Criterios sobre el uso de fármacos antitumorales
A medida que avanzan la enfermedad y el deterioro, cambian los criterios de utilización de muchos fármacos que han sido útiles para el control y mejora de enfermedades crónicas concomitantes; por ello, deberemos simplificar gradualmente el tratamiento farmacológico para adaptarlo a objetivos más específicos relacionados con la calidad de vida. La reducción y adaptación deben hacerse de forma gradual, delicada y respetuosa con el enfermo, asociando información coherente y seguimiento adecuado.
Principios básicos aconsejables:
1) Recordar el objetivo de bienestar, revisando y retirando los fármacos que no contribuyen a éste.
2) Tratar los mecanismos fisiopatológicos causales con fármacos de eficacia demostrada y tiempo de acción adecuado. El proceso de diagnóstico etiológico de los síntomas debe ayudarnos a establecer al tratamiento farmacológico etiológico específico, que será el más eficaz.
3) Posología fácil y sencilla referida al gusto y a la presentación de fácil ingesta en enfermos con boca seca, trastornos del gusto y repleción precoz o náuseas. Debe evitarse comprimidos y cápsulas grandes así como preparados amargos que al gusto molesten al paciente y decida no seguir el tratamiento. Es conveniente el uso de fármacos retard y asociarlos a momentos del día reconocibles.
4) Evitar la polifarmacia, racionalizando el uso de fármacos. En situaciones muy avanzadas, una media de 6 fármacos distintos por vía oral es suficiente para el control de síntomas frecuentes,
5) Administración fija y regular ora síntomas persistentes, asociada, si es preciso, a pautas de administración de la crisis, no aconsejables “a demanda”.
6) Vías de administración adecuadas. El desarrollo de vías alternativas ha permitido adaptar el tratamiento farmacológico a muchas situaciones; en la mayoría de enfermos pueden utilizarse simultáneamente vías diferentes:
a. Vía oral como vía de elección. Siempre que sea posible, de utilidad hasta las últimas horas de vida para más del 85% de los enfermos.
b. Vías alternativas de elección: sublingual(10-20%), subcutánea(40-70%), rectal(10-30%) y otras(inhalatoria, transdérmica, vaginal)
c. Vía endovenosa: escasa indicación de uso. Haciendo uso de las vías alternativas antes descritas, la indicación de la vía endovenosa se reduce a menos del 10% en enfermos atendidos por equipos específicos.
d. Vía intramuscular. Excepcional y restringida por yatrógena y dolorosa.
e. Vía espinal y otros métodos invasivos.
7) Prevenir efectos secundarios. Especialmente importante en la prescripción de morfina u otros opioides, en los que deben prevenirse el estreñimiento, las náuseas, los vómitos y la boca seca.
8) Informar adecuadamente a enfermos y familiares sobre los mecanismos de acción, posología, efectos previsibles, efectos secundarios, etc. La información detallada es la base del cumplimiento terapéutico.
9) Revisar frecuentemente la respuesta, la dosis y la indicación
10) Actuar en equipo. Médicos(más dedicados a la indicación y prescripción), enfermería(administración,educación para el cumplimiento, detección de efectos secundarios), farmacéuticos(educación, soporte en farmacia y seguimiento en hospitales)deben actuar en equipo para la toma de decisiones y el seguimiento.
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Categoría: Oncología.
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