Trasplante renal en lactantes: Procedimiento quirúrgico
El deseo de realizar un trasplante preventivo antes de iniciar la diálisis proviene a menudo del deseo del paciente o sus padres de evitar los procedimientos quiÂrúrgicos, las posibles infecciones o complicaciones carÂdiovasculares y la alteración psicológica inherentes a la diálisis. Una revisión reciente del NAPRTCS enconÂtró que 26% de los trasplantes primarios se realizó sin diálisis previa7 Casi todos los casos utilizaron donaÂdores vivos en lugar de cadavéricos. No se observó diÂferencia en la supervivencia del paciente o del injerto en este grupo y en los sujetos sometidos a diálisis antes del trasplante. El trasplante preventivo no es posible cuando hay hipertensión descontrolada, proteinuria masiva o infecciones recurrentes que requieren la exÂtirpación previa del riñón nativo ni cuando la insufiÂciencia renal oligúrica obliga a la diálisis inmediata.
La preparación para el trasplante debe incluir la insÂtalación de catéteres intravenosos de gran calibre adeÂcuados y la sonda de Foley más grande posible. Se utiÂlizan catéteres venosos centrales en todos los lactantes y niños para asegurar el acceso vascular, la vigilancia hemodinámica y una vÃa para el suministro posoperaÂtorio de inmunosupresores. Se administran antibiótiÂcos perioperatorios profilácticos. Los catéteres para viÂgilancia de la presión arterial sólo son necesarios en lactantes pequeños e individuos con compromiso heÂmodinámico, lo que permite la conservación de los siÂtios de acceso para la hemodiálisis futura.
El trasplante en lactantes y niños pequeños puede realizarse a través de un abordaje retroperitoneal geneÂroso o mediante colocación transabdominal del aloinÂjerto dentro de la cavidad peritoneal, posterior al hemicolon derecho o izquierdo. El abordaje extraperiÂtoneal al retroperitoneo permite el mantenimiento de la diálisis peritoneal posoperatoria y debe considerarÂse con seriedad cuando el tamaño lo permita. La anasÂtomosis arterial se construye con técnica terminoterÂminal en la parte distal de la aorta o la arteria iliaca primitiva mediante un parche de Carrel; el drenaje veÂnoso del aloinjerto debe dirigirse hacia la vena cava inferior o la vena iliaca primitiva. La implantación ureÂteral con ureteroneocistostomÃa de Lich evita la preÂsencia de una cistostomÃa y minimiza los coágulos sanÂguÃneos posoperatorios dentro de la vejiga, los cuales podrÃan obstruir la sonda de Foley. Cuando se utilizan donadores más grandes en receptores pequeños, los vasos deben acortarse para evitar la redundancia cuanÂdo el riñón se coloca en el retroperitoneo. La arteÂria iliaca externa no se utiliza en los trasplantes pediáÂtricos para conservar el flujo sanguÃneo pélvico (fig. 45-6). Las férulas ureterales en «doble J» se usan cuando el tamaño pequeño del uréter predispone a la obstrucción.
La atención anestésica del lactante y el niño pequeÂño durante el trasplante renal se complica por las anorÂmalidades electrolÃticas preexistentes y los flujos altos de lÃquido que se producen en el quirófano. El voluÂmen sanguÃneo intravascular debe incrementarse para permitir el mantenimiento del flujo sanguÃneo sistémiÂco normal cuando se restablezca el flujo sanguÃneo al aloinjerto. En los lactantes y niños pequeños es neceÂsaria la perfusión del aloinjerto con solución de Ringer con lactato frÃa antes del implante para eliminar cualÂquier solución hiperpotasémica de conservación; de este modo se evita la infusión masiva de potasio cuando se establezca la perfusión del injerto. Antes de la reperfuÂsión del injerto debe aplicarse una carga al volumen sanguÃneo para que la presión venosa central sea de 13 a 15 cmHZO y se administran asimismo bicarbonato, calcio y dosis bajas de vasopresores (dopamina, 5 µg/ kg/min) .
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Categoría: PediatrÃa.
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