Microquimerismo, el intercambio celular
Además de los lazos afectivos entre madre e hijo, hay un vÃnculo fÃsico en forma de intercambio de células progenitoras que persisten durante mucho tiempo
Hace algunos años que sabemos que durante la gestación hay un intercambio de células progenitoras entre madre e hijo. Estas células, que pueden persistir durante mucho tiempo, a menudo son unos huéspedes amables que ayudan a reparar daños que se producen en los tejidos, aunque en otros casos se ha demostrado que pueden ser el origen de determinadas enfermedades.
Dos poblaciones celulares
El amor entre madre e hijo ahora se sabe que va más allá del cariño, por un vÃnculo fÃsico en forma de intercambio de células. Desde el punto de vista de la supervivencia de la especie, este fenómeno podrÃa tener sentido porque con el aporte por parte del feto de nuevas células reparadoras la madre podrÃa vivir más. Por otra parte, la madre sigue dando vida más allá de los nueve meses de gestación ya que sus células pueden también ayudar a subsanar deficiencias en su hijo.
Este fenómeno, reportado por primera vez en 1981, despertó cierto escepticismo ya que no quedaba explicado como células extrañas al organismo podÃan ser aceptadas por el sistema inmune y sobrevivir tantos años. Las células fetales pueden sobrevivir en el organismo materno durante décadas después del embarazo; de la misma manera, las células de la madre también sobreviven en el niño durante años. En un estudio, en una mujer se identificaron células procedentes de su hijo que ya habÃa cumplido los 27 años.
El intercambio de células podrÃa ayudar a reparar daños que se producen en los tejidos de la madre y el hijo
El microquimerismo es la coexistencia de dos poblaciones celulares diferentes (originadas en individuos genéticamente distintos), presentes en un solo individuo. En la naturaleza, la causa más frecuente es el microquimerismo asociado al embarazo debido a un intercambio bidireccional de células entre el feto y la madre. También se produce microquimerismo en el caso de los trasplantes y las transfusiones. Pero este fenómeno también puede presentar contradicciones.
Si bien se han identificado casos en que estas células pueden ser unos ‘huéspedes amables’ que ayudan a reparar daños que se producen en los tejidos maternos, en otros casos se ha demostrado que pueden ser el origen de determinadas enfermedades. Por este motivo, cada año aparecen varios estudios sobre el tema. La comprensión de las células que se transfieren, su localización y su funcionalidad, podrÃa llevar a minimizar los efectos perjudiciales de este fenómeno y a potenciar sus probables beneficios con objetivos terapéuticos.
HUÉSPEDES AMABLES
Uno de los efectos beneficiosos serÃa que las células fetales podrÃan reparar tejidos dañados de la madre. Se postula que una mujer podrÃa recibir una estirpe de nuevas células madre con capacidad para diferenciarse en el tipo celular que sea necesario. La genetista Diana Bianchi encontró en dos estudios, uno de glándula tiroides extirpada a una mujer y otro en tejido hepático de una paciente con hepatitis C, donde parte del tejido estaba formado por células masculinas, probablemente procedentes de sus hijos.
Una investigación efectuada en modelo animal reveló que células madre procedentes del feto se concentraban en regiones cerebrales que habÃan sufrido algún tipo de lesión, como si de un intento de reparación se tratarse. Una vez en el cerebro, estas células se transformaban en neuronas, aunque no se pudo demostrar que tuvieran las mismas capacidades que las neuronas maternas y que pudieran conectar con éstas. Cabe destacar que las células fetales no se distribuyeron al azar sino que se instalaron en zonas que habÃan sufrido algún tipo de lesión, como si existiera una especie de señal emitida por el tejido dañado.
CientÃficos de la Universidad de Osaka, Japón, demostraron la presencia de células fetales diferenciadas, como hepatocitos y células renales, en hÃgados y riñones que habÃan sido previamente lesionados. Asimismo, investigadores del servicio de cardiologÃa del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, en Barcelona, han demostrado la presencia de cardiomiocitos de estirpe masculina (XY) en el corazón de madres que habÃan tenido hijos varones. A pesar de que desconoce el significado de este hallazgo, cabe pensar que estas células procedentes del feto pueden tener un efecto reparador que ayudará, en un futuro, a afrontar algunas patologÃas cardÃacas.
Intercambio beneficioso
Hepatocitos
– Los beneficios de este intercambio de células parecen ser mutuos ya que, recientemente, un estudio efectuado por en el Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson en Seattle (EE.UU.), pone de manifiesto que las células que pasan de madre a hijo durante el embarazo pueden diferenciarse, a nivel del páncreas, en islotes de células beta funcionales que producen insulina en el niño.
En la investigación también se evidenció que en la sangre de niños y adultos jóvenes con diabetes tipo 1 habÃa mayor cantidad de ADN materno que en la de sus hermanos sanos, lo que induce a pensar que podrÃan estar intentando reparar el tejido dañado. No se hallaron evidencias de que las células maternas estuvieran ‘atacando’ a los islotes pancreáticos del niño ni tampoco de que fueran objeto de una respuesta agresiva por parte del sistema inmune del niño.
Según comentarios de la reumatóloga e inmunóloga J. Lee Nelson, autora principal del estudio, las células maternas podrÃan estar ayudando a regenerar el tejido dañado en el páncreas, y postula que el niño es probablemente tolerante a las células de la madre debido a que las adquirió durante la fase fetal mientras su sistema inmune aún se estaba desarrollando.
La otra cara de la moneda
Durante el embarazo, las células fetales atraviesan la placenta hacia la circulación materna y podrÃan inician una reacción injerto contra huésped
En algunos casos, el intercambio de células entre madre e hijo puede tener efectos perjudiciales para la salud materna. Nelson fue la primera en formular la hipótesis de que la presencia de células fetales en el organismo materno pudiera ser el origen de enfermedades autoinmunes. Este tipo de patologÃa es mucho más frecuente en mujeres, y presenta una similitud de ciertos sÃntomas con los de la enfermedad «injerto contra huésped» (EicH) ligado a los trasplantes de médula ósea.
La esclerodermia fue la primera enfermedad autoinmune en la que se identificó el posible papel del microquimerismo en su origen. Investigadores sugieren que durante el embarazo, las células fetales atraviesan la placenta hacia la circulación materna y, posteriormente, inician una reacción injerto contra huésped. En un estudio comparativo entre en 17 pacientes con esclerodermia y 23 personas sanas, las primeras tenÃan 30 veces más células fetales en su sangre que el grupo control. Estas células pertenecÃan al sistema inmune fetal, concretamente eran linfocitos que identificaban a las células de la madre como ‘extrañas’ y, por lo tanto, las atacaban.
Posteriormente, se ha demostrado el papel del microquimerismo en enfermedades como la cirrosis biliar primaria, el sÃndrome de Sjögren, el lupus sistémico y la dermatomiositis, entre otras. También parece que este fenómeno puede tener algún papel en el origen de dos patologÃas asociadas al embarazo: la preeclampsia y la erupción polimórfica. En uno de los estudios efectuados se comprobó que las mujeres con preeclampsia tenÃan aproximadamente 1 célula fetal por cada 1.000 células en la circulación materna, mientras que en las mujeres embarazadas sanas, la proporción era sólo de 1 por millón.
En relación al efecto letal del microquimerismo en la madre, un estudio evidenció que las mujeres que habÃan tenido hijos de distintos padres tenÃan una mayor mortalidad a largo plazo. En este caso se supone que cada uno de los hijos aporta células con cargas genéticas muy diferentes por lo que, probablemente, la madre tolerarÃa peor esta situación.
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Categoría: Fertilidad y Embarazo.
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