Sufro de claudicación Intermitente de la pierna


Tengo claudicación intermitente de la pierna derecha; ¿podré mejorar si sigo los consejos que me han dado, o por el contrario me tendrán que cortar la pierna?

Respuesta: la arteriosclerosis en las extremidades puede producir la denominada enfermedad arterial periférica, que no es más que la manifestación de la estrechez de las arterias producida por la aparición de placas de ateroma (por la arteriosclerosis).

Esta estrechez produce una dificultad para el paso de sangre a las extremidades, que se manifiesta en forma de dolor cuando hacemos ejercicio. Es típico el dolor en las pantorrillas cuando caminamos y que cede al pararnos (por eso se le llama enfermedad de los escaparates): se denomina claudicación intermitente.

Esta enfermedad como es lógico aumenta su presencia con el curso de la edad, y en muchos casos, su aparición lenta y progresiva la hace difícil de diagnosticar, ya que produce síntomas muy inespecíficos.

Sufro de claudicación Intermitente de la pierna Preguntas y Respuestas

Su evolución es variable, aunque en la mayor parte de los casos permanece estable durante años si se siguen las pautas indicadas. Incluso, existe un porcentaje de pacientes que mejoran espontáneamente.

En escasos pacientes puede progresar más rápidamente, presentándose incluso de forma aguda por una obstrucción completa al paso de la sangre, con dolor importante y frialdad de la pierna que obliga al paciente a acudir rápidamente a un hospital.

Es una enfermedad que se asocia a otros factores de riesgo cardiovascular, como el tabaco, la diabetes, la hipertensión arterial, y el aumento del colesterol. La obesidad y el sedentarismo juegan también un papel importante para su presentación, mientras que el ejercicio moderado diario la previene o retrasa.

Su tratamiento consiste en retirar los factores de riesgo: tabaco, la obesidad, y controlar la tensión y el azúcar, tomar el tratamiento antiagregante (habitualmente aspirina a dosis bajas) y vasodilatador que se nos indique, y realizar un programa de ejercicio físico controlado, que ha demostrado que es capaz de mejorar la circulación periférica y la calidad de vida de estos pacientes, consiguiendo recorrer cada vez mayores distancias caminando.

El programa consta de paseos en llano de 30-60 minutos de duración, al menos tres días por semana, y al menos durante seis meses.
No se debe caminar a una gran velocidad, sino a la que el paciente tolere, y si aparece dolor se debe parar hasta que desaparezca y volver a retomar el ejercicio.

También puede realizarse programas de ejercicio en cinta rodante supervisados, en los que el paciente camina a diferente velocidad e inclinación, siendo un médico el que indica las características del ejercicio, y el programa ha seguir.

Parece que este tipo de programas consigue mejores resultados que cuando el paciente practica individualmente, probablemente porque existe una mayor implicación y control. Evidentemente, son más caros.

El ejercicio produce un efecto adaptativo, así como que se abran otros vasos en las extremidades (circulación colateral), lo que mejora el riego a distancia.

En caso de que fracase el tratamiento y la enfermedad progrese mucho o rápidamente, puede ser valorado un tratamiento intervensionista, bien por terapia endovascular (angioplastia y stent), o cirugía derivativa.

A pesar de ser una enfermedad de relativa lenta progresión, es muy importante tomársela en serio ya que si no se controlan los factores de riesgo vascular asociados pueden aparecer graves: infarto de miocardio, accidente cerebrovascular. (los enfermos que sufren de aterosclerosis de las extremidades tienen el doble de posibilidades de sufrirlos que una persona que no sufra de claudicación intermitente).

Por tanto, es un marcador de riesgo cardiovascular.

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