológicos realizados en Europa y EEUU asocian la seropositividad a mayor edad, peores condiciones socioeconómicas, mayor paridad, más presencia de niños en la misma casa y grupo étnico y siempre señalan una prevalencia más alta en el grupo de mujeres de origen africano y asiático. También apuntan que la manera más común de contraer la infección es por transmisión sexual o por contacto con niños infectados.

Un 15% de mujeres con infección primaria abortan de forma espontánea. Cuando la infección se da en fases más avanzadas de la gestación puede provocar parto prematuro y retraso en el crecimiento del bebé. Cerca del 90% de los neonatos infectados con CMV no presenta síntomas al nacer aunque sí durante el primer año de vida: un 10% desarrollará una o más anomalías neurológicas como retraso mental, problemas de aprendizaje y pérdida auditiva o de la vista. El restante 10% sí presenta problemas como bazo o hígado más grandes de lo normal, ictericia y erupción cutánea característica. Un 20% de estos bebés fallece y cerca del 90% de los que sobreviven sufre defectos neurológicos graves.

Prevención en trasplantes
En una revisión de La Biblioteca Cochrane Plus, y bajo la hipótesis de que el tratamiento preventivo antiviral reduce el riesgo de la enfermedad por citomegalovirus en receptores de trasplante frente a placebo o la atención usual, se identificaron 10 ensayos con 476 participantes que comparaban el tratamiento preventivo con la profilaxis antiviral y oral frente el tratamiento intravenoso considerando los beneficios y los daños de los fármacos antivirales.

El CMV, agente patógeno viral más común en los trasplantados de órgano riñón, corazón, hígado, pulmón y páncreas, es la principal causa de morbimortalidad en los seis primeros meses después del trasplante. La enfermedad por CMV se caracteriza por fiebre, cifras de leucocitos muy bajos (leucopenia) y muy baja cantidad de plaquetas (trombocitopenia) con o sin disfunción específica del órgano.

El tratamiento preventivo redujo significativamente el riesgo de enfermedad por CMV pero no el rechazo agudo o la mortalidad por todas las causas. El tratamiento preventivo frente la profilaxis y el tratamiento preventivo oral versus intravenoso no mostraron diferencias significativas en los riesgos de la enfermedad por CMV o la mortalidad por todas las causas. Sin embargo, los expertos de la revisión señalan que son necesarios más ensayos que comparen el tratamiento preventivo con la profilaxis antiviral.

El CMV
Una forma de Herpesviridae cuyo nombre significa virus muy grande, es una infección de tipo común que afecta a todas las regiones del mundo sin distinción de edad, sexo ni grupo étnico. Los Centers for Disease Control and Prevention de EEUU estiman que entre el 50% y el 85% de la población estadounidense habrá sido infectada antes de cumplir los 40 años. La infección en el afectado con el sistema inmunitario indemne es, habitualmente, asintomática, sin ningún indicio. Dolor de garganta, fiebre, cefalea y cansancio son el paquete de síntomas más comunes que un organismo sano es capaz de controlar por si solo.

El problema surge en el paciente inmunodeprimido (pacientes con sida y, adicionalmente, en receptores de trasplante), en el que se presenta en forma grave: hepatitis, neumonía intersticial o retinitis, entre otras. El CMV solamente se propaga a través del contacto directo con los líquidos corporales de una persona infectada. Una vía de transmisión es la perinatal, a través de las secreciones cervicales en el momento del parto, con consecuencias severas para el bebé, y durante la lactancia. Más tarde, por vía sexual (semen y secreciones vaginales), respiratoria, sangre y trasplante de órganos.

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Categoría: Actualidad Médica.




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