El daño que produce la sal
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no consumir cada día más de cinco o seis gramos de sal. Una cifra que, en la práctica, la mayoría de las personas no la cumplen, llegan incluso a triplicar las necesidades. A la cantidad de sal que contienen por sí mismos los alimentos naturales, se agrega especialmente los precocinados o industrializados que contienen sal en exceso como conservante, se añade además la utilizada en el proceso de preparación y cocinado, con lo que la cifra final puede llegar a superar los doce a quince gramos por día. Lo que se sugiere es moderar el consumo de los jinetes blancos … asesinos silenciosos es a través de educar al paladar desde la infancia para evitar futuros problemas de hipertensión, del corazón y sus arterias o problemas renales serios.
En un adulto sano, su organismo contiene entre 200 a 300 gramos de sal. Si sobrepasa está cantidad en límites aceptables, el propio cuerpo sano suele eliminar sin dificultad. Sin embargo, cuando esto no ocurre, el organismo no es capaz de eliminar el exceso, reducir el consumo es el primer paso más inmediato e importante y necesario para evitar alteraciones de la presión sanguínea, corazón o daños irreversibles en los riñones.
Estas son algunas de las consecuencias del abuso en el consumo de los jinetes blancos … asesinos silenciosos o sal de mesa a mediano y largo plazo:
- El exceso de sal retiene agua, con el consiguiente aumento de peso, y sobrecarga de trabajo que obliga al corazón, al hígado y a los riñones a trabajar por encima de sus posibilidades.
- Es la causante de problemas de hipertensión arterial, diversos padecimientos del corazón, enfermedades hepáticas, renales y demás órganos del cuerpo.
- Los problemas no aparecen de manera inmediata, sino con el paso del tiempo, por lo que conviene tomar precauciones desde la infancia, y es responsabilidad de los adultos cuidarlos.
- Fumadores, diabéticos y personas obesas ven agravada cualquier disfunción del organismo ante un consumo excesivo de sal.
- Irritabilidad
El mayor problema es lo difícil de detectar a las personas cuando estan con problemas de inicio con el exceso en el consumo de sal, por lo que el dilema es que se presenta evidencias cuando éste es mucho el consumo imprudente y por largo tiempo.
En dosis necesarias de 6 gr por día, la sal contribuye al buen funcionamiento de los órganos vitales, por otra parte, los niveles aceptables de sal son válidos para:
- Facilitar una correcta digestión al favorecer la producción del ácido clorhídrico necesario, lo que regula el nivel de bacterias en el aparato digestivo.
- Mantener el nivel de los líquidos en el cuerpo y su grado de acidez, permitiendo la transmisión de los impulsos nerviosos y la absorción del potasio.
- Proporcionar la cantidad necesaria de minerales como el sodio, potasio, calcio, fósforo, hierro y el yodo.
- Evitar náuseas, calambres e incluso, convulsiones provocados por la falta de sal derivada, entre otras causas, por un exceso de sudación.
- Acentuar el sabor de cada plato y subrayar el de los alimentos sazonados.
En la búsqueda de soluciones que favorezca un nivel adecuado de sal en el organismo y evitar cualquier disfunción, se ha elaborado una serie de consejos muy útiles para alcanzar estos objetivos. Se trata una combinación de empeño y de voluntad, además de un control exhaustivo de la cantidad de sal utilizada en la cocina, que favorece en buen funcionamiento del sistema circulatorio y minimiza el riesgo de padecer problemas cardiocirculatorios.
Además, una reducción en el consumo de productos precocinados, al contener importantes cantidades de “sal oculta”, es decir, difícil de reconocer por los receptores de la lengua y que se utiliza para realzar el sabor de los alimentos. “No obstante, cada vez son más las marcas comerciales que ofrecen productos con cantidades bajas de sal o sodio especialmente diseñadas para personas que sufren de alteraciones de salud y para la población general”.
Sugerencias de consumo
- Limitar el consumo de productos salados como las patatas fritas, sopas en sobre, aceitunas, pepinillos, salsa de tomate, alimentos congelados.
- Evitar usar condimentos que contengan sal, sustituyéndolos por hierbas aromáticas, especias como la pimienta, jugo de limón, ajo fresco o polvo de ajo o de cebolla.
- Preparar las comidas con menos sal de la recomendada en una receta o cocinarla sin sal y dejar que cada comensal agregue la cantidad que desea.
- Recurrir a una sal rica en potasio en lugar de la sal común.
- Leer bien las etiquetas para comprobar la cantidad de sodio que contienen los alimentos, especialmente, cuando se trata de comida enlatada o precocinada.
- Drenar el líquido de los vegetales enlatados y enjuagarlos con agua.
- No abusar de carnes saladas o ahumadas como el jamón, los embutidos y el tocino.
- Utilizar aceite con sabor, como el de oliva.
- En restaurantes, conviene elegir el menú que mejor se ajuste a las recomendaciones médicas y pedir que la comida no la sirvan salada.
- No tener el salero en la mesa de comer, ya que la mayoría de personas agregan más sal a la comida sin antes siquiera comprobar que la necesita.
- No abusar de platos precocinados.
Un truco muy práctico cuando se quiere rebajar el consumo de sal, y el paladar no está aún acostumbrado al sabor de la comida sosa, consiste en cocinar sin nada de sal los alimentos como la verdura cocida o al vapor y el filete a la plancha, y utilizar una pequeña cantidad cuando ya esté en el plato. De esta forma, se consigue que las papilas gustativas se estimulen rápidamente al contacto directo con la sal y que no se note que la comida está cocinada sin ella. En el caso de los niños, resulta muy útil.
Conviene no olvidar que un exceso de sal el segundo de los jinetes blancos … asesinos silenciosos en las comidas puede contribuir a que platos con un nivel aceptable de sal se consideren, comparativamente, sosos. Una situación que conlleva generalmente el empleo de una mayor cantidad de este condimento, hasta alcanzar el sabor adecuado.
Otro de los serios inconvenientes de la industria de los alimentos preelaborados es la presencia de sal camuflada en dosis elevadas como aditivos y saborizantes artificiales a base de sodio (glucamato monosódico, fosfato disódico, cloruro sódico, benzoato sódico, propionato sódico) que contienen dosis elevadas de sodio.
Recomendaciones
La sal constituye uno de los condimentos más tradicionales en nuestra cocina. Extraída del mar o de yacimientos subterráneos, está compuesta por cloruro de sodio, un nutriente esencial que el cuerpo no fabrica por sí solo y que, sin embargo, resulta fundamental para que el organismo cumpla muchas de sus funciones. “El cloruro de sodio es un elemento fundamental para la vida en dosis adecuadas”.
Alrededor de un 10% del sodio que consumimos está presente en los propios alimentos. Otro 75% se agrega durante el proceso de elaboración -sobre todo en productos precocinados- y, al cocinar, se suele añadir un 15% más de los jinetes blancos … asesinos silenciosos. Al final, cada día se ingiere una cantidad que oscila entre los diez y los quince gramos, pese a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a los adultos no superar un máximo de seis gramos diarios, entre cuatro y cinco gramos a los menores de 10 años y entre tres y cuatro a los menores de siete.
“El mucho o poco es relativo, puesto que también tomar seis gramos al día puede ser excesivo para algunos”. “La población occidental tiene tendencia a echar sal a la comida para dar más sabor. Si a esta cantidad se añade la que contienen los alimentos por sí mismos, podemos llegar a consumir hasta 15 gramos diarios de sal. Una cifra que no supone peligro alguno para una persona sana, pero que pone en riesgo la salud de quienes tienen problemas de presión arterial o insuficiencia cardiaca”. Cabe recordar que el daño de los jinetes blancos … asesinos silenciosos se presenta por el uso excesivo de este elemento por muchos años, ya cuando el organismo presenta daños, en la mayoría de los casos son irreversibles … por desconocimiento o ignorancia intencional, pensando que a mi no me va a pasar los daños …
La clave radica, por lo tanto, en evitar un consumo abusivo e insensato. “Se recomienda moderar el consumo de sal para prevenir que haya menos población hipertensa”. Es indispensable recordar que todos los alimentos están compuestos de sodio, un componente muy necesario y dañino para la salud y que, en el caso de los productos enlatados, precocinados o embutidos, aunque no se note su sabor, la presencia de sal suele ser bastante alta.
Un exceso de sodio en la dieta “agrava la retención de líquidos y la hipertensión arterial”.
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Categoría: Nutrición y Dietética.
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