Ictericia en el lactante
La ictericia en el lactante puede tener varias causas, muchas de las cuales son relevantes para la práctica quirúrgica pediátrica. Este capÃtulo revisa las consideraÂciones generales de la ictericia en el lactante y discute la atresia biliar que es, por mucho, la causa más freÂcuente de enfermedad susceptible de corrección quirúrÂgica. Se incluye una breve discusión de otros trastornos de vÃas biliares, como el sÃndrome de la vÃa biliar hipoÂplásica, sÃndrome de bilis espesa, perforación idiopátiÂca y cálculos biliares. La última parte del capÃtulo aborÂda la hipertensión portal y su tratamiento en niños.
 EmbriologÃa y desarrollo
El primordio del hÃgado se origina en una lámina plana de células endodérmicas en la superficie ventral de la entrada intestinal anterior durante la cuarta seÂmana de desarrollo.’ La placa se proyecta en sentido ventral, cercana al tabique transversal, justo por debaÂjo del corazón, y contiene las venas vitelinas, que lueÂgo se convierten en los vasos umbilicales. Este tejido se separa del área cardiaca y luego el mesodermo hepáÂtico estimula las células endodérmicas en desarrollo para formar las células hepáticas. Más tarde las células mesodérmicas se diferencian en las células endoteliaÂles de los sinusoides hepáticos. Estas venas se ramifiÂcan en múltiples plexos y los hepatocitos proliferan alrededor de ellos. A las seis semanas la sangre fluye por la vena umbilical izquierda y en el seno venoso a través del conducto venoso. Durante este periodo, el hÃgado empieza a abultarse dentro del tabique transÂverso y se convierte en un verdadero órgano abdomiÂnal. Los conductos intrahepáticos parecen diferenciarÂse a partir de las células hepáticas en la región del hilio y se diseminan, dentro del hÃgado y en sentido caudal para unirse con el sistema de conductos extrahepátiÂcos. El sistema de conductos se completa para la loa semana. Los canalÃculos biliares se originan in situ y se conectan después con el sistema de conductos en deÂsarrollo. De la 6a a la loa semanas, el hÃgado se remodela y el lóbulo derecho aumenta de tamaño mientras el izquierdo involuciona. Durante la vida fetal una pro-
610 porción importante del hÃgado se compone de células hematopoyéticas, las cuales empiezan a involucionar en el tercer trimestre.
Las áreas del conducto hepático que no establecen conexiones con el árbol biliar pueden permanecer como quistes hepáticos en la vida ulterior. Es posible que se formen quistes linfáticos, sobre todo en el ligamento falciforme.
El árbol biliar extrahepático se desarrolla a partir del divertÃculo hepático desde la 4a semana. Para el final de la 5a semana ya se han demarcado el sistema de conductos hacia la vesÃcula biliar y los conductos quÃstico, hepático y pancreático. Al final de la 5a semaÂna el sistema de conductos se ha convertido en un corÂdón sólido, el cual se canaliza de nueva cuenta al final de la 6a semana a partir del colédoco y progresa hacia el hÃgado. De la 5a a la 7a semanas, el colédoco y el páncreas ventral giran de la posición ventral a la dorÂsal, con fusión del tejido y conductos pancreáticos, con lo que se establece el drenaje del cuerpo pancreático (páncreas dorsal) a través del conducto principal (de Wirsung) y deja al conducto accesorio (de Santulli) para drenar sólo una porción de la cabeza del páncreas (cap. 46). El colédoco y el conducto pancreático quedan enÂvueltos en una vaina común de fibras musculares proÂvenientes del mesénquima del colédoco durante la lla semana, la cual luego forma el esfÃnter de Oddi. En cerca del 75% de los pacientes se resorbe el tabique que divide ambos conductos, lo que da lugar a un «caÂnal común» en el que se mezclan el contenido del conÂducto pancreático y el colédoco; algunas veces este conducto se extiende en sentido proximal fuera del área del esfÃnter. Es posible que esto sea un factor en la etiologÃa de la pancreatitis o el quiste del colédoco.
  Desarrollo de la función hepática
El hÃgado empieza a secretar bilis dentro del útero. Se encuentran sales biliares en la luz intestinal desÂpués del cuarto mes. Sin embargo, la conjugación heÂpática y el transporte de bilis en el recién nacido muesÂtran una inmadurez significativa y variable.’
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Categoría: PediatrÃa.
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