Climas familiares y el desarrollo de los niños
El clima familiar constituye el nicho ecológico en que se desarrolla el niño o niña, siendo la percepción que las personas tienen del ambiente en que viven. Esta valoración varÃa de persona en persona, de tal manera que un clima social puede ser percibido positivamente por el padre, mientras que para el niño puede ser percibirlo como muy restrictivo. En la medida en que los seres humanos somos esencialmente sociales, el entorno social en que se relacionan va a ser básico para aprender a conectarse emocionalmente con otros y a sintonizarnos con esas emociones.
Hay climas que se han descrito como nutritivos y otros como tóxicos (Arón y Milicic, 2004). Vivir en un clima nutritivo permite que el niño reciba respeto, que desarrolle confianza en sà mismo y que se sienta perteneciente a su grupo familiar. Cuando el niño vive en un clima tóxico, la sensación es de amenaza, de estar en conflicto y de tener miedo a las personas que tienen la autoridad.
Las caracterÃsticas que se han asociado a climas familiares nutritivos son:
Percepción de amor incondicional: El niño sabe que es querido(a) no solo por lo que hace, sino simplemente por lo que es. El vÃnculo de apego con sus padres se mantiene a pesar de que pueda equivocarse o fracasar.
Se percibe un clima de justicia: Especialmente en relación a los hermanos, siente que hay un trato igualitario, tanto en las exigencias como en las expresiones de afecto.
Reconocimiento explÃcito de los logros: Los padres están centrados en el reconocimiento de las habilidades de los niños(as), de lo que van aprendiendo y de lo que logran hacer. Además, manifiestan en forma entusiasta su felicidad por ello.
Predomina la valoración positiva: Los errores son percibidos como parte del aprendizaje y se visibiliza más bien lo logrado por sobre lo que falta por lograr.
Sentido de pertenencia: Los niños(as) se sienten parte fundamental de su familia, aceptados por ellos. Esta sensación de seguridad actúa como un «colchón emocional» que facilita el sentirse en paz consigo mismo.
Conocimiento de las normas y consecuencias de su transgresión: Las normas son claras y permiten al niño(a) saber que está en un contexto predecible y contenedor. Además, favorece la alfabetización emocional, ya que al entender el sentido de las normas, comprende la causalidad emocional.
Flexibilidad de las normas: Las normas están diseñadas para favorecer la convivencia y por lo tanto tienen que adaptarse a los cambios.
Sentirse respetado en su dignidad, en su individualidad y en sus diferencias: Ser uno mismo supone arriesgarse a mostrarse como realmente es. Sentir que siempre están intentando cambiarlo de alguna manera, se puede vivir como no aceptación.
Acceso y disponibilidad de la información relevante: Los niños por pequeños que sean tienen derecho a la verdad. Sentir que se les oculta o distorsiona información les crea inseguridad y hasta pueden sentirse como desvalorizados, aunque ello no sea la intención de los padres.
Favorece el crecimiento personal: A través de dar autonomÃa y entregar oportunidades, los padres son sin duda las personas que más alientan a los niños a desarrollar sus potencialidades y descubrir nuevos mundos.
Valora la creatividad: Sentirse creativo eleva la autoestima y en forma circular, cuando la autoestima es positiva, es más fácil desarrollar la creatividad. La creatividad supone hacer cosas diferentes y originales. Un contexto familiar que permite y valora que los niños hagan las cosas de manera distinta, aumentará el potencial creativo de sus hijos.
Permite el enfrentamiento constructivo de conflictos: Los conflictos forman parte de la vida en sociedad; evitarlos y reprimirlos deja al niño(a) sin posibilidad de aprendizaje de una resolución constructiva de ellos.
Sensación de tener la primera prioridad en la familia: A pesar de que los padres tengan que trabajar en forma intensa, es necesario que a través de expresiones verbales y gestos le comuniquen a sus hijos cómo y cuánto los quieren, y que constituyen lo más importante en sus vidas.
Impresión de satisfacer las expectativas familiares: En el proceso de desarrollarse, muchas veces los niños se equivocan y no logran lo que se proponen. Ello puede generar una sensación muy dañina para la autoestima, que es el no haber cumplido lo que sus padres esperaban de ellos. Los padres que expresan lo orgullosos que están de lo que los niños son y van aprendiendo, favorece la confianza del niño en sà mismo.
Durante la infancia los niños tienen momentos de duda y desaliento, en que sienten que no logran cumplir con las expectativas que se tienen de ellos. La misión de los padres es lograr que a raÃz de estas dificultades, el hijo o la hija no se sienta subvalorado(a) y por lo tanto no disminuya su autoestima. Los efectos de la autoestima negativa tienden a perpetuarse. Salvo que haya intervenciones que actúen como experiencias emocionales correctoras, un niño(a) con una autoestima negativa tenderá a conservarla.
Algunas actitudes frecuentes de los padres que afectan el clima familiar y la autoestima de los niños son:
- Desaprobar ciertas conductas tan solo por ser auténticas y espontáneas.
- Hacerles sentir que el esfuerzo que realizan nunca es suficiente como para colmar sus expectativas.
- Castigarlos o reprenderlos por expresar lo que sienten.
- Burlarse, ridiculizarlos o compararse con ellos.
- Hacerlos sentirse culpables y/o responsabilizarlos de los problemas de los padres.
- Sobreprotegerlos, impidiéndoles que lleven a cabo sus proyectos o que intercambien impresiones con otros niños.
- Darles mensajes ambiguos a partir de los cuales los niños no saben lo que tienen quehacer o lo que tienen que pensar de sà mismos.
- Educarlos estrictamente según las expectativas de su género.
- Hacerles dudar de sus propias percepciones y deducciones acerca de la realidad.
- Mostrar todo tipo de violencia invisible.
- Obligarlos a que se comporten como lo que no son: más grandes o más pequeños.
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Categoría: PsicologÃa y PsiquiatrÃa.
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