La resiliencia y autoestima en los niños


Superar la adversidad y sobreponerse utilizando los recursos personales, es una de las características más importantes para tener una vida satisfactoria. La forma como se viven las situaciones es a veces más importante que la situación misma.

Las personas que son capaces de sobreponerse a la adversidad son descritos como personas resilientes. Ejemplos como Helen Keller, quien a pesar de ser ciega, sorda y muda, llegó a ser un gran aporte en la sociedad, o como Braille, quien justamente a raíz de su ceguera, generó un sistema de lectura para ciegos que se usa hasta ahora. Estas personas son un modelo acerca de cómo enfrentar la adversidad y ser una persona productiva.

La resiliencia ha sido descrita por Rutter (1981) como «un fenómeno demostrado por jóvenes que lo hacen bien de algún modo, a pesar de haber experimentado alguna forma de estrés, lo que a nivel de población general, puede conllevar un riesgo sustancial de un resultado adverso».

Todas las personas van a tener que enfrentar en su vida situaciones adversas, pero cuando estas han sido muy significativas en la infancia, pueden dejar profundas cicatrices. Ellas pueden afectar fuertemente la autoestima y dejar a los niños en un estado de mayor vulnerabilidad.

El modelo de Grotberg (1996) sobre resiliencia nos ayudará a entender cómo ayudar a desarrollar niños resilientes, permitiendo entender qué actitudes son necesarias para favorecer en las personas la capacidad de recuperarse de la adversidad. El niño o niña tiene que percibir que hay ciertas condiciones con las que cuenta, así como percibirse como alguien valioso y competente para enfrentar determinadas situaciones.

La resiliencia y autoestima en los niños Psicología y Psiquiatría

El modelo plantea que la persona resiliente se evalúa a sí misma de las siguientes maneras:

Yo tengo

Yo soy / Estoy

Yo puedo

A su vez, el tener una autoestima positiva es un factor protector que contribuye a formar niños resilientes. Lo opuesto a la resiliencia es la vulnerabilidad, lo que implica una sensación de fragilidad. Las personas resilientes tienen la capacidad de enfrentar las situaciones adversas, superarlas y lo que es más positivo, pueden aprender de ellas. En oposición, las personas vulnerables frente a las situaciones de adversidad se quiebran, se derrumban, no saben cómo enfrentarlas y por supuesto, disminuyen una situación de aprendizaje. Asimismo, pueden disminuir su capacidad de respuesta y lesionar fuertemente la confianza en sí mismo, que es el eje central de la autoestima.

Maddaleno (1996) plantea algunas preguntas que pueden orientarnos a ver en qué están los niños y cómo se podría ayudar a los padres a desarrollar conductas resilientes en sus hijos:
• ¿Alguien lo quiere incondicionalmente?
• ¿Hay un adulto a quien contarle sus problemas fuera de casa?
• ¿Se lo premia por hacer cosas por sí mismo?
• ¿Cuenta con su familia cuando la necesita?
• ¿Hay alguien a quien le gustaría parecerse?
• ¿Hace cosas agradables para caer bien?
• ¿Cree en poderes superiores?
• ¿Intenta hacer cosas nuevas?

Para formar niños resilientes se han descritos diferentes tipos de factores protectores: personales, familiares y socioculturales.
Personales

Características temperamentales:

• Mayor Coeficiente Intelectual (CI)
• Humor positivo
• Ritmos biológicos más estables

Características afectivas:
• Empatía
• Autoestima positiva
• Sociabilidad alta

Motivación al logro:

• Sentimiento de autoeficacia
• Autonomía
• Mayor orientación a la tarea

Familiares

• Ambiente cálido
• Un adulto apoyador y que confié plenamente en él o ella
• Comunicación abierta y respetuosa
• Familia estimulante desde lo afectivo y desde lo cognitivo
• Pautas de crianza positivas

Socioculturales

• Sistema de creencias y valores coherentes
• Redes sociales amplias
• Sistema educativo que apoya y confía en el niño o niña

Los factores protectores son de la mayor importancia, ya que muchos de ellos pueden ser reforzados desde el sistema familiar y escolar, si los adultos toman conciencia de la importancia de ellos, especialmente para los niños en situación de riesgo, interviniendo en fortalecer los factores protectores.
Las personas resilientes tienen la capacidad de enfrentar y superar las situaciones adversas y lo que es más positivo, pueden aprender de ellas.
En oposición, las personas vulnerables frente a las situaciones de adversidad se quiebran, se
derrumban, no saben cómo enfrentarlas y por supuesto, disminuyen una situación de aprendizaje .

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Categoría: Psicología y Psiquiatría.




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