Puntos de Encuentro Familiar
Protegen los intereses del menor en familias separadas con problemas
Más de 600 familias han acudido desde 1994 al Punto de Encuentro Familiar de Valladolid, el primero que se abrió en España. Este dato refleja la demanda y necesidad de este tipo de centros, por lo que su implantación se ha extendido a otras ciudades como Madrid, Bilbao, Sevilla, Valencia o Salamanca. Los expertos indican que todos los menores que acuden a estos centros sufren violencia familiar, al igual que las mujeres. Estos Puntos de Encuentro se han convertido en la referencia para muchas familias que requieren asesoramiento legal o ayuda psicológica para hacer frente a situaciones conflictivas que surgen tras las separaciones y que pueden afectar a sus hijos.
Un recurso social para las familias separadas
Soraya Leza, mediadora familiar de la Asociación Vasca para la Pacificación Familiar, considera a los PEF una alternativa muy positiva cuando el nivel de conflicto entre los padres es muy grande y los encuentros se producen con mucha tensión y enfrentamiento. Estos centros ayudan a que los niños no vivan esos momentos como un trauma. El interés del menor es primordial y asà lo ratifica Aitor Erauskin, coordinador del PEF de Bilbao: «El objetivo del centro es defender el bienestar del niño, su integridad».
A los padres les ofrecen un espacio adecuado para compartir la visita con sus hijos siempre que no dispongan de uno. De esta manera, al velar por el cumplimiento del régimen de visitas, favorecen que los hijos puedan relacionarse con ambos progenitores. También ayudan a normalizar la situación y devolver a los padres esa responsabilidad que les corresponde. «Hasta ahora, la única vÃa que existÃa para defender los derechos de los niños era la judicial, pero es esta institución la que hace resaltar la necesidad de recursos sociales que ayuden a los menores y sus familias cuando se encuentran ante esta problemática», subraya Marisa Sacristán, presidenta de la Asociación para la Protección del Menor en los Procesos de Separación (APROME).
Dependiendo de cada caso concreto y del régimen interno del propio centro, las actuaciones del PEF pueden desarrollarse de diferentes formas. Estas son las más habituales:
•Uno de los progenitores deja al niño en el centro y el otro lo recoge sin que exista encuentro fÃsico entre ellos. Esta opción es recomendable para prevenir situaciones de violencia, o en los casos en los que el niño viva con una familia de acogida.
•Supervisión por parte de los profesionales durante la visita. En este tiempo se facilita orientación para mejorar la relación. Está indicada cuando el hijo no conoce a su progenitor no custodio o tiene muy pocos recuerdos de él; siempre que el padre o madre intenta manipular al niño, o en casos en los que el menor siente temor hacia el encuentro.
•La visita se realiza en el centro. Para casos en los que el progenitor no custodio carezca de vivienda cercana o cuando ésta no reúna las condiciones necesarias para la estancia del menor.
El consejero de Sanidad y Bienestar Social de la Junta de Castilla y León, Carlos Fernández Carriedo, asegura que en 2001 fueron atendidas 368 familias en los PEF de la región y que los cinco PEF existentes en su territorio tienen como principal objetivo «garantizar la seguridad y el apoyo a los miembros más vulnerables de la familia en los procesos conflictivos de separación». Entre los beneficiarios, hubo 1.447 mujeres que denunciaron en 2001 ser vÃctimas de violencia doméstica.
Para APROME los objetivos especÃficos de un Punto de Encuentro Familiar son los que se describen a continuación:
•Garantizar el cumplimiento del régimen de visitas y la seguridad del niño o del padre/madre vulnerable durante el mismo.
•Facilitar la comunicación entre el hijo y el progenitor no custodio y la familia de éste.
•Permitir a los niños que expresen sus sentimientos y necesidades sin miedo a que sean contrarios a lo indicado por sus padres.
•Evitar el sentimiento de abandono en el menor.
•Facilitar orientación profesional para mejorar las relaciones en la familia y las habilidades de crianza de los padres.
•Recabar información fidedigna sobre las actuaciones parentales que ayuden a la defensa de los derechos del niño, en caso de tener que acudir a otras instancias administrativas o judiciales.
Cómo acceder al servicio
Lo primero que atiende un Punto de Encuentro Familiar es el régimen de visitas establecido por el juez. En él se procura que se realicen de forma normalizada, de tal modo que se respete el derecho del niño a comunicarse con ambos progenitores en un espacio adecuado, que no le afecte de forma negativa y vele por su integridad. Los casos que reciben provienen principalmente de los Juzgados de Familia, pero también de servicios sociales de base o de atención a la mujer, según informa la Asociación de Padres y Madres Separados de Gipuzkoa (AGIPASE).
Un estudio realizado por APROME en el PEF de Valladolid concluye que el perfil de los usuarios es el siguiente:
•La mayorÃa son mujeres
•La edad oscila entre los 27 y 46 años
•La situación familiar más común es la de padres separados
•Poseen un nivel de estudios primarios
•Son personas asalariadas
•Viven en la ciudad.
•Llevan casados menos de 15 años
•Tienen uno o dos hijos
En ocasiones, son los propios progenitores los que toman la iniciativa. Para solicitar que las visitas se lleven a cabo a través del PEF, deben comunicárselo a su abogado y éste, a su vez, al juzgado correspondiente -según explica Silvia Peñas- técnico de un equipo psico-social.
Tras recibir la orden judicial se siguen los siguientes pasos:
•La familia o su abogado se pone en contacto con el Punto de Encuentro Familiar
•El PEF entrevista a la pareja separada y a sus hijos
•Se da a conocer a la familia las normas a las que se deben atener
•Comienza a efectuarse el servicio
Intervención psico-social
En el mismo Punto de Encuentro Familiar trabajan abogados que ofrecen asistencia legal, psicólogos, educadores sociales y trabajadores sociales que orientan a la familia en su relación. Justo Saenz, Presidente de la Confederación Estatal de Asociaciones de Madres y Padres Separados/Divorciados, subraya la importancia de que, además de garantizar el régimen de visitas, «faciliten recursos psicológicos y de mediación que posibiliten que desaparezcan las circunstancias que dificultan la relación padre-madre-hijos y faciliten la toma de acuerdos para restablecer esas relaciones deterioradas».
La intervención se lleva a cabo de la siguiente manera:
•En primer lugar, se valora el sistema familiar a través de entrevistas. Determinan su estructura y funcionamiento, su salud fÃsica, situación económico-laboral, el apoyo social y estrés que presenta, asà como los aspectos educativos.
•Según las conclusiones de la etapa anterior y la observación de las visitas pueden aconsejar la intervención psicológica o social, bien de forma individual o a toda la familia, con el fin de eliminar los obstáculos y las actitudes negativas hacia el logro de los objetivos.
•Mediación para facilitar la independencia del servicio. Se trata de restablecer una relación positiva entre la familia y que ésta deje de necesitar la asistencia del PEF.
Los PEF en caso de violencia familiar
La actuación de este recurso social se extiende hasta los casos de violencia. Según el informe de conclusiones de la jornada sobre Puntos de Encuentro Familiar celebrada en el año 2000, «el 100% de los menores usuarios de los PEF sufren violencia familiar, ya sea a través de malos tratos o abusos sexuales, o en forma de manipulación y utilización de los hijos en los conflictos familiares».
Cuando la violencia atenta contra la mujer, el PEF mantiene en el anonimato el lugar de residencia de ésta, a la vez que favorece el cumplimiento de las visitas del padre a los hijos. El II Plan de Acción Contra la Violencia Doméstica, aprobado por el Consejo de Ministros y que se mantiene en vigor hasta el año 2004, establece entre las medidas asistenciales y de intervención social a los PEF, «como los lugares adecuados para las visitas de padres y madres a menores en los casos de separación y divorcio con antecedentes de violencia doméstica».
Justo Saenz matiza al respecto que nunca deben ser un recurso especÃfico a la mujer maltratada, pues en ese caso perderÃan su posición neutral y dejarÃan de ser efectivos. Ya no constarÃa como un servicio orientado a la protección de los derechos del menor y su integridad y perderÃa asà toda su esencia. Además, considera que la labor de un PEF tiene que coordinarse con otros servicios y programas de atención integral a las familias, «porque la conflictividad familiar tiene facetas que deben ser tratadas por servicios diferentes pero coordinados si queremos resolver el problema».
El mayor problema: hijos de padres separados
El impacto que causa la separación matrimonial en los niños varÃa en función de su edad y su personalidad. Los pequeños suelen presentar comportamientos de tipo regresivo; en los que están en edad escolar se puede observar que su rendimiento disminuye, muestran tristeza o agresividad. En el caso de los adolescentes el enfado es la actitud más destacada.
Muchos niños se ven entre la espada y la pared, tienen miedo a ofender a uno de los progenitores por decir lo que sienten o a tomar partido por uno u otro. «Se crean conflictos terribles de lealtad», dice Soraya Leza. Sin embargo, en los casos de violencia «puede suponer un alivio para los hijos, porque los sÃntomas que presentaban mientras convivÃan en esa situación de violencia se atenúan o desaparecen». El modo en que la pareja se separa es determinante en la futura relación de la familia.
Marisa Sacristán, presidenta de APROME, ofrece los siguientes consejos para que la adaptación de los niños transcurra con éxito:
•El progenitor que resida con ellos debe ser capaz de apoyarles, manteniendo una disciplina y un control eficaz del proceso.
•Ambos progenitores no deben inmiscuir a sus hijos en las discusiones, de esta manera se reducirán los conflictos entre ellos.
•Que el progenitor no custodio se centre en la interacción con los hijos desde el instante de la separación y coopere con su ex-pareja en la crianza.
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Categoría: PsicologÃa y PsiquiatrÃa.
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