Todo organismo vivo necesita percibir dolor para sobrevivir
Kanwaljeet Singh Anand coordina un equipo de investigación sobre sensibilidad al dolor y tratamiento anestésico en fetos y bebés recién nacidos en un instituto de Ayers Rock, Universidad Arkansas (EE.UU.). Durante años, la medicina oficial ha prescindido de anestesia en las intervenciones de fetos o de bebés en el momento del parto, creyendo que su sistema nervioso central no tenÃa desarrollada la sensibilidad al dolor. Pero, hace ahora 15 años, Anand adquirió fama mundial al descubrir que los seres humanos experimentamos sensaciones dolorosas incluso antes del estado avanzado de gestación, es decir, ya en el segundo trimestre de embarazo.
No le habrá pasado por alto que su descubrimiento pone alas a las tesis antiabortistas.
El año pasado publiqué un artÃculo en la revista oficial de la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) para dejar claro que mi constatación ofrece a la medicina un punto de referencia alejado de polémicas partidistas; porque el dolor fetal tiene tantas implicaciones que exige un enfoque cientÃfico independiente de las polémicas sobre el aborto, los derechos de hombres y mujeres o las discusiones filosóficas sobre el verdadero inicio de la vida humana.
A simple vista, el estudio del dolor no parece asunto divertido. ¿Qué le llevó a centrar su actividad cientÃfica en este campo?
«Serendipity» lo llaman en el mundo anglosajón; algo asà como casualidad… Yo estaba haciendo el doctorado en la Universidad de Oxford (Reino Unido), estudiando la configuración endocrina de los bebés recién nacidos y sus variaciones cuando comprobé que la respuesta hormonal a fenómenos del tipo de una intervención quirúrgica en los bebés era muy superior a la de un adulto.
Y, ¿qué sucedió entonces?
Advertà que se trataba de intervenciones sin anestesia y que el estrés causado comprometÃa tanto la eficacia de la operación como la evolución postoperatoria. Por el contrario, si se anestesiaba a los pequeños, todo iba mejor. Empecé a indagar, por tanto, sobre el origen de la percepción dolorosa y comprobé que es una de las primeras percepciones que adquirimos en el desarrollo fetal.
¿Qué hicieron los cirujanos al descubrir que el recién nacido puede experimentar dolor?
«No sobrevivirÃamos a un dolor demasiado prolongado sin un remedio oportuno»
A partir de nuestro estudio se comenzó a difundir la práctica de suministrar morfina en el momento de las intervenciones quirúrgicas a estos pacientes. Dejando a un lado los motivos éticos para evitar el sufrimiento, sabemos ahora que los neonatos a los que se intervenÃa con una cirugÃa muy agresiva y sin una apropiada anestesia tenÃan una tasa de mortalidad mayor que los que reciben ahora una anestesia adecuada.
Me imagino a los especialistas llevándose las manos a la cabeza con cierta sensación de culpa…
La justificación neurofisiológica del alivio del dolor infantil se afianza en la necesidad de evitar posibles secuelas que dicho dolor puede comportar a largo plazo, como un aumento de la frecuencia cardiaca o el desarrollo posterior de umbrales más bajos de dolor que los de la población general.
¿Qué sabe usted acerca de la biologÃa del dolor?
PermÃtame reconocer, con humildad, que todavÃa poco. La biologÃa del dolor es sumamente compleja. Y si, además, la sumamos a la complejidad biológica propia del desarrollo de un feto humano, la cosa se complica de lo lindo. Para simplificar, debemos hacernos a la idea de que todo organismo vivo necesita percibir dolor para sobrevivir, entendiendo el dolor como una alarma de algo que no anda bien, una agresión externa o interna al orden biológico establecido. El estrés de dicha sensación acarrea una respuesta concreta de protección.
Bajo semejante perspectiva, dolor y miedo parecen confundirse.
Son fenómenos distintos pero que tienen mucho en común. Biológicamente podrÃa definirse al miedo como la memoria del dolor. Por otro lado, sabemos que una ansiedad excesiva, llevada al extremo, también produce dolor fÃsico. Existe una interfaz común a ambas situaciones dentro del sistema nervioso central, concretamente en el sistema lÃmbico, que es el encargado de gestionar las emociones. Si analizamos la actividad de esta región cerebral por medio de imaginerÃa electrónica, comprobaremos cómo el organismo vincula la programación de muchas actividades a lo experimentado en términos de dolor.
La quÃmica y la farmacia tienen hoy respuesta a prácticamente todos los dolores. Asà que anestesia y punto, ¿no?
En cierto modo. Debemos desarrollar cierta conciencia corporal de los dolores episódicos, ocasionales, pero no sobrevivirÃamos a un dolor demasiado extenso o prolongado (dolor crónico) sin un remedio oportuno.
Entonces, en este sentido, los anestésicos son una bendición.
SÃ. El estrés que supone una intervención quirúrgica a corazón abierto serÃa imposible de soportar en estado salvaje, lejos de un quirófano y sin medios anestésicos. Pero no acaba aquà la cosa.
ExplÃquemelo.
El cerebro no ha permanecido anestesiado en esa intervención y ha recibido un estrés terrible que le ha llevado a reorganizar muchos aspectos fisiológicos del organismo; semejante circunstancia debe ser muy tenida en cuenta en los postoperatorios porque, de lo contrario, pudieran aparecer dolores o lesiones de terminales nerviosos a medio o largo plazo… Conocedores de este fenómeno, la mayorÃa de los anestesistas contemplan un periodo anestésico y analgésico postoperatorio con el que impedir el sufrimiento del paciente intervenido hasta que queda restituida la normalidad funcional.
LOS GRITOS DEL SILENCIO
Kanwaljeet Singh Anand critica los trabajos que ponÃan en duda la percepción del dolor prenatal, basándose en la peculiaridad del sistema nervioso del feto. «Antiguamente se presuponÃa que la activación cortical es necesaria para la percepción del dolor por el feto, pero este razonamiento ignoraba el dato clÃnico de que la ablación de la corteza somatosensorial no altera la percepción del dolor ni tan siquiera en los adultos», explica el neonatólogo.
El especialista estadounidense concluye que la evidencia cientÃfica «muestra como posible e, incluso, probable, que la percepción del dolor en el feto comience antes del periodo avanzado de gestación; hoy es posible identificar en los fetos estructuras anatómicas, mecanismos fisiológicos y evidencia funcional de que la percepción del dolor se desarrolla en el segundo trimestre del embarazo, pero no en el primero».
En un estudio ya clásico, publicado en ‘The New England Journal of Medicine’ en 1992, Kanwaljeet Singh Anand y Paul R. Hickey demostraron que en pacientes neonatales las consecuencias del dolor eran tan graves que en los postoperatorios de cirugÃas muy agresivas los niños no anestesiados adecuadamente fallecÃan con más frecuencia que aquellos que recibÃan la anestesia adecuada. Esto dio lugar a un editorial en la misma revista titulado ‘Pain in child is a killer’ , que destacaba no sólo los efectos negativos a largo plazo, sino también los provocados en el momento de percibir el dolor.
El artÃculo coincidió con un aumento de la bibliografÃa médica sobre el dolor en la década de los 90 y con las primeras unidades de dolor infantil sentadas en EE.UU. y, años más tarde, en España (sobre todo en centros de la Comunidad de Madrid). Aliviar el dolor infantil se sabe que evita, además, secuelas a corto y medio plazo como una liberación masiva de catecolaminas, que producen vasoconstricción y un peor funcionamiento del sistema inmunológico.
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Categoría: NeurologÃa.
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