SÃndrome de la fatiga crónica
Quien lo sufre se cansa más de lo habitual y necesita mucho tiempo para recuperarse de los esfuerzos realizados
La incapacidad para ducharse, salir de la cama, bajar a la calle y para llevar a cabo cualquier acto cotidiano que requiera esfuerzo, además de un cansancio acusado en el tiempo, son algunos sÃntomas de la Fatiga Crónica. El principal problema de esta enfermedad es su detección, puesto que estos sÃntomas fácilmente se pueden confundir con episodios de depresión o estrés. Los expertos consideran que para que se confirme el diagnóstico de este sÃndrome el cansancio debe de ser tan severo que quien lo padece debe ver disminuida a la mitad su capacidad para participar en actividades ordinarias durante seis meses. Aunque en España no existe un registro que cuantifique el número de personas que padecen esta enfermedad, una aproximación cifra entre 15.000 y 90.000 el número de afectados, según estudios sobre epidemias aportados por expertos en esta cuestión.
Causas y sÃntomas
No se conoce con exactitud la razón por la que aparece el sÃndrome de fatiga crónica o afección de cansancio acusado y prolongado en el tiempo que impide a la persona que lo padece desarrollar una vida laboral, social y de relación con normalidad. Se sabe que este mal tiene mayor prevalencia entre las mujeres adultas de 30- 50 años de edad,
Se sabe que este mal tiene mayor prevalencia entre las mujeres adultas de 30- 50 años de edad
aunque puede manifestarse en individuos de ambos sexos y en niños y adolescentes. Las investigaciones, por tanto, se dirigen sobre todo al estudio de los factores que la pueden desencadenar, como este hecho de que predomine más entre mujeres que hombres o que haya antecedentes familiares. También se sabe que hay algunos hábitos durante la vida del paciente que predisponen a padecer este mal, como tener poca actividad o realizar poco ejercicio.
El doctor JoaquÃm Fernández Solá, de la ClÃnica Universitaria de Barcelona, afirma que el desencadenante de su aparición, en un 85 % de los casos, suele ser un episodio gripal más o menos severo o una neumonÃa. Este especialista asegura que se trata de virus normales que todo el mundo puede coger, pero que en algunos pacientes se comportan como virus persistentes «y dan un cuadro de mantenimiento de la afección de tal manera que pueden hacer iniciar la enfermedad».
También hay otras causas que pueden provocar su aparición, aparte del virus, como las intoxicaciones o el contacto con tóxicos de forma intensa o mantenida, como en el caso de los insecticidas. Un estrés altÃsimo, una situación de mobbing o una presión fÃsica muy intensa pueden también degenerar en esta patologÃa. Al cansancio sin causa y desmesurado se añaden otros sÃntomas menores, muy variables de unos enfermos a otros. Es frecuente tener algunas décimas de fiebre, sobre todo por las tardes. También se encuentran entre las quejas más habituales los dolores de cabeza, el dolor de garganta y los dolores musculares o debilidad. Otros sÃntomas incluyen la aparición de ganglios en el cuello, la dificultad de concentración y las alteraciones de sueño. ¿Cómo se pone fin a esta situación?
Cristina Montené, de la Asociación Catalana de Afectados por el SÃndrome de Fatiga Crónica, afirma que la persona que lo padece no recupera la energÃa y que la sensación de cansancio no mejora con el descanso. Montené realiza una comparación para describir esta enfermedad. «una persona juega un partido de fútbol, se ducha, descansa una o dos horas y recupera la energÃa; una persona con fatiga crónica no la repone, es como si se le hubiera roto la baterÃa interior», aclara. Según esta experta, es una situación que afecta sobre todo al estado de ánimo de los enfermos.
El principal problema es que no se trata de una enfermedad lineal, ya que los sÃntomas de fatiga no se manifiestan igual todos los dÃas. Hay dÃas en los que el paciente está mejor, por lo que se encuentra pletórico, y otros peores, en los que el cuerpo no acompaña. «Hay personas que llegan incluso descuidar su higiene, porque el mero hecho de pensar en salir de la cama les supera», subraya.
Diagnóstico
El diagnóstico no es difÃcil para un médico que conozca la enfermedad. El problema, según Fernández Solá, es que el SÃndrome de la Fatiga Crónica no sólo se conoce poco sino que el colectivo médico no la considera,
El SÃndrome de la Fatiga Crónica no sólo se conoce poco, sino que el colectivo médico no la considera
hay un problema generalizado de credibilidad. Por otro lado recalca que si se conoce la enfermedad no es difÃcil diagnosticarla, puesto que «son criterios clÃnicos fáciles». Montené reconoce que el facultativo sólo puede diagnosticar esta enfermedad en función de lo que le vaya contando el paciente. No obstante, incide en que en un principio no suelen acertar con el diagnóstico. Lo normal es que el médico de cabecera considere que el enfermo esté atravesando un episodio de depresión y le mande al psiquiatra, que le medicará para combartirla con antidepresivos. Sin embargo, «a los enfermos de Fatiga Crónica les sientan fatal los medicamentos», resalta.
La experta recalca que es una enfermedad «de por vida» y aconseja que la mejor manera de ‘llevarla’ es aprendiendo a vivir con ella. En este punto las distintas asociaciones de Fatiga Crónica juegan un papel muy destacado porque es en ellas donde se aprende a convivir con este mal. «Primero se les enseña a pasar el duelo, es decir a superar el disgusto, y después a que se conciencien. Hay que aprender a sacarle el máximo partido a cada cosa y a vivir usando el mÃnimo de energÃa; la ley del mÃnimo esfuerzo pasa a ser nuestra máxima», confiesa.
A pesar de lo dicho hasta ahora acerca de que en estos momentos no se conoce ninguna cura para esta enfermedad, además de los medicamentos para tratar algunos de los sÃntomas, conviene insistir en la existencia dos tipos de tratamiento que pueden ser muy útiles: un programa de ejercicios especiales y una terapia de conducta. Los objetivos básicos del tratamiento van dirigidos a reducir los grados de fatiga y dolor, asà como a mejorar los niveles de afectividad y calidad de vida de estos pacientes.
Tratamiento
Solá insiste en aclarar que el tratamiento a esta enfermedad es sintomático, se tratan los sÃntomas, por lo que hay que decirle al paciente muy claramente que ‘no podemos quitarle la fatiga que tiene, sólo aliviarle’. «No conocemos a nadie en la asociación que se haya curado», añade Montané.
En el momento de iniciar un tratamiento, los enfermos son clasificados en dos grupos: quienes aceptan la enfermedad y se adaptan a ella, y quienes no la aceptan y, por lo tanto, tampoco se adaptan. Aunque en ambos grupos la enfermedad persista, se ha comprobado que los que se adaptan aprenden a convivir con los sÃntomas y pueden hacer más actividades y llevar una vida más normal. Los que no se adaptan siguen teniendo los sÃntomas y, a menudo, empeoran. Ante la imposibilidad de curar la enfermedad, los expertos intentan aliviar sus sÃntomas,
Ante la imposibilidad de curar la enfermedad, los expertos intentan aliviar sus sÃntomas
lo que se conoce como tratamiento sintomático, que consiste en la administración de algunos medicamentos y en cambiar el estilo de vida. «Hacerlo de una forma u otra puede suponer hasta un 30% de variación en la intensidad de los sÃntomas y no es lo mismo un 100% de fatiga que un 70%. En este último caso, se pueden realizar más actividades y llevar una vida más normal», dicen los expertos consultados.
Las únicas intervenciones que han demostrado tener un efecto claramente beneficioso en los enfermos de Fatiga Crónica se recogen en el Documento de Consenso sobre el Diagnóstico y Tratamiento del SÃndrome de Fatiga Crónica en Catalunya.
Tratamientos
Los tratamientos recogidos en este Documento de Consenso sobre el Diagnóstico y Tratamiento del SÃndrome de Fatiga Crónica en Catalunya son los siguientes:
Ejercicio progresivo controlado. Debe individualizarse según las caracterÃsticas personales del paciente y las diversas fases evolutivas de la enfermedad. La actividad fÃsica debe hacerse de manera regular sin superar los 30-45 minutos diarios. No tiene que ser extenuante, ya que podrÃa empeorar la sintomatologÃa.
Terapia cognitiva conductual. Ha demostrado claramente su utilidad en la mejorÃa sintomática, en el grado de adaptación y en la mejorÃa de la calidad de vida de los pacientes con SÃndrome de Fatiga Crónica. La terapia cognitiva debe realizarse por personal cualificado y con experiencia en el tratamiento de esta enfermedad, ya sean psiquiatras, psicólogos clÃnicos, enfermeras terapeutas o fisioterapeutas entrenados. El tratamiento recomendado suele durar de 4 a 5 meses, a razón de 1 hora semanal, en régimen ambulatorio.
Antidepresivos. No hay que administrarlos sistemáticamente. Son útiles en los cuadros depresivos reactivos asociados al SÃndrome de Fatiga Crónica, en el insomnio y en la mejora sintomática de las mialgias. No se ha demostrado que haya un grupo de antidepresivos con mayor efectividad que otro. Sin embargo, usualmente se utilizan los ‘antidepresivos tricÃclicos’ en dosis bajas o medias. Tampoco se ha definido la duración del tratamiento. Hasta un 15% de los pacientes con SÃndrome de Fatiga Crónica abandonan el tratamiento a causa de los efectos secundarios.
AnsiolÃticos. Tampoco hay que tomarlos de manera sistemática. Pueden utilizarse de forma transitoria como tratamiento sintomático de la ansiedad y el insomnio. Hay que ser cauteloso con el uso de dosis altas de ansiolÃticos en estos pacientes, ya que pueden empeorar la debilidad muscular asociada a esta enfermedad.
Corticoides. Se ha propuesto un potencial efecto beneficioso de los mineralocorticoides en el SÃndrome de Fatiga Crónica, especialmente cuando coexiste hipotensión (disminución del tono muscular) ortostática neurogénica o disfución corticosuprarrenal, aunque su utilización es discutida.
Antiinflamatorios no esteroides. Pueden mejorar sintomáticamente las mialgias y la cefalea, pero no tienen acción sobre la fatiga. No hay suficiente evidencia para recomendar su uso sistemático.
Relajantes musculares. No han demostrado su utilidad en esta enfermedad y pueden incluso empeorar la sintomatologÃa muscular y la sensación de fatiga por la disminución del tono muscular que provocan. PodrÃan tener una posible indicación en aquellos casos concretos que presentasen hipertonÃa o contracturas musculares. En estos casos, las benzodiacepinas como diazepam, tetrazepam o la ciclobenzaprina podrÃan ser los fármacos a utilizar.
Finalmente, también se recogen una serie de tratamientos no recomendables. Se dice que el reposo prolongado no es beneficioso, sino todo lo contrario, ya que puede perpetuar tanto la fatiga como algunos sÃntomas asociados al SÃndrome de Fatiga Crónica. Los antibióticos y antivÃricos, por otro lado, no han demostrado ningún efecto beneficioso en ninguno de los sÃntomas agudos ni crónicos asociados al SÃndrome de Fatiga Crónica
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Categoría: Glosario Médico.
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