La dimensión ética de la autoestima de los niños
Se relaciona con la percepción que tienen los niños de sà mismos en el área moral; es decir, que se perciban como buenas personas, que son dignos de confianza y responsables, que son honestos, o bien por el contrario, sentirse que no son buenas personas o estimar que son poco confiables. También incluye la dimensión ética del autoconcepto «atributos» como: sentirse responsable o irresponsable, trabajador o flojo, veraz o mentiroso.
La dimensión ética depende de la forma en que el niño interioriza los valores y las normas, y de cómo se ha sentido frente a los adultos cuando las ha transgredido o ha sido sancionado. Si se ha sentido cuestionado en su identidad cuando ha actuado mal, su autoestima se verá disminuida en el aspecto ético. Evite toda afirmación que lo pueda dañar como «mal niño», «mentiroso», «ladrón», y más bien céntrese en sancionar las conductas: «eso no se hace», «estás equivocado», «hay que pedir las cosas antes de tomarlas».
El compartir valores refuerza y mantiene la cohesión de un grupo y es muy importante en el desarrollo de la pertenencia. Esta es una de las variables más significativas para la valoración personal (Reasoner, 1994) y que se encuentra muy relacionada con los aspectos éticos de la personalidad.
Es importante ayudar a los niños a tener claros los valores que orientan sus acciones. Cualquier decisión que se toma en la vida adulta está orientada por la jerarquÃa de valores que la persona ha adquirido en su infancia, por ello es muy necesario preocuparse del desarrollo social y moral de los niños.
Es en la edad escolar cuando se dan las bases para que los niños desarrollen interés por establecer relaciones positivas con otras personas y para tener un conjunto de valores que les permitan actuar con rectitud y en forma coherente. Se ha planteado que la amistad contribuye a desarrollar la conducta moral y prosocial. Los niños que tienen más amigos son más generosos, serviciales y tienen reglas morales más altas que los niños que son menos amistosos. Las personas que se rigen por sus valores son consistentes y confiables, y por lo tanto, más productivos y valorados por su medio.
A veces las familias tienen un sesgo que discrimina en relación a las conductas éticas aceptables para hombres y para mujeres, siendo menos tolerantes con la transgresión en las mujeres y estimulan una actitud más autoexigente. En tanto que a los hombres se les toleran más las conductas agresivas y son más permisivos con sus agresiones.
Es necesario que los niños perciban una actitud consistente y que se acostumbren a realizar reflexiones éticas frente a las conductas. La reflexión ética debe considerar el sentido de responsabilidad, tanto consigo mismo como con otros, y con las tareas y desafÃos que se van encontrando diariamente.
Pensar si lo que hace puede ser dañino o beneficioso para otro, es un referente importante para guiar la conducta de manera positiva. Paulatinamente el niño va interiorizando una actitud reflexiva que incluye la dimensión ética en la resolución de problemas y logra un cierto grado de autonomÃa moral en la toma de decisiones, siendo un aprendizaje que lo acompañará durante toda su vida en los dilemas que deba enfrentar. En relación al sentido de responsabilidad consigo mismo, el niño tiene que ir desarrollando una conducta de autocuidado y preocupación por sus propias necesidades.
La percepción de sà mismo de los niños en esta área tiene que ver con las virtudes y defectos, que conlleva de algún modo una connotación moral. Cuando la percepción de sà mismo en la dimensión ética es negativa se genera culpa, lo que puede relacionarse con elementos depresivos de personalidad en la infancia y en la adolescencia.
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Categoría: Consejos para Mamá.
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