Herpes labial, sin perder la sonrisa


No reviste gravedad, salvo en niños pequeños o personas inmunodeprimidas, pero es molesto e, incluso, doloroso para quienes lo padecen

Cuando menos se la espera, una antiestética calentura asoma en los labios. A pesar de que el saber popular la conoce por este nombre, se trata de un herpes labial, uno de los herpes simple que afectan al ser humano. Hay estudios que señalan que cerca del 90% de la población es portadora del virus causante, aunque muchos no lo hayan notado nunca. Con frecuencia evoluciona y llega a curar de manera espontánea, no obstante, algunos remedios consiguen mejorar su aspecto y acelerar, aunque poco, su curación. Desde las sociedades científicas se lanzan algunos consejos para prevenir el desarrollo de sus lesiones. El herpes simple es una infección vírica que puede causar lesiones en los labios y en los genitales. En ambos casos, están producidas por el mismo virus del herpes simple, aunque por dos variantes distintas: la forma labial está causado por el herpes 1 (VHS-1) y la del genital por el herpes 2 (VHS-2).

Lesiones y zonas afectadas
Por norma general, antes de que aparezca el herpes labial se nota una sensación de picor, hormigueo y enrojecimiento en la zona. Después, salen unas pequeñas ampollas o vesículas llenas de un líquido transparente y que pueden estar acompañadas por una inflamación de los ganglios del cuello. Estas vesículas se van secando y, tras adquirir un tono amarillento, acaban por formar unas costras que se caen y que no suelen producir cicatrices. En general, el herpes labial sana por sí solo en una o dos semanas sin dejar señales aunque, en algunos casos, la piel de la región herpética puede quedar algo más sensible. Esta afectación nada tiene que ver con el temido herpes zóster, también llamado popularmente como «culebrilla», causado por el virus de la varicela y que se desarrolla en partes del cuerpo distintas a las del herpes simple, y que produce un gran dolor.

La localización más frecuente del herpes labial es en los labios o zonas adyacentes de la cara, ya que también puede aparecer, en la nariz, las mejillas y los párpados, con otras peculiaridades e, incluso, en cualquier área de la piel o las mucosas. Esta infección no suele ser grave a menos que afecte a recién nacidos, a personas inmunodeprimidas o se extienda hacia ojos o zonas cercanas a ellos, ya que puede provocar una infección corneal.

Intermitente y contagioso
El herpes labial es muy común. De hecho, la mayoría de la población lo tiene desde la infancia, aunque no lo haya notado nunca. Estimaciones de diferentes estudios indican que lo tiene hasta el 70% de la población. El porcentaje de afectados aún podría ser mucho mayor: el 90% de la población sería portadora del virus del herpes simple en la infancia, antes de los 4 o 5 años.

Después de la niñez, una vez instaurado en el organismo, el virus del herpes simple no desaparece sino que, tras el primer brote, permanece en él en un estado de latencia o adormecido y se reactiva de vez en cuando a lo largo de la vida. A partir de entonces, su presencia y sus síntomas dependen de la inmunidad de cada persona. El herpes es, pues, un virus recurrente, es decir, que persiste de forma crónica, y que se manifiesta de forma intermitente. Esto significa que hay personas que, siendo portadoras, tienen más posibilidades de defenderse frente a él y que, por lo tanto, presentan menos brotes herpéticos, mientras que otras son más débiles y cualquier cambio que experimenta su organismo sirve para que el herpes rebrote.

Es una infección vírica que puede causar lesiones en los labios y en los genitales
Entre los cambios que favorecen su aparición figuran la menstruación, el estrés, la exposición continuada al sol y las quemaduras solares, la práctica del ejercicio intenso, pequeños traumas en los labios por mordérselos de forma repetida y, en general, todas las circunstancias que implican una disminución de las defensas del organismo. Se las conoce popularmente como calenturas ya que las lesiones surgen, a menudo, tanto a raíz de los episodios febriles como después de tomar el sol.

Además de estos factores, el herpes labial se contagia a través de la saliva, por lo que se puede contraer tras estar en contacto con una persona portadora. El virus resulta más contagioso cuando se encuentra en su fase activa. De ahí que se insista en no besar a los niños durante ella. No obstante, esta capacidad de transmisión no debe convertirse en una obsesión para las personas que lo padecen, puesto que la mayoría de la población, aunque no lo sepa está infectada por este molesto virus.

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Categoría: Dermatología.




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