Salud de los ojos, función visual y trabajo


El ojo humano, al igual que el resto de los órganos de nuestro organismo, es una estructura compleja de perfecto diseño biológico.

Para conocerlo mejor, hemos de tener en cuenta que su función, la realiza de la misma manera en la que una cámara de fotos recoge instantáneas de cualquier objeto o evento.

Cada elemento anatómico o estructural que lo integra, cumple con una función propia que lo caracteriza, y al mismo tiempo, combinando de forma compleja todas y cada una de ellas, permite que podamos ver con claridad y nitidez a diferentes distancias y en diferentes situaciones.

¿Qué elementos constituyen el ojo?
La función visual, se realiza gracias a las propiedades que, cada uno de los elementos estructurales a los que antes hacíamos referencia, aportan en la realización de la misma.

Una visión normal, es aquella que permite obtener una imagen de forma clara y nítida a diferentes distancias y en diferentes situaciones.

Así, los mecanismos que participan en la función visual, son diferentes si estamos trabajando con visión cercana o lo hacemos con visión media o lejana.

En el caso de la visión lejana, y en términos generales, el ojo sólo emplea las estructuras propias del globo ocular.

El iris, membrana circular y contráctil que se sitúa detrás de la córnea y delante del cristalino, funciona igual que el diafragma de una cámara de fotos y es en él donde se encuentra el pigmento responsable del color de nuestros ojos.

El orificio central que deja ver, es conocido como pupila y, es a través de él por donde pasa la luz y los elementos constitutivos de la imagen. Con su contracción (denominada miosis) o a través de su dilatación (conocida como midriasis), el ojo regula la intensidad y cantidad de luz que entra en el globo ocular, evitando con ello el deslumbramiento o facilitando la captación de la poca intensidad lumínica que haya en un determinado lugar, en uno u otro caso respectivamente, con una única finalidad: «obtener una imagen nítida y clara».

Otra estructura existente en el ojo es el cristalino. Situado detrás del iris, es una lente biconvexa (con forma de lenteja) y transparente, cuya función es la de «enfocar la imagen» en el punto de recepción de ésta en la retina, conocido como mácula.

La retina es una membrana situada en el fondo del ojo y, cuya función es similar a la realizada por la película de una cámara de fotos. Como hemos referido, en ella existe una zona denominada mácula, que es la porción más sensible de dicha membrana y sobre la que se obtiene la mayor nitidez posible de la imagen captada.

¿Cómo funcionan mis ojos?
La visión que realizamos con nuestros ojos, puede estar enfocada a larga, media o corta distancia.

Para cada una de ellas, nuestros ojos realizan distinto tipo de operaciones de ajuste para el enfoque nítido de un objeto o de la imagen observada.

En el caso de larga y media distancia, y simplificando los mecanismos que entran en juego para obtener la función de acomodación y enfoque de la visión, el ojo humano emplea el iris para ajustar la cantidad de luz que entra en el ojo y, tanto la córnea como el cristalino, realizan su función de enfoque de la imagen, ayudado a veces de las estructuras musculares externas al globo ocular, con la finalidad de obtener una buena agudeza visual y una imagen nítida sobre la ya mencionada mácula.

En el caso de la visión cercana, el ojo se ayuda especialmente de los músculos que, estando a su alrededor, son los responsables de su movilidad.

En concreto, para realizar el enfoque de la imagen visual obtenida sobre objetos a corta distancia, se produce lo que conocemos como «mecanismo de acomodación para visión cercana», consistente en una contracción de la pupila (denominada miosis) y la aproximación de ambas (convergencia) hacia la zona nasal, ambos realizados de forma simultánea y conjunta.

Para comprender aún más este mecanismo de acción, una situación extrema de este fenómeno de acomodación, es el producido si, por ejemplo, acercamos progresivamente un dedo hacia nuestra nariz, intentando ver su huella de forma nítida. El resultado será, que para poder mantener la nitidez de la imagen de la huella del dedo, iremos aproximando los ojos y contrayendo las pupilas, hasta llegar a «ponernos bizcos». Hay un punto de aproximación, a partir del cual, volvemos a perder la nitidez de la imagen debido a la limitación, entre otros fenómenos, de nuestra capacidad de convergencia y, con ello, de nuestra capacidad de enfoque cercano.

Así, a través de este mismo mecanismo, pero en las distancias normales de lectura, el ojo humano llega a adaptarse una y otra vez, cuando pasamos de una visión lejana a una visión cercana, como por ejemplo, en los casos en los que estamos leyendo un documento sobre la mesa y al mismo tiempo, lo estamos escribiendo en el ordenador y leyendo éste en la pantalla.

¿Se pueden estropear mis ojos por usarlos?
Al igual que todos los demás sistemas de nuestro organismo, los ojos envejecen.En todo ser humano, existe una pérdida progresiva de la función visual, cuya expresión más frecuente, aunque no la única, es la pérdida de agudeza visual, o lo que es lo mismo, la capacidad para llegar a ver un objeto de forma nítida, lo cual es tratado y corregido con el uso de lentes correctoras (gafas) y, más recientemente, a través de diferentes técnicas de cirugía conocidas como cirugía de la refracción.

Quizá, la forma más conocida popularmente de este deterioro progresivo, sea la dificultad para ver con claridad de cerca, que se produce con el paso de los años, proceso al que se conoce como presbicia o, más coloquialmente, como vista cansada, afectando a la visión cercana y, evidenciado principalmente, por la dificultad de leer con nitidez el periódico, libros u otro tipo de documentos.

Las personas que padecen presbicia, suelen alejar de sus ojos el periódico o el texto que pretenden leer, para poder verlo con más claridad, incrementando con ello la distancia de visión y pasando la función del mecanismo de enfoque de visión cercana al de visión media.

Si no usamos correctamente nuestros ojos o los ambientes en que desarrollamos su función no son los correctos, el deterioro natural de la función visual se acelera.

¿Qué puede deteriorar nuestros ojos antes de tiempo?
Una incorrecta iluminación del área de trabajo o lectura, ya sea por exceso (leer bajo luz solar directa) o por defecto (mantener una iluminación deficiente) en situaciones como la lectura, el montaje de pequeñas piezas, etc…, así como elevados cambios en el contraste de elementos a los que miramos de forma alternativa, un excesivo número de horas de trabajo visual continuado, una incorrecta distancia a la que realizamos estos trabajos o la lectura frecuente de textos confeccionados con baja calidad, incrementan, entre otros, la fatiga visual progresiva.

¿Cómo podemos evitar este deterioro precoz?
El deterioro natural de la función visual, es inevitable con el paso del tiempo, pero el producido precozmente por el inadecuado uso del órgano de la visión, puede prevenirse si usamos éste de la forma y en las condiciones adecuadas para la realización de las diferentes tareas que desarrollamos a lo largo de nuestra vida.

Para poder hacer dicha prevención, expondremos y explicaremos los mecanismos involucrados en el desarrollo de cierto tipo de tareas diarias en las que, estando directamente implicado el uso de la función visual, ésta puede estar comprometida directa o indirectamente.

Califica este Artículo
0 / 5 (0 votos)

Categoría: Oftalmología.




Deja una respuesta