Dimensiones de la autoestima de los niños
Una definición de la autoestima que ha tenido gran influencia en las teorÃas que se han desarrollado sobre cómo educar la autoestima, es la que sugirió Stanley Coopersmith (1976). Este autor la describió como una especie de monólogo interior en el cual las personas se narran una historia sobre sà mismas, centradas en las habilidades que se atribuyen, la importancia que le otorgan a su propia vida y el valor que se otorgan como personas. Asà habrá monólogos en que predomina una narración positiva y otros cargados de significados negativos, y esto puede variar según las áreas. La idea central es que en sus hijos predomine un relato positivo en las distintas dimensiones de la autoestima.
Los niños y los adolescentes pueden percibirse particularmente bien en algunas de estas dimensiones, y en otras pueden tener fuertes sentimientos de incompetencia. Hacer una evaluación precisa de la autoestima de los niños no es una tarea fácil, en parte porque la autoestima infantil no es un estado estático, sino que varÃa según las circunstancias en que les toca enfrentar las distintas etapas de su desarrollo. No obstante, a pesar de estas variaciones, la autoestima tiene cierta estabilidad. Un niño o una niña puede ver momentáneamente afectada su autoestima, porque recibió una mala nota o bien, porque algo no le salió como esperaba. Sin embargo, si su autoestima base es positiva se recuperará con rapidez, en tanto que si su autoestima basal es negativa, posiblemente sobredimensionará el suceso y se quedará en el problema.
Aunque parezca extraño, dos niños o dos adolescentes pueden describirse de la misma manera y tener niveles de autoestima muy diferentes. Si un niño le adjudica valor excesivo a una caracterÃstica que no tiene —por ejemplo, talento deportivo— y le adjudica poca valoración a caracterÃsticas que tiene —por ejemplo, habilidades artÃsticas—, su autoestima podrÃa ser negativa.
Por el contrario, si valora sus cualidades, y no le da mayor importancia a aquellos rasgos que no tiene, el resultado será una autoestima positiva. Por ejemplo: Félix se describÃa como alguien inteligente, pero malo para el fútbol. En la apreciación global de sà mismo, por la etapa de desarrollo en que se encontraba, el fútbol era muy valorado por él y su grupo social. Ser malo para el fútbol, era de algún modo sentirse marginado y poco perteneciente al grupo.
El sentirse perteneciente a un grupo, es un ingrediente esencial en la construcción de la autoestima. Su buen nivel de autoestima académica no alcanzaba a compensar su disminuida autoestima fÃsica, determinada por su falta de habilidad para el deporte ni su autoestima social negativa, por el exceso de valoración del fútbol para su grupo de iguales.
¿Se ha preguntado qué valora en sus hijos?
Si una familia valora excesivamente la belleza en su hija y no hay mucha valoración del rendimiento académico, las calificaciones mediocres no tendrÃan un impacto negativo en su autoestima; por el contrario, si la valoración de los padres fuera inversa —es decir, les importara más el rendimiento académico que la belleza—, el resultado serÃa una autoestima negativa ante esas mismas calificaciones escolares.
Lo mismo sucede si un niño es agresivo, en un contexto familiar violento. Describirse a sà mismo como peleador puede, a pesar de ser esta una caracterÃstica negativa, no tener mayor ponderación en la autoestima global, ya que el niño valorará su actitud violenta como autodefensa y además corresponde a una caracterÃstica que no es sancionada por su medio familiar.
Es importante en los primeros años que los padres estén conscientes de los aspectos que explÃcita o implÃcitamente valoran en sus hijos, porque ellos se transformarán en referente para el niño, acerca de cómo se debe ser y cuáles son las conductas y los aspectos que son valorados. Una excesiva valoración de la belleza en una niñita puede ir en desmedro de la valoración de aspectos como la inteligencia y la sociabilidad, atributos que le faltarán para tener una personalidad integral.
Existen ciertos indicadores que permiten a los padres evaluar en las diferentes áreas si los niños tienen una autoestima positiva o negativa. Las dimensiones de la autoestima son:
- Autoestima fÃsica.
- Autoestima social.
- Autoestima académica.
- Autoestima emocional.
- Autoestima ética.
Habrá monólogos en que predomina una narración positiva y otros cargados de significados negativos; esto puede variar según las áreas. La idea central es que en sus hijos predomine un relato positivo en las distintas dimensiones de la autoestima.
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Categoría: PsicologÃa y PsiquiatrÃa.
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