Pronóstico tras una portoenteÂrostomÃa
Antes de la introducción de la portoenterostomÃa de Kasai, los Ãndices de supervivencia de la atresia biliar eran menores al 5% a los 12 meses. Hay referencias de Ãndices de supervivencia superiores al 50% después de este procedimiento y se espera que el Ãndice supere el 90% con la adición del trasplante hepático.No obstante, la enfermedad es todavÃa una entidad frusÂtrante de tratar por la dificultad para predecir el proÂnóstico y la incapacidad para mejorar los resultados de la portoenterostomÃa. Los principales determinantes de un resultado satisfactorio después de la portoenterosÂtomÃa son la edad del paciente al momento de la operaÂción, el establecimiento exitoso del flujo biliar posopeÂratorio, la presencia de estructuras ductales hiliares demostrables en el microscopio, el grado de enfermeÂdad parenquimatosa al momento del diagnóstico y los factores técnicos de la anastomosis.
La edad del lactante al momento de la intervención afecta el pronóstico. En una serie de 131 lactantes, el Ãndice de supervivencia a largo plazo fue de 46% en pacientes sometidos a portoenterostomÃa en los primeÂros 2.5 meses de edad, pero sólo de 24% en enferÂmos que se operaron a mayor edad. Es probable que esto refleje la cirrosis continua observada en esta enÂfermedad; para los tres o cuatro meses de edad, no queda tejido ductal, sólo fibroso. Los lactantes que muestran un descenso significativo de la bilirrubiÂna sérica y con signos definitivos de excreción biliar adecuada también tienen mejores resultados. En perÂsonas con cortocircuitos exteriorizados, se demostró que la cantidad de excreción de bilirrubina es predicÂtiva; la excreción diaria de bilirrubina es de 10 mg, por lo menos, y se relaciona con éxito a largo plazo.35 Sin embargo, en la era moderna, cuando no se realiza la exteriorización, éste no es un parámetro útil y la norÂmalización a corto plazo de las pruebas de función hepática es el mejor elemento predictivo de un buen resultado.
La presencia de conductos en el hilio demostraÂbles con el microscopio está sujeta a cierta controÂversia. Algunos autores sugieren que es importante el tamaño de los conductos, pero no todos están de acuerÂdo. Es probable que la variación del tamaño de los conductos en la operación inicial refleje la inflamaÂción preexistente, mientras que la cicatrización conÂtinua señala el drenaje inadecuado y la inflamación continua.
Por último, son importantes los aspectos técnicos de la operación. Esto se demostró en un estudio británico en el que los pacientes sometidos a operaciones en cenÂtros que tratan un caso por año tuvieron resultados mucho peores que los pacientes tratados en centros que atienden más de cinco casos al año. Es probable que esto se atribuya a factores de la técnica quirúrgica y la experiencia en el tratamiento posoperatorio de estos pacientes, aspectos ambos cruciales para optimizar el resultado.
Todos los individuos que se sometieron a portoenteÂrostomÃa requieren un seguimiento cuidadoso. Las perÂsonas con resultados malos necesitan un tratamiento cuidadoso y referencia temprana para trasplante. Los niños con flujo biliar adecuado necesitan vigilancia nutricional y seguimiento para detectar signos de hiÂpertensión portal. El debate respecto de la utilidad de la portoenterostomÃa contra el trasplante primario aún continúa. En la experiencia del autor, los procediÂmientos son complementarios, no competitivos. Una cantidad considerable de pacientes que se someten a portoenterostomÃa tienen una supervivencia prolongaÂda y drenaje biliar, con lo que evitan el trasplante. Aún no se conoce con certeza qué porcentaje de individuos tendrá tan buenos resultados a largo plazo; en la expeÂriencia del autor, 50% de los sujetos tuvo una buena respuesta inicial y llegó a los cuatro o cinco años de edad con flujo adecuado de bilis. Sin embargo, desÂpués de eso presentaron progresión continua de la fiÂbrosis e hipertensión portal, lo cual exigió el trasplanÂte. Al final, menos del 20% de todos los pacientes que se sometieron a portoenterostomÃa sobrevivió hasta la edad adulta sin trasplante. No obstante, los aspectos técnicos del trasplante en estos sujetos cuando son mayores y más grandes, asà como la mayor disponibiliÂdad de órganos del tamaño correcto y la ausencia de exposición a los inmunosupresores durante los años de desarrollo, sugieren que la portoenterostomÃa priÂmaria es adecuada cuando la persona se detecta antes de los cuatro meses de edad.Por el contrario, si el niño se identifica después de los cuatro meses con ciÂrrosis y fibrosis avanzadas, lo adecuado serÃa un trasÂplante como procedimiento primario.
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Categoría: PediatrÃa.
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