Utilización de Chips en pacientes cardíacos
Por más tratado que esté, cuando el corazón de una persona con insuficiencia cardiaca ya no funciona normalmente y bombea la sangre con dificultad, comienza a aumentar la presión que tienen que soportar los ventrículos.
El ciclo continúa con una acumulación de líquido y sangre en órganos como los pulmones o las extremidades, que devendrá en males mayores.
Según publicó el diario El Mundo, un nuevo chip implantable capaz de ir midiendo cómo aumenta la presión intracardiaca antes de que el paciente experimente ningún signo externo podría convertirse en la nueva mano derecha a distancia de los cardiólogos.
Evaluación clínica, radiografía de tórax, cateterismo para medir la presión que están soportando las paredes de los ventrículos, son los métodos usados hasta ahora por los cardiólogos para medir esta acumulación de fluidos. Eso hasta que apareciera en acción un pequeño dispositivo electrónico implantable, que podría superar a todos los métodos en precisión, con importantes beneficios y ventajas para el paciente.
La revista británica The Lancet reprodujo el estudio Champion, dirigido por la Universidad de Ohio, y llevado a cabo en otros 64 centros de todo los EEUU, que asegura que este chip (de menos de dos centímetros de tamaño) permitió reducir hasta un 39% la tasa de ingresos hospitalarios a lo largo de 15 meses en un grupo de 550 pacientes con insuficiencia cardiaca moderadamente grave.
Del total de pacientes, la mitad de ellos tuvo un seguimiento estándar, mientras que a los otros 270 se les implantó mediante un catéter el pequeño chip (con una baja tasa de infecciones y complicaciones). En su casa, los participantes midieron diariamente su presión intracardiaca con un lector (simplemente pasándoselo unos minutos por el pecho) que enviaba los datos directamente a la consulta del cardiólogo (mediante un protocolo de transmisión de datos seguros).
El doctor Carlos Macaya es jefe del servicio de Cardiología del Hospital Clínico de Madrid y destacó que “hasta ahora, los intentos por telemonitorizar a estos pacientes habían consistido en medir datos como su peso, temperatura, tensión arterial y enviárselos al médico, pero era impensable poder medir la presión de la arteria pulmonar”.
La presión en dicha arteria, explicó por su parte Félix Pérez Villa, de la unidad de insuficiencia cardiaca del Hospital Clínic de Barcelona, aumenta unos días antes de que el paciente se sienta mal y tenga que ingresar para recibir un cambio de la medicación.
En función de los datos de aumento de la presión enviados por el sistema (bautizado como CardioMEMS por la empresa que lo fabrica en Atlanta), los especialistas podían indicar a los participantes cambios en el tratamiento (como vasodilatadores o diuréticos), que tuvieron un importante efecto: en tan sólo seis meses la tasa de ingresos había descendido un 30%.
Además de calificarlo como “un estudio muy interesante”, Macaya destacó que el pequeño chip ni siquiera necesita una batería, porque se activa y se recarga cuando entra en contacto con la consola externa.
El doctor Henry Krum, de la Universidad australiana de Monash, admitió que aún falta tiempo antes de que se pueda generalizar el uso de estos dispositivos implantables, insiste en las grandes ventajas que pueden suponer si se elige apropiadamente a los pacientes.
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Categoría: Cardiología.
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